The Soul →【Blindshipping】

XXIII

"Innumerables emociones llenan mi corazón de notas musicales, la canción que había desaparecido antes de nacer conforta mis parpados cerrados incluso si después mi voz y forma se hayan perdido"

Sintió su calidez habitual, reconoció aquella resonancia a la par con la suya, pero también comprendía la magnitud de la situación, él mal frente a él, aquel fragmento de Zorc, la Sortija del Milenio había vuelto y con ello se había desatado un caos aun mayor del que se había presentado.

La unión de sus almas en completo silencio, ambas fuerzas encajaban a la perfección como las piezas del mismo rompecabezas que portaba, pero esta vez su forma no estaba presente, solo la energía que emanaba de él, llevo el brazo izquierdo al frente, alzo su mano derecha para elegir la carta que el destino les tenia preparados a ambos.

Sin verla había puesto su completa confianza en el mazo que había construido su compañero, la coloco frente a él y de esta la luz dorada resplandeció, Palladium Oracle Mahad había salido de ella y con su ataque el duelo había finalizado, todo rastro de la sortija como del mal había desaparecido.

Mientras la oscuridad se disipaba y todos volvían a la normalidad llevo su mano al colgante, eh ahí nuevamente su separación, aquella que no quería vivir de nuevo porque no quería verle llorar, no otra vez.

Esta vez no hubo lágrimas, miro su semblante, aún seguía siendo el mismo chico amable que había conoció podía jurarlo, pero en su mirada denoto aquella fortaleza que se había negado a ver cuándo ambos estaban juntos, su partida le había hecho bien, lo reconocía, lo sabía, lo entendía, y aunque le dolía el verlo ahí frente a él le demostraba que no había razón para preocuparse, nunca la hubo, ese chico había sobrevivido por sí mismo y estaba bien.

Una sonrisa se esbozó de ambos, una pequeña, cerró los ojos mientras colocaba su mano en el centro de la pirámide, justo frente en el Ojo de Horus, una última mirada hacia su compañero que asentía, él sabía lo que pensaba hacer y estaba de acuerdo, Atem lo comprendía a la perfección, aquel objeto ya no era necesario en ese mundo más justo como él.

Ambos se habían separado en dos mundos diferentes y habían aprendido en su lejanía mientras crecían, aquel Yugi no era su Yugi ya y aun así no podía dejar de verlo de la misma forma, pero tenía, debía, era lo más sensato ante su olvido, porque aquel duelo que había amenazado la vida de todos había terminado y con ello el adiós definitivo volvía.

Sintió desvanecer el objeto que aquel chico porto con orgullo, no por nada le habían tomado ocho años completarlo, unos minutos la segunda vez, pero ahora solo era polvo esparcido entre el viento que mecía ambas cabelleras.

Sintió la luz envolverlo, era hora de partir, miro su semblante, sus orbes brillar, no había lágrimas y una parte de él las esperaba, otra se alegraba de verle de pie sin lamentaciones solo mirando hacia el frente, al final aquellas palabras se las guardo y en silencio desapareció, no tenía el valor de preguntarle ¿Me has extrañado tanto como yo a ti? No, no lo tenía porque temía a la respuesta, si era un no confería lo irrelevante que su existencia había sido para él y quería pensar solo un poco, que aun ahora era importante dentro de aquel corazón donde una parte de sí mismo quiso permanecer para siempre.

Se miró en medio del palacio y junto a él aquellos fantasmas de las personas que alguna vez quiso, Mana fue la primera en recibirlo, le tomo de la mano para llevarlo con ella, todos estaban frente a la puerta de su habitación, prontamente Seth y Mahad habían tomado cada uno una las manijas de la inmensa puerta para abrirla, la luz blanca se hizo presente, su regresar al mundo de los vivos había traído consigo un nuevo recuerdo, aquella fatídica coronación, la muerte de su padre, el Faraón.

Cerró los ojos y camino con porte junto a ella, los recuerdos iban y venían dándose cuenta que el orden iba cambiando, al final rio recordando aquel laberinto que era ese Rompecabezas por dentro, aquel que representaba su confusión y que aun afectaba sus recuerdos.