XVI

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- Sube al coche y espera - ordenó. Tony advirtió que su tono de voz había recuperado aquel timbre acerado

Hizo tal como le decía. Su cerebro trabajaba a toda prisa, imaginándose a las dos chicas y lo que estaba a punto de suceder. Intentó cerrar la mente y expulsar aquellos pensamientos de su cabeza. «No puedo pensar en nada - se dijo a sí mismo - No ocurre nada a mi alrededor». Permaneció sentado en el coche, con los ojos cerrados, procurando concentrarse en el ruido distante del circuito de carreras, dejando que aquellos sonidos lo invadieran y excluyeran todo lo demás.

- ¡Hola!

- ¡Hola!

Levantó la cabeza abriendo los ojos rápidamente, y el sol lo cegó.

- ¿Pasamos al asiento de atrás?

- Si no les importa - dijo la voz de Odinson - Está un poco apretado, lo siento

- Oh, no hay problema. Mi novio tiene un Firebird, que es bastante parecido, y he pasado mucho tiempo en el asiento de atrás... - Rieron las dos, Vicki y Sandi - No me refería a eso - dijo Vicki-. De todas formas, ¡va a alucinar de verdad!

Las dos chicas se apretujaron en el asiento de atrás. Estaban arreboladas y emocionadas, y no dejaban de hacer risitas, al límite del control.

Odinson se sentó al volante.

- Conozco un parque pequeño, aunque en realidad es casi un bosque, que está no muy lejos de aquí. Vamos hasta allí, hacemos unas cuantas fotos en algún lugar agradable, y después Tony y yo las volvemos a traer aquí, ¿de acuerdo?

- Suena genial - contestó Vicki

- Por mí, bien, siempre que estemos de vuelta para las seis

- No hay problema - dijo Odinson

Las chicas rieron de nuevo.

Odinson sacó el coche del área del circuito de carreras.

El cerebro de Tony gritaba a las dos chicas: «¡Por qué no preguntan! ¡Pregunten cómo es que conoce un parque desierto! ¡Cómo es que sabe exactamente a donde va! ¡Ya lo tenía preparado de antemano!». Pero no dijo nada.

Odinson rompió el silencio.

- Ten el cuaderno a mano - le dijo en voz queda. Tony buscó instantáneamente papel y lápiz. Luego Odinson alzó la voz - Bueno, chicas, no quiero que se pongan nerviosas, van a ser unas fotos de lo más inocente. Pero tengo que preguntarles una cosa: las dos tienen más de dieciocho años, ¿verdad?

- Yo tengo diecinueve - respondió Sandi - y Vicki veinte

- ¡No los cumplo hasta la semana que viene!

- Eh - dijo Odinson - Bueno, pues entonces feliz cumpleaños con una semana de adelanto. A ver si podemos hacer algo para que este cumpleaños sea algo especial que celebrar, ¿vale?

- ¡Y tanto!

- Señor Corona - preguntó Sandi tímidamente - no quisiera entrometerme ni, no sé...

- Adelante - la animó Odinson en un tono de voz tan bondadoso como le fue posible - ¿En qué estás pensando?

- ¿Playboy paga las fotos que publica?

Odinson rió.

- ¡Naturalmente! No creerías que íbamos a hacerte pasar por toda esa pesadez que supone una sesión fotográfica sin pagarte, ¿no? Una sesión fotográfica es un trabajo duro. El maquillaje, el posado, la intensidad de los focos; y además siempre hay algo que sale mal. En ocasiones, conseguir una foto adecuada para la revista puede llevar horas. Creo que la tarifa habitual, por lo menos la última vez que yo hice algo así, era mil dólares por sesión...

The Murderer Donde viven las historias. Descúbrelo ahora