IV

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Tony salió a la noche y se sintió engullido por el cálido aire de Florida, que pareció filtrarse en sus músculos y sus huesos. Se sintió mareado y titubeó. Él le puso una mano en el hombro y lo guió hacia un Chevrolet Camaro azul oscuro.

- Vamos - dijo el hombre. Había ido hasta un costado del coche y le sostenía la portezuela abierta. Tony se acercó.

- Es una noche preciosa - dijo

- Es una noche preciosa, Thor - lo corrigió él. Al ver que Tony lo miraba con expresión interrogante, le ordenó - ¡Dilo!

- Es una noche preciosa, Thor

- Bien. Llámame Thor

- De acuerdo

- Así es como me llamo. Thor Odinson

- De acuerdo. De acuerdo, Thor - Él sonrió.

- Eso me gusta - Tony tenía una expresión de extrañeza - Es mi nombre auténtico. Es importante que comprendas que no voy a mentirte. Nada de falsedades. Todo será verdad.

Tony asintió con la cabeza. Ni por un instante dudó de él.

- El cinturón - dijo él. Tony obedeció - Vas a convertirte en biógrafo - le anunció.

- ¿Biógrafo?

- Eso es. En la guantera encontrarás cuadernos y bolígrafos. Son para ti. Cerciórate de llevar siempre suficientes para anotar lo que yo diga

- No lo entiendo exactamente

- Ya te lo explicaré por el camino - Lo miró y sonrió. Cerró la portezuela, dio la vuelta al coche y se subió al asiento del conductor. Tony lo observó ponerse el cinturón de seguridad y encender el auto - Prueba la manija de tu puerta - indicó. Tony puso la mano en el manija y tiró. La manilla se movió, pero la puerta no se abrió - Uno de los aspectos más interesantes del diseño del Chevrolet Camaro es que los tiradores de las puertas son notablemente fáciles de desconectar. Así que cada vez que paremos tendrás que esperar a que yo salga y te abra la puerta. ¿Entendido? - Tony afirmó con la cabeza - Eso lo aprendí en Cleveland, cuando cubría el entrenamiento de un jugador de fútbol americano al que le gustaba recoger prostitutas y hacer exhibicionismo. Cuando intentaban bajarse del coche, no podían. Eso era lo que lo excitaba de verdad - Thor lo miró - Verás, cosas como ésas son las que tendrás que escribir - Señaló con la cabeza la guantera. Tony experimentó un momento de pánico y se apresuró a alargar la mano para abrirla. Pero él lo detuvo.

- No pasa nada, sólo estoy poniéndote un ejemplo - Lo miró, Tony asintió - Bien - dijo él. A continuación metió la marcha y aceleró suavemente, internándose con lentitud en la oscuridad de la autopista. Tony giró la cabeza y contempló una vez más las estrellas. De pronto se acordó de aquella canción infantil y la repitió para sí: «Estrellita, estrellita, la primera de esta noche, haz que mi deseo se haga realidad».

«El deseo de vivir», pensó.

....

- Perdone que lo haya hecho esperar - le dijo el detective Coulson - Vamos a mi despacho - Steve lo acompañó por un pasillo - En realidad es un cubículo, un espacio de trabajo. Lo cierto es que ya no tenemos despachos de verdad, con puertas. Supongo que es el progreso - Steve sonrió, y él le indicó una silla - ¿Y bien?

- Ésa es mi pregunta - replicó Rogers

- Está bien. Aquí tiene - Le entregó una hoja de papel que depositó sobre la mesa. Se trataba del dibujo de un hombre de cabello rizado y piel oscura, no mal parecido excepto por los ojos, muy hundidos, que le daban una expresión ligeramente cadavérica.

The Murderer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora