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Mi estupendo fin de semana se resumió a dar vueltas por la casa como zombie. Entrando y saliendo del estudio, de la alberca, de mi habitación y de la bañera.

Para el lunes, ya no sabía qué hacer. Hasta hoy, llevo dos días —sábado y domingo— intentando reacomodar lo nuevo en el plano de la casa de los Moore. Mi trabajo consiste en entregarles lo que ellos desean tener en su futuro, pero a veces, los clientes no suelen ser objetivos al momento de dar opiniones sobre los planos, quieren ver lo que piden plasmado en papel y en vivo a todo color. Resoplo, exasperada. La paciencia es algo clave en esto. Así es este trabajo.

—¿No quedaría mejor aquí? —sugiere Ginnie, señalando un punto en el plano con la boca llena de manzana.

—No lo sé... La distribución del patio y el área que sería pavimentada ya estaba seleccionada. ¿Crees conveniente ajustar el espacio?

Ginnie termina de masticar y dice:

—No creo que uno o dos metros que desplaces el área que llevará piso rígido les afecte. Tu tranquila, Ellie. Todo saldrá bien.

Ginnie es muy positiva. Su personalidad encajó perfecto con la mía. Exceptuando las ocasiones en que me hizo sentir demasiado adulta con su personalidad fresca y joven.

Lleva el cabello rubio cortado hasta el hombro y sus traviesos ojos verde esmeralda brillan joviales al comentarme y recomendarme cosas para la distribución del lugar.

—Estoy exhausta, Gin. ¿Por qué no se limitaron a dejar el plano como estaba? —gimo con desespero.

Ginnie se encoje de hombros y desplaza el plano hacia su lugar en el escritorio. Decido parar de quejarme y contribuir más al término de éste trabajo.

•••

Hoy es miércoles, los cambios por fin están listos. Imprimo el plano modificado para ir mañana con los Moore a mostrárselos.

Estoy apagando la computadora, cuando mi celular timbra. Es Jeff. Frunzo el ceño.

—¿Hola?

—Ellie. Me alegra oírte. ¿Cómo estás?

—Hola Jeff. Estoy bien, ¿y tú?

—Bien. Te llamo para preguntarte si quieres ir a cenar conmigo. Sólo cena, te lo prometo.

Vacilo un momento.

—De acuerdo. Dame veinte minutos.

—Paso por ti en media hora, ¿te parece?

—Está bien. —Dios chica, intenta mostrar alguna emoción.

—Nos veremos entonces.

—Adiós.

Termino la llamada y suspiro frustrada. ¿Cómo es que todo está tomando direcciones tan extrañas? Suelo tener mi vida personal bajo control. Con la aparición de Chris y la llegada de Jeff a la ciudad, parece que mi razón ha decidido tomarse unas vacaciones reemplazándolos a ellos en mi mente.

—Joder —mascullo.

Paso por la cocina y saludo a mi tía y a Lena.

—Hola cariño, ¿ya has terminado? —pregunta tía Anne.

—Sí. ¡Al fin!

—¿Estás lista para cenar? —pregunta Lena, acercándose a los gabinetes con la clara intención de tomar un plato.

—De hecho, eso quería comentarles. Saldré a cenar.

Ambas me miran con sorpresa.

—¿Ah sí? —pregunta mi tía—. ¿Con quién?

Te Pertenezco (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora