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   La respuesta me llegó de desprevenida. ¿Yo? ¿Ayudar a la policía? Muy bien, si mamá se molestó porque practico Artes Marciales, con esto se crea el fin del mundo.

   Pero ahora otra cuestión se me venía a la cabeza. ¿Por qué yo? Entiendo que a la policía les puede haber impresionado que una chica de 16 años haya decidido todo eso, pero ellos no saben cómo lo hice. Además, ¿Quién más está metido en esto? A muchos estudiantes les interesaba saber quién era el vendedor de las armas, pero solo había un pequeño grupo que se habían metido de cabeza en una investigación para encontrar al culpable.

   Quería entrar a este proyecto, es decir, salvar a la gente es mi sueño. Y, aunque no lo vaya a hacer de forma directa, sería una buena manera para comenzar y experimentar como funciona el crimen en esta ciudad. Pero primero tenía que decir la verdad.

   —Toda la información que di ese día en el interrogatorio, no solo fui yo la que lo dedució —aclaré —. Maggie Sawyer, ella me ayudó mucho. No creo que sea justo que solo yo entré a la policía.

   —Oh, no te preocupes en eso. También llamamos a tu amiga— comunicó el padre de Carla con una pequeña sonrisa —. Ella sí que tiene agallas, ni te imaginas cómo se puso cuando llegó a la comisaría. Le importó un comino que este discutiendo con policías.

   ¿Maggie y Lena en un mismo equipo? Muy bien eso sería increíble. Le iba a responder que obviamente sí iba a participar, pero fui interrumpida cuando escuché los latidos de un corazón ir más rápido. Miré de reojo hacia la puerta de dónde venía el sonido y noté que era el cuarto donde habia entrado Lena.

   Se me destruyó el mundo cuando la puerta abrió y vi a Lena salir con los ojos cristalinos. Salió de la comisaría y me despedí rápidamente del señor Pistós y corrí hasta mi novia.

   Cuando llegué a la puerta, la busqué con la vista, pero no estaba. Lena es una persona que puede desaparecer de los demás con mucha facilidad. Esperar a que haya menos gente no era una buena opción. Claro que, tampoco preguntar si la habían visto no sería otra. Es decir, ¿qué les diría? "Hola, ¿ha visto a una chica muy sexy con ojos verdes y cabello negro?" No, no creo que sea una buena idea.

   Comencé a caminar entre la gente, pidiendo todo el tiempo unas disculpas por chocar con mucha fuerza. Dios mio, ¿acaso National City es así todos los días? Sin tener ningún resultado positivo, me detuve un momento para tranquilizarme. Lena no puede haber ido tan lejos así que no te aloques, Kara.

   Respiré hondo y agudicé mi oído. Fruncí el ceño al escuchar todo menos lo que más quería. Después de varios minutos  de sufrimiento al oír cosas que realmente no eran de mi agrado, la pude escuchar. Me sorprendió no percibir ningún sollozó o latido rápido. Es más, la podía oír tranquila.

   Me dirigí hasta sus sonidos y terminé en una pequeño callejón. Había una puerta de metal que no daba muy buena pinta. Miré hacia todos lados y al notar que ese era el único lugar donde podía estar Lena, decidí entrar.

   No esperé ver a gente dentro que... no se veían tan humanos. Sabia que ella se encontraba aquí, pero no la veía por ningún lado. Me sobresalté cuando uno que estaba sentado a mi derecha era azul y estaba tomando de ¿una lata de pintura?

   Me senté en uno de los taburetes y una chica morena se acercó con una pequeña sonrisa.

   —¿Puedo ofrecerle algo? —preguntó agradablemente.

   —En realidad estoy buscando a alguien. ¿Qué se supone que este sitio?

   —Bueno, no es un bar muy común. Aquí los alienigenas y humanos pueden pasar un buen tiempo sin ser discriminados.

SuperCorp-Confía En MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora