19- El final no esta cerca, llegó

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Stiles

Hoy es ese día que sabía que iba a llegar, el día que de un mes aquí quería que se alargara, el día que marcaba un antes y un después, el día que cambiaría las cosas, el día que la mamá de Lydia volvía.

Yo había leído por ahí que el amor mata y envenena, y vaya que ese escrito estaba llevo de verdad, Lydia me mató con su sonrisa y me envenenó con sus besos y yo apenas tengo 17 años y no se como he podido amar tanto a alguien.

Ella es poesía, ella es luz, ella es alegría, ella es energía, ella es pasión, ella es hermosura y sobretodo ella es el foco que alumbra mi camino oscuro.

Nadie sabe lo que es ser egoísta, hasta que se enamora. Y nadie sabe lo que es ceder, hasta que se enamora.

Y le tengo pena a esas personas que no se han enamorado nunca, que no saben lo que se siente esto, es lo más maravilloso que he sentido en mi vida y solo con ella lo siento.

Nunca imaginé que me enamoraría de Lydia, es lo último que pensé, vaya que el universo me hizo una muy mala jugada.

Hoy es Domingo, vine temprano a casa de Lydia, su madre viene por la tarde, ella quiere que su madre llegue por que la extraña, pero al mismo tiempo no quiere que llegue por que piensa que vendré menos a visitarla. Tal vez ya no me quede a cocinarle o a ver que ya esté dormida pero si vendré todos los días, es mi novia.

Estamos acostados en su cama, hablando de nosotros, de lo que queremos, de nuestros sueños, de todo.

— Siempre quise ser cantante— me dijo ella poniendo sus ojos en mí.

Esos ojos verdes que me vuelven loco.

— Gracias a Dios que no lo eres entonces, cantas fatal, Lydia.

Ella se hizo la ofendida.

— ¡Oye! Por lo menos yo no invoco a satanas cuando canto.

Ahora el ofendido soy yo.

— Sabes que canto hermoso, solo tienes envidia.

— Quiero que me digas algo de tu vida, Stiles, algo que no le hayas dicho a nadie— ella se puso seria de repente. Puso su cabeza en mi pecho y empezó a acariciar mi estómago.

— Lo hago si tu igual me dices algo.

— Hecho.

— Bien, lo más impactante que me ocurrió fue la muerte de mi madre, pasó cuando yo tenía 8 años y después de ahí he quedado con un tipo de trauma. Sentí que mi mundo se vino abajo. Ella era como mi soporte y cuando se murió... todo se derrumbó— mi voz se escuchaba muy nostálgica.

— Stiles... lo siento yo....

— Déjame terminar. Ahora que han pasado casi diez años de su muerte y mi padre o mis amigos me preguntan como me siento, les respondo que estoy bien, que el dolor se hace menor con el pasar del tiempo. Pero realmente no es así, ese dolor sigue intacto como cuando tenía ocho años y se que nunca va a disminuir, se que siempre permanecerá ahí recordándome que estoy vivo y que puedo sentir dolor emocional. Es un dolor indescriptible, Lydia, el dolor que solo te puede causar alguien que verdaderamente amas y... se va.— una lagrima salvaje cayó por mi ojo y después un gran suspiro que se que Lydia sintió por que esta encima de mi pecho.

Ella se volteó quedando cara a cara conmigo y me dió un fuerte abrazo, no dijo nada, solo me abrazó.

— Todo estará bien, Stiles, ella te puede ver desde donde está y apuesto mi vida a que esta orgullosa de el gran hijo que tiene.

— Gracias, pequeña calabaza.— le dije antes de darle un corto beso, ella se sonrojó.

Me encanta cuando se sonroja.

CIEGA- Stydia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora