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La furgoneta se abrió y de ella salió Jimin corriendo hacia el maletero. Jungkook y Tn se separaron inmediatamente, como empujados por un resorte.

- ¿Qué pasa, hyung?

Jimin volvía a pasar al coche con una botella de agua que acababa de coger:

- ¡Tae está despierto!

Tn abrió de par en par los ojos, asustada por lo que eso podría significar. Ella y Jungkook se levantaron rápidamente para asomarse por la puerta. Tae estaba, efectivamente, despierto; pero gracias a Dios, aún vivo. Pedía agua con un sonido ronco que emitía directamente con la garganta. Tragaba con dificultad pero con ganas. Jin le tomó la temperatura con la mano.

- Parece que no tiene tanta fiebre.

Su voz sonaba esperanzada.

Quitaron la venda del brazo de V para comprobar cómo estaba la herida. Tristemente tenía el mismo aspecto feo y asqueroso, si no peor. La hemorragia había sido cortada y taponada por grandes costras de sangre reseca, y había claros signos de infección de la que no se habían podido deshacer.

Jimin se encargó esa vez de colocar una venda limpia en el brazo de su amigo. Lo hacía mucho más animado que por la mañana. Si la fiebre remitía del todo, quizás podría salvarse.

- Es hora de cambiar las guardias. - dijo Namjoon. - hyung, nos toca.

Yoongi salió de la furgoneta sin decir nada, con el rostro serio. El viento frío de la noche le despeinó la mata de pelo oscuro, mientras pasaba por delante de Tn, con las manos metidas en los bolsillos. No la miró ni una vez.

- Toma Namjoon, llévate esta manta. Aquí afuera hace mucho frío. - dijo Jin tiritando y pasando su propia manta a RM.

- No hace falta hyung. La hoguera aún está encendida. - le contestó disimulando el temblor en la voz por el aire gélido de la madrugada. - Suga hyung y yo nos sentaremos juntos y ya está.

Pero Suga no parecía de humor para tener a alguien demasiado cerca en ese momento. Aún así los chicos se sentaron y arroparon el uno junto al otro.

Jin cerró la puerta del coche cuando cada uno estuvo acomodado en su siento. Tae emitía sonidos débiles y Jimin lo calmaba de vez en cuando pasándole un paño húmedo por distintas partes de la cara y el cuerpo.

Pronto se hizo el silencio en el vehículo. Tn y Jungkook se sentaban juntos. Fue fácil de esta manera que el chico pasase discretamente la mano por debajo de la manta para coger la de ella. La muchacha se estremeció al notar su tacto, cálido. Algo dentro de su corazón la hacía querer saltar y gritar de alegría. Pero, por otro lado, y contra todo pronóstico, había también algo que la hacía sentir que no estaba del todo bien.

Tn se sentía algo mareada, con los pies aún muy lejos del suelo, allá dónde la habían llevado Jungkook y sus besos. A ella le había gustado JK desde casi el primer momento en que conoció al grupo, mucho antes de emprender su aventura en Corea y en Bighit. Habría dicho entonces que era su favorito, sin siquiera conocerlo. Él lo tenía todo: tenía una voz preciosa, era un excelente bailarín; prácticamente hacía todo bien, y además era guapísimo. El caprichoso destino había hecho que sus vidas se cruzaran y se unieran de la forma más intensa que puede existir: por supervivencia. Y los momentos que habían vivido juntos les habían hecho caer al uno presa de los encantos del otro. ¿Qué podía haber de malo en ello?

La respuesta era difusa y completamente irracional, apenas perceptible. Pero entre la neblina de la confusión Tn no dejaba de recordar unas manos que la habían arrastrado de un lado para otro en los últimos dos días, que la habían abrazado y arropado cuando había llorado en el suelo: las de Yoongi.

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