Disclaimer: Ranma 1/2 y todos sus personajes son propiedad de Rumiko Takahashi. Esta obra fue creada sin fines de lucro.
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La había jodido, la había jodido monumentalmente.
Akane rehuía de su presencia como si él incubara la peste. Cada momento que casualmente se encontraba con ella, por los pasillos o algún rincón de la casa, corría a salvaguardarse entre los pliegues del kimono de Nodoka, la falda de Kasumi, la prominente espalda de Soun, o el esponjado pelaje de Genma. Inclusive sentía mayor seguridad resguardándose en los aposentos de Nabiki, tan sólo por huir de su lado. Y él estaba que se moría de mortificación; ya no soportaba su indiferencia, ni la manera tan aterrada y dolida como lo miraba. Con sus enormes ojos avellana llenos de desconfianza y tristeza, como si él fuera la materialización de toda la maldad que cuentan en las historias de hadas, como si fuera el ogro que se disponía a arrebatarle su inocencia, como si con sólo verla la arrastrara al infierno. Todo había sido culpa de sus supuestas prometidas, más específicamente de Shampoo. Eso, y el terrible filo de su propia lengua que, como de costumbre, arremetía en contra de las virtudes y sentimientos de Akane. Insultándola, desmoralizándola, humillándola, denigrándola. La vieja Akane lo hubiera aporreado con feroz brutalidad, de paso lo hubiese mandado al infinito, pero la Akane que sostenía entre sus brazos -cuando "metió la pata" hasta el fondo- no podía defenderse. No podía lacerarlo hasta purgar su falta, ni regresarle los insultos con su usual cinismo.
— ¡Pero como siquiera pueden creer que me gusta esta niña tan horrible! —gritó con brío, asegurando el tono de repugnancia en cada palabra mencionada— ¡No me importa lo que le pase a una mocosa insufrible como ella!
Aquella ponzoña salió de sus labios como mera estrategia de defensa. No sólo por él, sino para evitar que Kodachi y Shampoo siguieran con el retorcido plan de atacar a una Akane indefensa con el propósito de desaparecerla de la faz del planeta. Pero la pequeña Akane no entendía de caretas; tembló en sus brazos al instante de lanzar su condena y lo miró anonadada, permitiendo que las lágrimas brotaran de sus orbes y vagaran morosamente por sus tiernas mejillas. Nunca olvidaría, nunca olvidaría el suplicio reflejado en sus grandes ojos. Tan profundo, tan desolador, tan tormentoso. Entonces la niña se soltó de su agarre, y cayó de bruces al suelo. Cuando Ranma hizo ademan de ayudarla a reponerse, ella se alejó de su tacto, con el miedo, la angustia y el desconsuelo vertidos en el rechazo de su mirada.
A partir de esa mañana, la confianza que se había desarrollado entre él y su infante prometida quedó hecha jirones. Akane ya no buscaba sus atenciones para jugar, ni el calor de su pecho para dormir. Ya ni siquiera se entretenía con su cabello, deshaciendo y tratando de hacer su trenza hasta el hartazgo; también dejó de ofrecerse para alimentarlo con sus pequeñas manitas, porque quería estar segura que comía lo suficiente. Y lo que más jodidamente echaba de menos, era el suave contacto de sus diminutas palmas con la dureza de sus pómulos. Porque la niña Akane tenía la manía de reclamar sus brazos, para que la cargase, y regalarle caricias a su rostro como si buscara llenarlo de consuelo. Y, con ese ínfimo gesto, él se sentía atesorado, amado, deseado, necesitado. Su corazón se henchía de añoranza, de ternura, de calidez. Y cada segundo se juraba protegerla; la protegería hasta que pudiese recuperar su estado normal, y los días subsecuentes. Cada momento de sus vidas, hasta que la muerte los reclamara seniles y arrugados. Porque, si el caprichoso karma lo permitía, él abandonaría esta vida en el mismo instante que ella lo hiciera. No antes, no después. Juntos. Por eso su corazón se constreñía con los evidentes rechazos de Akane que, si bien no lo hacía para herirlo sino para no volver a salir lastimada por él, igual dolían como brazas ancladas al pecho.
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Step by Step
FanfictionPorque existen relaciones que avanzan poco a poco... paso a paso. Precuela de Ranma 1/2: Kizuato o koete.