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Narra Tobías

La semana pasó en un abrir y cerrar de ojos.

Luego de la noticia sobre el casamiento de Liz, lo único que hice fue enfocar mis ojos en esta maldita carrera de motos. La cual se realizaría en el Autódromo Oscar y Juan Gálvez, de Buenos Aires.

Invertí cada maldito centavo, pero pude comprar la moto que necesitaba para ganar ésta carrera.

Una Aprilia RSV4 RR. Es una de las motos mas deseadas por todos los motoristas del planeta. Representa el avance más importante y profundo jamás realizado en un modelo de serie. Aumenta la potencia en todos los rangos, supera el umbral de los 200 CV y al mismo tiempo aumenta el ya generoso par motor a cualquier régimen. Sin duda alguna, una de las mejores deportivas del momento.

No podía perder. No había manera de eso sucediera.

A las 18 hs ya me encontraba en el autódromo. Mi moto y yo estábamos listos para ésto. Eran dos carreras en línea recta de 2.500 metros, y luego la tercer carrera era completa. Se realizaría en el Circuito N°6 (4.259 metros). Contaba con una parte rápida y con una trabada. Se destacaba la Curva de la Viborita, el Ombú y la Bajada del Tobogán.

El rugir de una moto a mis espaldas me estremeció. Me giré, y vi a James acercarse en una BMW Serie 1000 RR. Tenía una potencia de 199 CV. Pero no era solo su mayor potencia lo que hacía a esa moto más rápida y ágil. Con un peso de 204 kg, incluidos el Race ABS y el control de tracción, era unos 4 kilos más ligera que la versión anterior.

Esta carrera sería muy interesante.

Dos potencias en el mundo de las motos. Ambos teníamos amplias posibilidades aquí. Pero yo me estaba jugando algo mucho más importante: Liz.

-¡Bueno, veo que no te has acobardado, por lo menos! Dijo James al llegar a mi lado.
-¿Debería? Le pregunté mirándolo directo a los ojos. No me iba a intimidar con su ropa de chico malo.
-¡Ja! Rió fuerte. -¡Ya veremos cuántas ganas te quedan de provocar! Dijo y se fue a la línea de partida.

Mis amigos me acompañaban. Por suerte para mi, Alex no vino. Cuando vieron a James alejarse, se encaminaron a mi lado.

-¡Confío en ti, cariño! Jane me abrazó fuerte. Inhale bruscamente su aroma y la solté.
-¡Te adoro, hermana! Sonreí. Sam se acercó y palmo mi hombro.
-¡Deja de manosear a mi novia! Rió. -¡Ya sabes que lo harás bien, no necesitas palabras de aliento! Dijo, y Jane golpeó con su palma la nuca de Sam. Negué con la cabeza y mis ojos se encontraron con Liz. Nos observaba tímida, con una sonrisa preocupada en sus labios.
-¡Ven! Susurré, tan bajito, que sólo ella pudo oírme. Caminó hacia mi lentamente y se lanzó a mis brazos.
-¡Por favor, ten cuidado! Suplicó a mi oído. Por Dios, iba a enloquecer. La sujeté fuerte por la cintura.
-¡Siempre que me estés esperando al final de la carrera, yo regresaré! Le prometí. Cuando me separé de ella pude ver todas sus lágrimas acumuladas en sus ojos. Acaricié su mejilla con mi pulgar. -¡En esta vida, o en la que sigue! Le dije antes de arrancar mi moto. Y luego me encaminé a la línea de partida.

Más que una Pesadilla [MQUS #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora