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Distracción

— Yo te veo muy distraído—. Tae no paraba de hablarme y comenzaba a desesperarme un poco. No es que tuviera algo en contra de él, solo que no es de mi mayor agrado que me abarroten de preguntas.

— Estoy bien, ya te lo dije—. Me dediqué a ignorar al pelirrojo que tenía a un costado, y aunque no le prestaba atención a él, tampoco lo hacía en la clase, solo pensaba y rebuscaba en mi mente qué estaba olvidando.

Por fin, la clase que creí interminable, dio su final con el sonido de la campana haciendo saber que tenía que ir a otra clase.

•••

— ¡Mamá, papá llegué!— yiba entrando a mi casa esperando encontrar a mi madre pero, en vez de eso, me encontré con un vacío y un silencio sofocante—. Supongo les dejaron horas extras en el trabajo.

Subí a mi habitación la cual se encontraba al final del pasillo de la segunda planta. Cuando entré a mi cuarto mi teléfono empezó a vibrar y pude identificar que se trataba de una llamada de mi madre.

— ¿Kookie?—. Me habló esa voz dulce desde el otro lado de la línea.

— Hola mamá, ¿Les dejaron horas extras a ti y a papá?

Sí... Lo siento hijo, no podremos llegar a la cena.

Mis padres siempre trabajaron duro para darme todo lo que necesitaba, el que yo sea un desgraciado, mujeriego y cruel no se debe a ellos.

— No te preocupes, estaré bien, mándale un saludo de mi parte a papá—. Sonreí aunque no pudiera verlos, siempre fui muy afectuoso con mi familia.

Lo haré, por cierto, ¿Cómo te fue en el colegio? ¿Alguna chica?

— Me fue bien y no, ninguna chica especial—. Un chico especial.

Bien... Sigo esperando el día en que me traigas una relación duradera Jeon JungKook.

— Ajá sí, debo irme ahora, hablamos después.

Te amamos hijo.

— Yo igual.

Colgué la llamada y arrojé mis cosas al suelo para después recostarme en mi cama y pensar en lo que vi hoy.

¿No era él realmente, verdad? Solo eran muy parecidos en todos los sentidos, ¿no es así?

Esto es estúpido, sé que era él, solo que... ¿Por qué duele tanto que no me recordara? ¿Por qué me siento patético por no olvidarlo después de tantos años?

Lo olvidaré, así como él hizo conmigo. Tomé mi celular para llamar a Nayeon, quien es de otro curso y una ex novia que ya superé, pero que utilizo para despejar mi mente. Cuando contestó le dije inmediatamente que viniera a mi casa, y no exactamente preguntándole si podía. Jamás me gustó tener una conversación demasiado larga que no sea con mis padres o amigos, las chicas podían llegar a ser muy pesadas en muchas ocasiones por llamarlas una vez.

Luego de unas horas, el timbre sonó en la planta de abajo y supe que había llegado por lo que me quité mi camisa y la arrojé al suelo para luego bajar y abrir la puerta semidesnudo.

— Jung...—. No dejé que terminara y la tome de la cintura para besar su boca con fiereza y hacerla entrar a mi hogar cerrando la puerta en el camino. Ella se aferró a mi cuello y yo la dirigí a mi habitación.

Bajé mis manos a sus muslos y la alcé logrando que ella rodeará mi cintura con sus piernas y consiguiendo subir más fácilmente las escaleras. Cuando llegamos al piso de arriba y entramos a mi cuarto la estampé contra la pared y dejé que me tocara por donde ella quisiera, en este momento no me importaba nada más que dejar de pensar en el, ahora, chico de cabellos rosados.

••• 

— ¡Jiminnie ayúdame con la cena!—. Me gritó mi madre desde el comedor. Yo me encontraba en la sala, a ella realmente no le gustaba venir a pedirme algo hasta aquí, ¿no? Luego el flojo que no quiere moverse soy yo.

— ¡Voy!— entré a la cocina deleitándome con el delicioso aroma que había—. ¿Pasó algo? Te ves muy feliz.

Mi madre volteó a mirarme ofendida por mis palabras.

— ¿Acaso no puedo estar feliz por estar con mi hijo?—. Colocó una mano en su cintura y yo la miré con una sonrisa completamente divertido con la situación.

— Poder, puedes, que sea normal, no lo es— sonreí inocente y ella golpeó mi hombro— mamá... dime porque estás tan alegre, ¿es un hombre?—. Pregunté y creí acertar, debido a que, mi mamá se sonrojó y dejó de sonreír para empezar a juguetear con sus dedos.

Definitivamente yo era idéntico a esta mujer.

— Sí, es un hombre... pero te juro que cuando tenga algo más estable con él, te lo presento—. Me sonrió avergonzada e hice que no jugara más con sus dedos, pues tome sus manos entre las mías.

Mi madre no estuvo con ningún hombre desde la muerte de mi padre, y aunque sea sobreprotector con ella por ser el único pilar que quedaba en mi vida, me alegraba poder ver que al fin se dio una oportunidad para ser feliz con alguien.

— Mamá... sabes que si tú eres feliz, yo también lo seré—. Le sonreí brindándole apoyo, y ella me abrazó.

— Eres el mejor hijo que pude tener—. Me susurró con una felicidad palpable.

— Y tu la mejor madre, pero, tengo hambre—. Ella soltó una risita y se giró para seguir con la cena, sin descontar que me hizo una seña para que la ayudara.

Luego de tener una comida amena con mi madre, me dirigí a mi cuarto para despojarme de mi vestimenta y entrar a darme una ducha fresca. Al sumergirme en ella, pude sentir las gotas frías caer por mi cabello.
Una sensación totalmente relajante, que me ayudó a pensar con claridad, aunque aún no podía recordar eso que me preocupaba, mi estómago se encogía al pensar en ello. Cuando terminé de bañarme y vestirme, me acerqué a una pequeña fotografía que se encontraba en mi mesita de luz. En ella, se podían ver a un niño de cabello castaño muy pequeño que se encontraba a mi lado, abrazándome desde los hombros. Quisiera poder recordar quién es él por mi mismo, ya que en mi casa hay más fotografías en las que aparece. No le preguntaba a mi madre con el fin de poder hacer algo por mi cuenta.

•••

— ¡Mochi!—. Me giré para encontrarme al ruidoso pelirrojo detrás de mí con su deslumbrante sonrisa cuadrada.

— Hola, Tae—. Le sonreí dejando mis ojos en una fina línea. Él tomó mis mejillas acercando mi rostro al suyo, acto que me puso demasiado nervioso.

— ¿Por qué eres tan tierno?—. Preguntó mientras hacía un adorable puchero y analizaba mi rostro.

— También eres adorable—. Contesté con simpleza. Este chico era muy impredecible.

— Kim TaeHyung, ¿Cuántas veces tendré que decirte que no invadas el espacio personal del resto?—. Se acercó Seokjin hasta nosotros y alejó a Tae de un tirón. Por mi parte no pude evitar reír.

Charlamos un rato mientras nos quedamos bajo un árbol en la parte de afuera del colegio. Cuando la campana sonó, nos levantamos pero solo Seokjin fue a su salón, ya que Tae y yo no teníamos clase en esa hora. Me despedí del pelirrojo para poder pasear por el recinto solo y poder conocer mejor el lugar. Empecé a caminar, y cerca del gimnasio escuché... ¿gemidos?

Mala Memoria|Kookmin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora