Bangtan Zombies

24

La suerte no estuvo mucho tiempo del lado de  TN, y ese mismo día volvió a encontrarse con el hombre del tatuaje en el cuello. Ella estaba sola, de camino a la cocina. Él acompañado por la misma chica con la que llegó a la casa del campo, que parecía ser su sombra. No estaba con ellos el tercer miembro del grupo, mucho más viejo. No sabía cuál habría sido su destino ni le importaba lo más mínimo.

Su primer pensamiento fue el de echar a correr en dirección contraria para perderlos de vista, pero los pies se quedaron quietos en el suelo. No la habían visto, había más gente alrededor y no tenía porqué esconderse. Así que comenzó a caminar con pasos grandes hacia su destino, pero cuando estaba a escasos metros llamó la atención de la pareja.

- ¡Eh! ¿Pero mira quién está aquí? ¡La mentirosa!

La mujer reía de forma nerviosa los comentarios de su acompañante. TN paró en seco pero volvió a reanudar su marcha, hasta que volvieron a molestarla.

- ¿Es que no me oyes? - Le increpó en voz más alta el hombre.

- ¿Estas sorda? - Se unió la mujer.

TN se giró para mirarlos con desprecio.

- ¿Qué queréis?

- ¿Que qué queremos? ¡Justicia! Eso es lo que queremos. - Contestó el hombre, provocador.

- ¿Sabes lo mal que lo hemos pasado por tus mentiras? - Añadió la mujer.

- No tengo porqué aguantar esto. - Contestó TN y se dio la vuelta para irse, pero el hombre se adelantó y la agarró del brazo para tenerla frente a frente.

- La noche que nos echasteis a la calle como a perros nos atacó un grupo de zombies... - le escupió él, con rabia.

- ¡Vimos cómo despedazaban y se comían a nuestro compañero delante de nuestros jodidos ojos! - Añadió la chica.

- ¡Tú eres la responsable de eso! - Gritó el hombre del tatuaje con las venas marcadas en el cuello y la cara roja de furia.

TN se soltó y dio unos pasos atrás.

- Los únicos culpables de eso sois vosotros.

Sin más, siguió andando a paso ligero hacia su puesto de trabajo, mientras escuchaba gritos e insultos a su espalda. Algunos supervivientes los habían observado asustados y perplejos, sin atreverse a intervenir. Cuando TN llegó a la cocina, se escondió en la despensa y se desmoronó al instante; pero una vez dejó salir todas las lágrimas, se lavó la cara y siguió con sus tareas como si nada hubiese pasado.

Cuando llegó la hora de repartir la comida, la pareja estaba allí y un poco más lejos, también sus amigos, muy atentos a cualquier cosa que ocurriese. Eso le dio valor para no vacilar en el camino y atender a todos como era su costumbre. Pero el hombre tatuado no se había quedado satisfecho con el encuentro que habían tenido un rato antes.

- ¡Eh, tú! Chica, ¿por qué no nos sirves tú la comida?

- No se preocupe, señor, ya lo hago yo. - Contestó su compañero, que estaba mucho más cerca.

- ¡Quiero que lo haga ella! Ya que estamos viviendo un infierno, ¿por qué no alegrarnos un poco la vista? - Dijo él riendo y mirando alrededor en busca de aprobación.

- Cada uno tenemos unas mesas asignadas, señor... - Insistió el camarero.

TN seguía haciendo su trabajo, tratando de ignorar la conversación. Por el rabillo del ojo veía cómo Jungkook y otros de sus amigos ya estaban en pie, decidiendo en qué momento intervenir. 

- No creo que pase nada por cambiar el orden... Quiero que venga ella. ¿ME ESTÁS OYENDO? - Gritó a la vez que le tiraba el trozo de pan que acababa de recibir.