Bangtan Zombies

3

- ¿Dónde y cuándo se fue Jin hyung? - preguntó Suga.

- Salió hace unas horas a hacer unas compras, cuando se empezaban a escuchar las primeras noticias de la epidemia. - contestó Jimin.- Dijo que no estaría mucho rato fuera...

Tras un minuto en silencio, Suga tomó la iniciativa y decidió:

- Tenemos que volver a BigHit. No podemos saber que ha pasado con él pero sí sabemos dónde perdimos a Namjoon y los demás. Pudieron meterse en algún furgón abierto antes de ser alcanzados. ¡Tenemos que volver!

Estaba claro que tomar decisiones en esas circunstancias era difícil. Cualquier opción implicaba abandonar a alguno de sus amigos y no podían evitar tener un nudo en la garganta. Pero la decisión estaba tomada, era lo más lógico. Se dispusieron a salir.

- ¡Esperad! - intervino Jimin.- No sabemos si volveremos aquí o tendremos que salir de Seúl. Deberíamos llevarnos todo lo que podamos necesitar como comida y agua.

El jaleo en la calle no había cesado por un minuto. Mientras todos corrían a meter latas en bolsas se escuchaban pitidos y el ruido de un tráfico inusual: los sanos huían de la ciudad. TN trataba de ser útil ayudando a coger todo lo necesario.

Cuando decidieron llenar una maleta con ropa de abrigo, ella notó por primera vez lo poco preparada que había salido a la calle al conocer las noticias. Apenas se había parado a coger una chaqueta vaquera del armario. Con la prisa ni siquiera había notado el frío que empezaba a hacer en Corea. Nadie parecía percibir ese detalle hasta que Jimin le alcanzó una de las sudaderas que estaba guardando.

- Deberías llevar algo más encima, toma. Y creo que meteré otra chaqueta para ti en la maleta.

En medio de aquella locura esa atención tan gratuita hizo que se le humedecieran los ojos. Se secó con una manga antes de que la vieran y continuó guardando cosas que podían utilizar más adelante.

Suga era el más activo de todos, el que más prisa se daba por guardar las cosas, siempre corriendo de allá para acá. TN nunca habría imaginado esa actitud, pero también entendía que la culpa que cargaba encima le convertía en el que más ganas tenía de salir de allí. J Hope no paraba de hablar durante los preparativos. Iba informando de todo lo que cogía, todo lo que guardaba, todo lo que necesitaban. Nadie le contestaba realmente aunque TN trataba de sonreírle con los ojos. 

Precisamente él le estaba pasando una manta cuando oyeron un fuerte golpe en la calle. Todos se precipitaron a la ventana del salón con el corazón en un puño. Desde allí podían ver cómo alguien trataba de escapar de varios de los enfermos, que por suerte se movían con más lentitud que él, y golpeaba una y otra vez la puerta. No sabían qué hacer. No podían abrir desde la casa ya que no había electricidad y en lo que tardasen en bajar a la entrada, los infectados les alcanzarían. Se veían en la dolorosa situación de elegir dejar a su suerte a aquel extraño, que aún estaba sano. El hombre, al no obtener respuesta, comenzó a correr rodeando el edificio. Todos cambiaron de habitación para ver hacia dónde se dirigía. Jimin pensó que mientras esquivase a aquellos zombies, como ya los llamaba, tendrían tiempo de ayudarle.

- Vamos al garaje! - se le ocurrió a J Hope.- En una de las paredes hay ventanas que comunican con la calle a ras de suelo. Quizás consiga meterse por ahí!

- Vamos! - dijo Jimin con energía.

Mientras, Suga parecía algo desmotivado por la idea de perder tiempo del rescate de sus amigos. Pero tenían razón, no podían abandonar a ese tipo.

Utilizaron las escaleras para bajar al sótano. En el muro de la derecha había unas estrechas ventanas que daban a una zona con césped de la calle. JHope abrió con cuidado una de las ventanas y pudieron ver varios pies corriendo y persiguiéndose. No conseguían contar el número de personas que se encontraba en esa zona, pero parecían aumentar por momentos. El chico que huía, de repente, entró en su campo de visión. Pareció ver la ventana que sostenían abierta y se lanzó al hueco con rapidez. Metió primero las piernas y antes de conseguir entrar por completo notaron cómo lo zarandeaban desde fuera. Comenzaron a tirar de sus piernas con toda su fuerza mientras el hombre gritaba con una voz de repente conocida. En uno de los tirones, el chico cayó, y todos con él.