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Narra Liz

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Narra Liz

Mi cuerpo se paralizó. El tiempo pareció detenerse por un momento. Mis sentidos se agudizaron. De repente, podía oírlo todo y mi visión era óptima. La navaja en mi espalda parecía vibrar.

Sólo un movimiento. Si fallaba, todos estaríamos muertos en menos de cinco minutos.

Todo ocurrió en cuestión de segundos.

Miré a Jack, quien se encontraba completamente inmóvil. Pero su rostro me decía que si. Giré mis ojos hacia Mike, él sólo asintió con la cabeza. Él confiaba en mi para tomar esa decisión, a pesar de que podría costarnos la vida a todos nosotros y a su hermano. Ese simple gesto fue suficiente.

Jack y Mike automáticamente levantaron sus armas en señal de rendición, el agresor miró a ellos por un momento y aquello me dió la ventaja que necesitaba.

Suave, pero rápido, tomé la navaja de mi espalda, y con el siguiente movimiento corté su yugular haciendo que su cuerpo cayera desplomado al suelo, al instante.

Tobías cayó de rodillas junto con él. Me dejé caer a su lado y lo tomé fuerte en mis brazos. De repente, un grito desgarrador se escuchó desde alguna habitación lejana. Y mi mundo entero se derrumbaba al oír su voz.

-¡Alex! Grité.

Jack me tendió una mano y me levantó del suelo. Comencé a correr sin mirar atrás. Ya nada más me importó. Sentí a los demás seguirme a paso firme por el laberinto de pasillos. Revisando cada recoveco. Este maldito lugar era enorme. De repente, nos chocamos con nuestros amigos al abrir una puerta.

Corrí a los brazos de Sam y Derek automáticamente.

-¡Oh, por Dios! Están bien. Me devolvieron el abrazo y nos detuvimos un momento para analizar la situación.
-Bajamos a siete de sus hombres y perdimos a dos de los nuestros. Dijo Mike.
-Nosotros a tres y perdimos a uno. Agregó un muchacho rubio del grupo que iba con Sam.
-Nosotros perdimos a tres de los nuestros, pero derribamos a dos de ellos. Dijo un chico moreno, de no más de 25 años de edad. Jack tragó saliva y su mirada se apagó.
-Ok, destruyamos a estos malditos hijos de puta. Dijo y todos lo seguimos.

Era más tranquilizador ir todos juntos con nuestros amigos, me daba mucha más seguridad y me ponía feliz saber que estaban todos bien.

Tobías me tomó del brazo tirándome hacia atrás del grupo y unió nuestros labios en un beso apasionado. En un beso sin fin.

-Ten cuidado, princesa. Susurró con su frente pegada a la mía. Asentí y seguimos camino.

Una puerta frente a nosotros se abrió de golpe y cinco hombres aparecieron disparando a quemarropa. Nos cubrimos como pudimos mientras devolviamos los disparos. Dos de ellos cayeron al suelo de inmediato. De repente, se quedaron sin balas. Esa era nuestra oportunidad para no seguir gastando municiones.

Comenzamos a correr en su dirección. Derek degolló a uno de ellos al instante. Milena clavó su puñal justo en el pecho del agresor que corría en su dirección. Tobías comenzó una lucha cuerpo a cuerpo con el matón que quedaba, este lo tomó por la cabeza y estaba a punto de romperle el cuello cuando Mike clavó su navaja justo en la sien del enemigo.

Cinco menos, pensé.

Llegamos a una gran escalera y comenzamos a subir. Seguía oyendo los gritos agonizantes de Alex provenientes de arriba, y mi corazón se aceleraba cada vez más.

-¡Terminemos con esto de una buena vez! Dije adelantándome al tumulto de gente.

Al llegar a la cima de la escalera, me topé con una mujer rubia, de tez bronceada y ojos azules. Estaba desarmada, o eso creía.

-Bueno, bueno... Tal parece que al fin nos conocemos. Sonrió de lado.
-Jazmín. Dije sin más.
-La misma que viste y pinta, cariño. Me guiñó un ojo.
-¡Dejemos los juegos para otro momento! Elevé la voz. -¡Ya sabes porque estoy aquí! Di un paso al frente.
-Si das un sólo paso más, tu querido Alex muere. Me observó de arriba a abajo.
-¿Por qué no arreglamos esto, sólo tú y yo? Propuse.
-¿Y romperme una uña por ti? ¡Ni lo sueñes, zorra! Rió con sarcasmo. Enarqué una ceja.
-¡Oh! ¿Me temes? Pregunté desafiante.
-¡Y una mierda! Gritó corriendo en mi dirección.

Elevé una pierna y le di una patada en las costillas, seguido de un buen gancho derecho. Jazmín tomó envión y se lanzó a por mí tomándome por el pelo. Le di un codazo en la boca y me soltó de golpe.

-¡Maldita ramera! Lamentarás el día que te metiste con lo mío. La amenacé.

Me senté a horcajadas sobre ella y comencé a golpear su bello rostro una y otra vez. Iba a matarla. Quería matarla. Lanzó patadas y rodillazos muy fuertes a mi espalda, pero no me importaba. No sentía dolor alguno. Agarré con ambas manos su cuello y comencé a apretarlo con fuerza. Sus ojos parecían salirse para afuera. Continué apretando hasta que su respiración disminuyó y la creí muerta. Me levanté lentamente y miré a mis amigos, todos se veían realmente asustados. Suspiré profundamente y todo mi cuerpo se aflojó de repente. Un disparo se oyó a mis espaldas.

Luego un fuerte calor se apoderó de todo mi ser.

Y otro disparo hizo que todo se tornara más confuso.

Hola hermosas, se que este capítulo es un poco más corto que los demás pero ando a mil haciendo cosas y no me pude sentar con tiempo a escribir

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Hola hermosas, se que este capítulo es un poco más corto que los demás pero ando a mil haciendo cosas y no me pude sentar con tiempo a escribir. Las compesare con el siguiente. Gracias por leerme y por todo su apoyo. Las adoro.

En multimedia les dejo a Isabella.

Besos.

Más que una Pesadilla [MQUS #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora