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   —Lo han hecho bien chicas, todos lograron darle al maniquí —felicitó Lena.

   —Oye, recuerda que yo también soy parte del grupo —replicó Winn indignado.

   Lena rodó los ojos y siguió caminando. Nosotros las seguíamos por los largos pasillos. Algunos policías nos veían con confusión, pero otros nos miraban con una sonrisa o se movían a un lado para que nosotros pasemos. Al parecer, la mayoría de la comisaría sabía sabía sobre el proyecto y deben estar confiando mucho que nosotros podremos hacer un cambio.

   —¿Exactamente a dónde estamos llendo? —cuestionó Taylor, acercándose a Lena.

Me golpeó una pequeña ola de celos, pero logré controlarte. La ojiverde se detuvo frente a una puerta y escribió una clave en una pequeña pantalla.

   —Este será una de nuestras zonas de trabajo. Todas las investigaciones, toda la información obtenida, estará aquí.

   —Espera, ¿hay más?

   —Bueno, además de la cabaña, tendremos información en la computadora de Winn. No podemos estar saliendo del internado todo el tiempo. Mucho menos que ahora sabemos que los profesores posiblemente están metidos en la venta.

   La puerta se abrió y todos nos quedamos asombrados. En la pared había una gran pizarra con fotos de armas y alumnos que ya habían sido atrapados. En una pantalla, pasaban las noticias actuales de National City. La gran iluminación del lugar hacia que parezca, tal vez, el cuarto más moderno de la comisaría.

   —¿Esa es una BKR12? La computadora más rápida que puede haber existido —exclamó Winn.

   —Lo sé, llegaron hace unos a la comisaría. Son increíbles —replicó Lena emocionada.

   Yo carraspee y mi novia me miró.

   —Uh, claro, lo siento —dijo Lena, mientras se sentaba frente a la computadora y comenzaba a teclear con rapidez —. Sabemos que la última venta fue hecha por un profesor. Eso nos da mucha ventaja, ya que, si descubrimos a qué hora salieron del internado con las armas, nuestra lista de culpables sería mucho menor.

   —¿Cómo vamos a saber quién es el culpable con solo la hora de venta? —indagó Taylor.

   —Por que podemos investigar los horarios de los profesores —dedució Maggie.

   —Exacto, Sawyer.

   —Gracias, Luthor.

   Con solo saber la hora de la venta, podremos saber más o menos quién puede ser el culpable. Yo sé a qué hora sucedió. Lo vi esa noche, llevándose una maleta, posiblemente con las armas. Pero llegaba el gran problema; si la policía se enteraba que Lena y yo ese día no regresamos al internado, perderán nuestra confianza. Además, es ilegal que menores tomen en bares. Así que, nos meteríamos en graves problemas. Lo que sí podría hacer es esperar a que encuentren al culpable y listo. Aunque era riesgoso, porque en ese tiempo podrían haber más ventas.

   —¿En qué piensas, amor? —preguntó Lena en voz baja.

   Me sobresalté al darme cuenta que estaba muy cerca de mí. Tengo que dejar de divagar sola.

   —Uh... solo estaba pensado que íbamos a comer en la noche.

   —Concéntrate, Kara —exclamó Lena, dándome un golpe en la cabeza.

   Yo fingí dolor y Lena sonrió.

   —Aunque, si quieres comer algo, me tienes a mí —susurró en mi oído.

SuperCorp-Confía En MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora