XLII

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"Trágate todas tus dudas ¿Qué es lo que realmente deseas?
Al final de este deseo ¿Habrá algún mañana transitorio?"


Una salida al centro comercial les hace parar en un expendio que nunca había visto, pero que su madre parece conocer bien, un hombre de pelo negro largo, un extraño payaso atendiendo. Risas entre ambos, mientras el hombre declara que la cuenta corre por la casa, la mujer quiere declinar, pero al final accede.

Un par de crepas son pedidas, siente la mirada del hombre vestido de payaso, un escalofrió le recorre la piel, pero al sentir la mano de alguien tomando su hombro no puede evitar girarse, la sonrisa del pelinegro le hace sentir mejor.

Ambos parten dentro del expendio, un descuido de su madre quien atiende una llamada le da la libertad de ver el lugar y escucha algo que no debe o al menos eso siente porque su pecho duele, pero ya es demasiado tarde para dejarlo pasar, la curiosidad se ha estacionado en él como de costumbre instándolo a quedarse mientras escucha a escondidas.

—Le has dado miedo —hablo el hombre de orbes esmeraldas— mientras sigue al pendiente del sartén.

El hombre vestido de payaso suspira, la máscara sigue inmutable, pero su pesar puede percibirse —Una vez más ese niño nos ha salvado, primero del fuego me ayudo —empieza, su hijo tuerce el gesto al recordar aquella batalla entre ambos que ahora solo es un recuerdo que guarda con honor, su primer encuentro, lo único que lo mancha es el patético actuar de su padre, aquel incendio que se provocó —si el rompecabezas hubiese sido tuyo tal vez ese sería tu futuro —termina mientras un par de lágrimas salen, perder contra Solomon no fue del todo tan malo, perdió su juventud, pero aún sigue con vida y eso le basta.

Suelta un largo suspiro el hombre que empieza a servir las crepas —Yugi —le nombra y en sus labios su nombre le resulta tan extraño, como algo que ya no debería ser mencionado ante el nacimiento del faraón que ahora podía tener una vida normal —El destino que él tuvo solo fue escrito para su persona, yo jamás hubiese podido completar el rompecabezas —se muerde el labio inferior, las burlas de Ryou Bakura hacen revuelo en su ser al recordar sus palabras, aun no las olvida y comprende que eran ciertas, la diferencia entre él y Yugi es demasiada aun así hubiese querido una revancha tal vez nunca le ganaría, pero ya no se puede, él se ha ido lejos y ahora debe permanecer en el anonimato del pasado, mientras los demás siguen un futuro sin él.

La conversación sigue, pero el llamado de su madre le insta a volver, el nombre que ha escuchado le duele, se le hace una combinación trágica entre la nostalgia que le embarga y no le suelta ¿Tal vez ese Yugi podría ayudarle? Piensa mientras regresa a la mesa y es llenado de preguntas por su madre, quien frunce el ceño y reacomoda los lentes, aquella expresión que hace le causa nostalgia, siente que hace tiempo la ha visto, se la ha ofrecido, pero de cierta forma no era para él si no para alguien más, alguien que no puede distinguir por lo cercano que estaba a él.

Los platos son colocados en la mesa, sus ojos brillan ante el chocolate encima y las chispas, un guiño del hombre mientras un reclamo sale por parte de su madre —¿Ryuji comprendes que podrían salirle caries?

—Oh vamos deja al chico disfrutar —sonríe divertido, un bufido por parte de ella, mientras él se va no sin antes espolvorear su cabellera.

Da el primer bocado, su sabor es dulce y al mismo tiempo gentil como él.


The Soul →【Blindshipping】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora