Recuerdos
Entré con sigilo al gimnasio en donde se escuchaban todos esos ruidos que me ponían ciertamente nervioso. Me encontré con la desagradable imagen de Jeon y una castaña en medio de una sesión de sexo en el centro del lugar. No me causó nada más que disgusto el verlos, por lo que rápidamente salí del lugar pegando un pequeño portazo. Me asusté, debido a que, no escuché más sonidos desde adentro, por lo que habrán notado el golpe de la puerta. Salí corriendo del lugar para no ser encontrado; esa escena me dejó un mal sabor de boca.
•••
Me encontraba junto con Seokjin, Tae y Yoongi en la cafetería hablando de temas banales. Una pequeña pelinegra, que yo reconocía como Jihyo, se acercó a nosotros con un notable rubor.
— Hola, Jimin... no quiero molestarte pero no contestaste si saldrías en una cita conmigo—. Miró el suelo mientras jugueteaba con sus pequeños dedos y todos la miramos con los ojos bien abiertos.
— Oh, lo siento, se me olvidó por completo— reí nervioso— claro que saldré contigo— los chicos abrieron sus ojos como pelotas y yo le sonreí a Jihyo—. ¿Te parece este sábado?
— ¡Sí!— gritó con una inmensa alegría y yo reí por su infantil acto— ¿Me puedes pasar tu número?—. Asentí e intercambiamos números. Ella volvió con sus amigas y yo seguí comiendo tranquilamente.
— ¿Pasa algo? ¿Tengo algo en la cara?—. Pregunté con desconcierto y los chicos negaron.
— Chimchim, ¿Se te olvida que eres homosexual?—. Preguntó Seokjin y al momento negué con rapidez.
— No, solo que no me parecía que debía rechazarla, se ve muy amable y creo que podríamos ser amigos—. Sonreí, y Tae negó con la cabeza.
— Mochi, eso es ilusionarla, mejor déjale las cosas claras desde el principio para que no sufra—. Taehyung me recomendó mirándome muy serio.
— Está bien, se lo diré cuando la vea el sábado—. No veía porque era importante, pero tal vez sí sería necesario aclarar todo antes de que puedan haber malentendidos.
Seguimos hablando y dejamos ese tema de lado mientras que en mi mente seguía grabada esa horrible escena del gimnasio. No creía poder olvidarlo con facilidad, y es este el momento en el que me frustraba con mi propia memoria por hacerme recordar cosas que no quiero y hacerme olvidar cosas básicas o necesarias.
Decidí ir caminando hasta mi casa, no tenía ningún apuro y mis clases eran de lo más aburridas y aunque tuviera algunas tareas ya las haría más tarde. Al llegar, mi madre no se encontraba en la casa, por lo que, supuse, estaba con este hombre del que me contó. Su horario de trabajo había finalizado. Fui hasta mi cuarto. Mi casa es de un solo piso y muy acogedora, jamás que quejé por lo que tenía.
En cuanto pise mi habitación me recosté en mi cama completamente rendido, tomé mi celular para enviarle un mensaje a Jihyo y así poder hablar del horario de la cita. Terminamos de hablar y decidir que sería a las cuatro de la tarde y yo pasaría por ella a su casa. Me quedé pensando unos segundos y las horribles imágenes de Jeon junto con esa chica volvieron a mi mente, no podía sacarlas de mi cabeza y solo se esfumaron después de una hora. El timbre de mi casa sonó e inmediatamente fui hacia la puerta para encontrarme con una señora que parecía de la edad de mi madre. Cabello castaño y muy largo, sus ojos oscuros captaron mi atención, ya que, me recordaron a los de Jeon; llevaba un vestido informal color azul con algún detalle de flores y unos tacones de punta, que se veían de lo más incómodos, pero que en ella lucían excelentes.— ¿La puedo ayudar en algo?—. Pregunté lo más formal que pude y la señora me miro confundida lo que causó que yo mismo frunciera mi ceño.
— Jiminnie, ¿no me recuerdas?—. La miré atónito sin saber de quién se trataba y por qué sabía mi nombre.
— Yo... no tengo idea de quién es usted, lo siento—. El semblante de la mujer cambió de confusión a tristeza.
— Jiminnie, soy Jeon Somin, ¿De verdad no te acuerdas?—. La observé completamente sorprendido. Hay muchos Jeon en el mundo, ¿verdad? no creo que sea la madre de JungKook, pero, son demasiado parecidos.
— Hablo en serio, no sé quien sea usted, de nuevo, lo lamento—. Reafirmé lo antes dicho y el rostro de la mujer solo empeoró. Me sentía un poco mal pero no podía hacer nada al respecto.
— Entiendo... ¿está tu madre?—. Noté su repentino cambio de tema y agradecí por ello mentalmente.
— No, pero si quiere puede esperarla en la sala, seguramente ella este por llegar—. La castaña mujer negó y antes de retirarse terminó por decir unas palabras más que me dejaron pensativo.
— Oh, no te preocupes, cuando venga solo avísale que vine a verlos—. La mujer se dio la vuelta aún con ese semblante de tristeza y se alejó hasta que la perdí de vista.
Ingresé de nuevo a mi hogar con mi cabeza hecha un lío. ¿Quién era? ¿Por qué se entristeció cuando no supe reconocerla?. Los minutos pasaron y así las horas, hasta que llegó mi madre y fui rápidamente con ella para aclarar mis dudas.
— ¿Pasa algo, hijo? Estás pálido—. Mi madre tomó en sus dulces manos mi rostro y yo negué.
— Estoy bien. Mamá, ¿Conoces a Jeon Somin?—. Pregunté y mi madre liberó mis mejillas, su semblante era idéntico al de la señora Jeon; reflejaba pura tristeza.
— Sí, éramos mejores amigas hasta que tuvimos que mudarnos de ciudad y ahí perdí todo contacto con ella, ¿No la recuerdas?—. Me miro extrañada y yo negué. Creo estar cansado de que me miren así.
— No, no la recuerdo y por cierto, ella vino hoy—. Mi mamá me miró sorprendida y la alegría se asomó en sus ojos como un rayo.
— ¿¡De verdad!?— su grito me aturdió, pero aún así, asentí para hacerla saber lo que quería—. ¿¡Qué te dijo!?
— Me dijo que te avisara de que vino, supongo que volverá a pasar.—. La alegría que ahora estaba en el ambiente era tan palpable como el polvo de mi cuarto.
Mi madre se veía más feliz que nunca. No lo comprendía, suponía sería porque fueron mejores amigas y ahora reencontrarían. Le dije a mamá que estaría en mi cuarto si me necesitaba para algo.
Mi cabeza estaba hecha un lío enorme, no podía dejar de pensar en el nombre de esa mujer «Jeon, Jeon, Jeon Jungkook, Jeon Somin» tal vez me esté volviendo loco y solo es una amiga cualquiera de mi mamá la cual no recuerdo porque tuvo muchas. Las imágenes de ese niño se plasmaron en mi mente junto con un recuerdo que vino a mi como un balde de agua fría.
— ¡Jiminnie, ya!, juguemos y deja de dibujar, me aburro—. El pequeño castaño puchereó y el rubio se dio la vuelta para poder verlo.
— Número uno, no es mi culpa que seas burro y segundo, te hice este dibujo—. El rubio levantó un dibujo en donde se veían dos niños junto con sus madres en un parque jugando los cuatro juntos mientras dos hombres, que se reconocen como los padres de los pequeños, se encontraban sentados en una banca.
— ¡JiMinnie es todo un artista!—los dos pequeños se sonrieron y se abrazaron con un afecto inimaginable—. Lo guardaré por siempre.
•••
— ¿Por qué me olvidaste?—lágrima tras lágrima cayó sobre el dibujo de un niño de seis años—siempre te busqué... Ahora te encontré y no sabes quién soy. Me siento idiota y todavía más estúpido es que te extrañé con todas las fuerzas de mi corazón, Park Jimin.
Esa noche, Jeon lloró hasta que sus ojos dolieron. Por su lado, Park quedó con la mente hecha un vuelco al no poder descifrar quien era el niño del recuerdo y las fotos.
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Mala Memoria|Kookmin
RomanceTodos tienen problemas, eso es algo común. Park JiMin tiene una memoria muy mala, esta le trajo problemas con el paso del tiempo y deberá afrontar todos y cada uno de esos problemas. Su personalidad es alegre, dulce y amigable, vamos, algo muy están...