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Un ruido molesto me despierta de golpe. Tardo en caer en cuenta que es mi celular demandando atención. Frunzo el ceño al sentir un peso inusual a mi lado.

Chris está profundamente dormido. Me levanto con rapidez a buscar una blusa y contestar el teléfono. Cuando lo tomo, veo el nombre del señor Moore en la pantalla. Sonrío, ¿será que la obra estará a punto de ser autorizada?

—Buenos días señor Moore. ¿Cómo están todos?

Salgo al balcón para que Chris no despierte.

—Buenos días, Ellie. Necesito hablar contigo sobre algo —carraspea la garganta y continúa—. Lamento si soy muy directo.

Frunzo el ceño. ¿Qué está pasando?

—Te admiramos mucho por tu trabajo con nuestra casa y estamos infinitamente agradecidos por ello —continúa—. Pero, desgraciadamente no llevaremos a cabo la obra. Una persona nos contactó y al mostrarnos sus diseños, mi esposa quedó encantada con ellos. —mis ojos se llenan de lágrimas. No puede estar pasando esto—. Por el pago no te preocupes, ya fue depositado en tu cuenta, sólo quería avisarte que hemos cambiado todo. Te ofrezco mis más sinceras disculpas, y, tal vez en el futuro, podamos concretar una construcción con uno de tus diseños.

Suena tan tranquilo mientras yo... me derrumbo por dentro. Me trago las lágrimas y respondo:

—No se preocupe señor Moore, lo entiendo. Espero que su casa quede tan y como ustedes lo desean. Más tarde paso por mis cosas.

—No te preocupes, ya enviamos a alguien a que te las entregue personalmente.

Mi corazón se parte un poco más.

—Está bien, entonces. Felicidades, señor Moore. Suerte.

—Gracias Ellie, y disculpa.

—No hay problema.

Cuelgo la llamada y solo entonces me permito llorar. Ginnie quedará destrozada de igual forma. ¿Cómo pudieron desecharnos de esa manera?

¿Ellie?, ¿qué ocurre? —Chris yace en el quicio de la puerta de cristal mirándome con preocupación. Corro hacia él y lo abrazo.

Dedicamos meses en perfeccionar la casa a su gusto aunque no estuviera de acuerdo con ciertas cosas, y justo cuando todo está listo, me cancelan. Mi sueño de ver uno de mis diseños vueltos realidad se fue directo al caño.

Cuando me calmo, le relato a Chris lo que el señor Moore me había dicho. Me lleva adentro y nos recuesta en la cama sin dejar de abrazarme y caigo víctima del sueño una vez más.


Al despertar, Chris me brindó de nuevo su comprensión. Le dije que no quería que se fuera. Realmente me siento como basura. Algo desechable.

Mi celular comienza a sonar de nuevo y cierro los ojos. Chris me lo tiende cuando el aparato deja de sonar. Reviso las llamadas perdidas y caigo en cuenta que son de Jeff.

De pronto, todo encaja como un rompecabezas.

¡Hijo de puta!

—Maldito —murmuro con coraje.

—¿Qué? —me pregunta Chris.

—Sé quién fue.

Marco el número de Jeff y responde casi al instante.

—Hola Ellie, quería hablarte de...

—Te diré que sucederá a partir de ahora —le digo, mientras me levanto de la cama—. Si antes no te quedaba claro, espero que con esto lo entiendas. No quiero volver a verte jamás. ¿Me oíste, imbécil? Esto que me hiciste es un golpe tan bajo que jamás lo esperé de ti. Espero que te aproveche, hijo de puta.

Te Pertenezco (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora