Prólogo

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¡Jungkookie, ven vamos!—. El pequeño y encantador niño de seis años llamaba con una felicidad destellante a su amigo.

— No lo sé... Jimin por favor no me pidas más.

— Pero, podemos jugar un rato aún—. El castaño se negaba a jugar, a este punto se encontraba demasiado desanimado como para seguir con su juego de policías.

— ¡Niños!— una castaña y bellísima mujer se acercaba a su encuentro con una sonrisa deslumbrante que llamaría la atención de cualquiera—. Es hora de irnos, Jimin.

El pequeño Park se acercó a Jungkook y éste lo atrajo hacía él en un cálido abrazo que deseaban, jamás terminase. Se aproximó a su oído haciendo sentir al más bajo sus manitas temblorosas que se aferraban a su espalda, y le susurró con su voz denotante de tristeza.

— Adiós Jiminnie...—. Jeon no deseaba despedirse de su amigo, pero así el destino lo quería, y si en algún momento tenía la oportunidad de verlo de nuevo, lo llenaría de abrazos y besos.

— No me quiero ir...—. Jimin había comenzado a angustiarse. Por nada en el mundo quería que lo separaran del castaño. Habían estado juntos desde que tenían dos años, siempre siendo inseparables, hasta ahora, pues la madre del rubio no tenía el mismo plan que ellos.

— Te buscaré cuando crezca, lo juro—. Jungkook alzó su pequeño meñique en señal de querer hacer una promesa, la cual, fue aceptada rápidamente por el más bajo.

— ¿Te olvidarás de mi Kookie?—. El pequeño de seis años lo que menos quería era que Jungkook se olvidara de él, ese sería un infierno demasiado duro de aguantar.

— No lo haré, ¿Tú te olvidarás de mí?—. El castaño observó el cabello del rubio moverse en negativa, después de todo, seguían abrazados susurrándose cosas que solo ellos comprendían.

— ¡No! ¡Jamás olvidaría a Kookie!—. Jimin finalmente finalizó el abrazo dejando al expuesto su carita roja y sus lágrimas cayendo de sus ojitos fuertemente cerrados. Jungkook se acercó al bajito dejándole un cálido y sonoro beso en su casi diminuta frente.

— Adiós—. Jungkook se despidió del otro regalándole una última sonrisa tranquilizadora que prometía demasiadas cosas que solo el destino sabría si se cumplirían.

— Adiós...

— Vamos, cariño—, la castaña tomó la mano de su pequeño hijo, y antes de llevarlo consigo se acercó a saludar al castaño niño que se notaba a lenguas que comenzaría a llorar en cualquier instante—. Adiós Jungkookie.

El pequeño Park se fue con su madre a otra ciudad, él nunca creería lo que podría suceder en un futuro, pero lo único que deseaba con todo su ser, era volver a ver a Jeon Jungkook.

Mala Memoria|Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora