6

28.7K 2.1K 96
                                    


—¿Qué has dicho? —replico con horror.

Sé exactamente qué dijo. ¿Qué le pasa?

—Lo que escuchaste.

—¿Sabías que responder una pregunta con otra es una falta de respeto? —responde, ofendido.

—¿Sabías tú que hacerle preguntas personales a alguien que apenas conoces, es descortés y ofensivo? Ultimadamente, a ti no te interesa mi vida personal. —Me levanto de la silla—. Y si me disculpas, creo que esto es un error. Haber venido es un error. No tengo nada que estar haciendo contigo en primer lugar.

Me doy la media vuelta sorprendida de mi agilidad y camino lo más rápido que puedo con mis tacones. ¿Cómo se atreve a preguntarme eso?

¿Por qué diablos estoy tan enojada por ello?

Tras salir del lugar y dedicarle una mirada de disculpa a la señora que saludamos al entrar, camino molesta bajo el sol sin dirección aparente. ¿Cómo demonios voy a regresar? ¡Estúpida!

—No te vayas —escucho que dice detrás de mí. Su tono no admite réplicas, pero aun así le doy una.

—Vete al demonio. —espeto. Me toma fuerte del brazo, deteniendo mi andar. Cierro los ojos y suspiro antes de girarme hacia él.

—No. Te. Vayas. —repite, haciendo énfasis en cada palabra y mirándome a los ojos, como si quisiera atravesarme. Su aliento a tabaco inunda mis fosas nasales, y combinado con su perfume, lo siento como una mezcla embriagadora. Mis extremidades ceden y Chris me suelta.

—¿Qué es lo que quieres de mi? —le pregunto, sin soltarle la mirada.

—Sólo le hice una simple pregunta, señorita Hamilton. ¿Puede responderla? —No digo nada—. ¿Tiene novio?

Aprieto la mandíbula. ¿Soy capaz de ceder?

Creo que sí.

—No —admito—. No tengo.

Una sonrisa enorme se dibuja en su rostro. Bastardo.

—¿Era muy difícil? —Esa sonrisa triunfante me hace querer quitársela de un golpe, pero me contengo—. Acompáñeme a comer, por favor. Por eso la invité, me agrada su compañía.

No respondo, estoy demasiado enojada, pero incluso en este estado puedo notar que ya no me tutea.

—Mire, sé que no la conozco, y créame que no suelo hacer este tipo de cosas —ríe, luego me mira fijamente—. Pero me gustaría entablar una relación... amistosa, con usted. Y si es posible, me gustaría que eche un vistazo a mi casa.

¿De esto iba todo? No estoy del todo segura, pero no me atrevo a humillarme de nuevo. Sus increíbles ojos me miran suplicantes, pero no sé exactamente qué suplican.

Toma mi mano y nos dirigimos de nuevo a la cabaña, caminando en total silencio. Cuando tomo asiento de nuevo, la copa de agua mineral ha sido reemplazada por vino. Me siento más que agradecida por ello. La tomo y doy un sorbo.

Cuando Chris toma asiento frente a mí, le respondo.

—De acuerdo. —Asiento con la cabeza. Miro que nos sirven la comida que pedimos anteriormente y de pronto siento un nudo enorme en el estómago.

—¿Sería descortés si le digo que no tengo apetito? —pregunto, tentándolo.

—Sí. Si me molestaría. —admite —. Así que intente comer.

No es una petición, es mas como una orden.

Desgraciado.

Comemos en un silencio agradable, acompañados de los sonidos del golpeteo de los cubiertos con el plato y pláticas murmuradas.

Te Pertenezco (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora