Capítulo 5

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Veo sorprendida a la mujer que está ante mí, castaña, piel clara, ojos grandes y azules, muy hermosa y supongo que tiene la misma edad de mi madre. Me pongo de pie para saludarla.

-Un gusto conocer a la mujer que le robó el corazón a mí madre- le digo tendiendo mi mano para estrechar la de ella en un cordial saludo.

-Un gusto conocerte a ti, tu madre desde que nos encontramos me ha hablado mucho de ti, tanto que es como si ya te conociera- me dice nerviosa estrechando mi mano.

Vamos a la sala para hablar un poco, y comienzo a entender porque mi madre se enamoró de ella, es muy dulce y amable, se que tiene una cafetería, no tiene hijos, tiene 2 perros pastor alemán, vive a 2 calles, entre otras cosas.

-Yo debo retirarme, voy a hablar con Ari ma- le digo poniéndome de pie.

-Un gusto conocerte Martha, espero verte seguido por aquí- le digo dándole un beso en la mejilla.

-Ten por seguro que sí- me dice regalando me una sonrisa.

Subo las escaleras escuchando la risa de mamá y de Martha. Entro a mi habitación y cierro la puerta, tomo mi celular y la llamó.

-¿Hola?- responde Ari con su dulce voz.

-Hola Ari, ¿Interrumpo algo?-le pregunto.

-Claro que no As, tú nunca interrumpes- me contesta rápidamente.

-Vale -respondo.- A que no adivinas que paso-le digo mientras me siento en mi cama.

-Cuentame que ha pasado-me dice ella con algo de curiosidad.

Después de contarle lo que sucedió después de que se fuera a su casa hice mis tareas y el resto de la tarde la pasé escuchando música en mi habitación, llegaron las  11 de la noche y me metí a bañar, en la ducha me puse a analizar todo lo que a pasado en este día, besé ha Aria, me dije mis sentidos, descubrí mi sexualidad, mamá sabe de mi sexualidad, mamá es bisexual, mamá tiene novia.... Si eso no es mucho para una mente de una adolescente, no se que lo sea.

Aún con esos pensamientos salgo de la ducha ya vestida con mi pijama y me acuesto en mi cama después de apagar la luz de mi habitación, estoy por quedarme dormida cuando escucho ruidos en mi ventana, con pereza me dirijo a esta y abro la cortina, para mí sorpresa Aria está del otro lado sobre el árbol que une nuestras ventanas. Con cuidado abro la ventana.

-¿Estas loca? Te puedes caer-le digo mientras le tiendo mi mano para que se sostenga mejor.

-Pero no me caí-dice ya después de que entra a mi habitación.

La sostengo para que pueda ponerse de pie pero tropieza y cae sobre mi, afortunadamente caemos sobre el puf que está cerca de la ventana.

-Ten acabas de caer-le digo sonriendo de manera burlona.

-Pues tu tambien-responde de la misma manera mientras se intenta levantar.

-Pero fue tu culpa-le digo mientras la sujetó de la cadera.

Ella se ríe mientras me ve a los ojos, y de pronto se queda callada, baja la mirada a mis labios e instintivamente yo a los suyos, no acercamos más y terminamos con la distancia para darnos un beso lento y suave. La dejo libre de mi agarre después de finalizar el beso, nos ponemos de pie y la tomo de la mano viéndola a los ojos.

-Aria, yo nunca había sentido algo así por alguien antes, los sentimientos que tengo por ti son muy fuertes y no puedo controlar los, desde la primera vez que te vi siento algo inexplicable por tí, cuando caíste sobre mí en el pasillo y observé tus hermosos ojos verdes ya no he podido ver otros que no sean esos, me gustas, me gustas más de lo que piensas-le digo mientras me acerco a ella.- Yo... Solo quiero preguntar... Si tú....-respiro profundamente.- ¿Quieres ser mi novia?-le pregunto al fin después de unos segundos en silencio, sonrojada y con los nervios de punta solo puedo mirarla.

-Astrid... Yo sí quiero ser tu novia-dice después de abrazarme y esconder su cabeza en mi cuello.

Solo atino ha abrazarla, ella es más especial e importante de lo que piensa para mí, después de estar unos minutos abrazadas, sin hablar, disfrutando la compañía de la otra nos separamos, ella solo me sonríe y comenzamos a hablar ahí de pie, junto a la ventana, y la luna testigo de lo que a pasado esta noche.

-Astrid ya son las 2 de la mañana, ¿No crees que ya deberíamos Dor...-y no la dejo terminar ya que plantó un beso en sus bellos labios.-¿Y eso que fué?-pregunta después de que nos separamos.

-Fue un be...- no termino de hablar cuando ella me planta un beso.

El beso pasa de ser tierno a no más intenso, la acerco más a mi tomándola de la cintura y ella pasa sus brazos por mi cuello, bajo mis manos un poco y la sujeto por las piernas levantando la. Ella me rodea la cadera con sus piernas mientras yo tengo las manos en su bien formado trasero, la pego a la pared y lanza un pequeño jadeo. Comienzo a bajar los besos por su cuello y mordiendo un poco sin dejar marcas, ella suspira a aprieta más su agarre en mi cadera. La separo de la pared y sin dejar de repartir besos me siento en la cama con cuidado y la dejo sentada sobre mí, comienzo a besarla de nuevo en los labios mientras que mis manos recorren sus piernas de arriba hacia abajo, bajo los besos de nuevo al cuello, hombros y cerca de sus pechos. Mis manos suben por su cadera  acariciando un poco su trasero, comienzo a subir las manos por su vientre y su cintura, ella se estremece, sigo mi camino hasta llegar a la parte de su sostén, los masajeo sobre el sostén y ella lanza un pequeño gemido en mi oído, algo en mi termina de encenderse le saco la blusa rápidamente dejándola en sostén.

Admiro su belleza y ella se sonroja e intenta cubrirse, mientras yo niego con la cabeza ya que me he quedado sin palabras, la vuelvo a besar, dejando ver todos mis sentimientos por ella en ese beso.

-¿Deseas continuar?-le pregunto mientras le doy un pequeño beso en la mejilla

-En otro momento-me responde sonrojada

-Vale cariño- le digo mientras tomo su cara y reparto muchos besos sobre ella provocando su risa.

Se quita de arriba de mí y va por su blusa, se la coloca, se acerca a mí y me da un beso en los labios.

-Debo ir a casa bonita-me dice cuando nos separamos.  

Hago cara de perrito triste y ella acaricia mi mejilla.

-Nos veremos mañana, eso no lo dudes Princesa-me dice para después alejarse a la ventana.

Me acerco y la veo ir por el árbol hasta que entra a su habitación, se despide con la mano mandándome un beso que me hace sonreír como tonta y cierra la cortina. Cierro la cortina y me doy media vuelta para ir a mí cama, me acuesto y me cubro con la manta para después quedarme profundamente dormida.

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