Disclaimer: Ranma 1/2 y todos sus personajes son propiedad de Rumiko Takahashi. Esta obra fue creada sin fines de lucro
"Te quiero tanto. Tú lo sientes, ¿verdad? No está en las palabras, no tiene nada que ver con decirlo, con buscar nombres. Dime que lo sientes, que no te lo explicas, pero que lo sientes, ahora" -Julio Cortázar.
*
*
*
— ¿Te parece divertida mi cara? —Una inquisidora voz interrumpió el silencio.
Akane parpadeó descolocada, mirando al molesto emisor, por fin, a conciencia. ¿Cuánto tiempo había estado contemplándolo? ¡Oh, qué descuidada!
La peliazul gruñó por lo bajo, giró la cabeza hacia el frente y aceleró su paso. Debía parecer estúpida, optó por evadir la anterior pregunta.
— ¡Oye! —reclamó el azabache dándole alcance desde la valla.
—No molestes —siseó, repentinamente huraña.
—Estas actuando raro hoy... —declaró resoluto, como si el hombre conociese todos sus privados misterios, como si tuviese clarificado cada uno de los sentimientos que albergaba hacia él. Pero no lo estaba, por supuesto que no. Al menos, no lo parecía. La engañosa verdad no hizo más que aumentar su enfado. Sin embargo, desistió enfrentarlo a la cara.
— Te recuerdo que, entre los dos, tú eres el fenómeno y raro aquí —sentenció con sorna, tergiversando las preocupadas intenciones del muchacho que, minutos atrás, admiraba con ciega adoración. Aquella extraña mañana, inexplicablemente, despertó desbordada de emociones. Sentía que explotaría en cualquier instante. Que explotaría de amor por él.
—Momentito... —Ranma saltó de su predilecto sendero para obstruir su avance, obligándola a encararlo—. Cuando te metes con mi maldición significa que estoy en problemas —habló pensativo, cruzándose de brazos y torciendo los labios. La observó atento por eternos segundos—. ¿Qué fue lo que hice —cuestionó derrotado—, qué fue lo que hice y aún no lo sé?
— ¿De qué demonios hablas? —inquirió alzando una ceja. A medias confundida por su pregunta, y a medias conocedora de su trasfondo. En ocasiones ajusticiaba a Ranma por hechos insustanciales de los cuales, el tonto, no era consiente, pero que la ofendían o encabritaban sin tener muy claras las razones. Pasearse tranquilamente a su lado mientras ella bullía por desnudarse el alma y postrarla ante él, en estos momentos, clasificaba como un claro ejemplo de ello.
«¿Puedes sentirlo, Ranma? ¿Puedes sentirlo, ahora?», se preguntó desesperada.
—Algo he de haber hecho que no te pareció —reflexionó el ojiazul, ajeno a las tribulaciones internas de su compañera—, pero no logro entender qué es. —Se rascó la coronilla, frustrado—. Hace días que no intento meterme contigo, he sido amable y tolerante —afirmó con suficiencia.
— ¿Tolerante? —La peliazul imitó la postura de su prometido al detectar la sutil acusación de sus palabras.
—Ya sabes, trato de no insultarte ni gritarte cuando me hace pasar por situaciones completamente incomprensibles. ¡Como ésta! —Señaló a ambos alternadamente, englobando la invisible atmósfera de tensión. La cuál, para él, no tenía razón de ser ya que no había hecho nada para ofenderla. No que recordara.
Akane frunció el ceño y apretó la mandíbula ante tan acertadas palabras. Sí, para ella también la situación era insólita, no comprendía qué le pasaba o por qué. Y sí, en efecto, él estuvo durante los últimos días manteniendo una actitud atenta, servicial y respetuosa. Incluso la noche anterior le enseñó a pelar las patatas de manera más elegante y eficaz, sobrado de paciencia y buenos modales. Hasta se abstuvo de reírse o insultar sus primeros veinticinco intentos. Fue un hermoso momento, sin interrupciones, sin padres molestos, sin otras prometidas. Sólo él y ella, tan cerca. Tan sintonizados. Ranma sosteniendo sus manos. Ranma hablándole con sedosidad. Ranma felicitándola por su pequeña victoria culinaria. Se acostó, esa noche, con la felicidad por las nubes, alegre y llena de emoción. Pero a la mañana siguiente pareció levantarse con "el pie izquierdo", con una opresión en su pecho. Quizá como señal de un mal presagio, tal vez como vestigio de una pesadilla. No sabía qué. Lo único que entendió es que, al verlo esa mañana, una necesidad agonizante de tirarse a sus brazos y rogarle que la mimara y la besara ardió dentro de ella. Casi sucumbe, casi se humilla. Casi. Pero no.

ESTÁS LEYENDO
Step by Step
Fiksi PenggemarPorque existen relaciones que avanzan poco a poco... paso a paso. Precuela de Ranma 1/2: Kizuato o koete.