El amor no existe

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Dan se ajustó la corbata. Bonnie lo ayudó.

Nos estábamos arreglando para salir.

-Mi hermano me acaba de confirmar que ya está allá.

Dan asintió, aburrido, y tomó su billetera para guardarla en su bolsillo.

-Vamos.

Subimos al coche y condujimos hasta el bar en el que habíamos quedado con el hermano de Bonnie.

-Por favor dime que no piensas salir a bailar después.-Dijo Dan.

Bonnie sonrió malignamente.

-Quizás.

Su expresión cambió a una suplicante.

-Por favor...

Dan suspiró.

-Quizás.

Ella rió y besó su mejilla.

Bajamos del coche y entramos al bar.

Bonnie miró a nuestro alrededor.

-Allá.-Dijo.

La seguí inspeccionando el lugar con mi mirada.

Estaba oscuro y con cientos de luces de neón brillante de colores.

En la mesa a la que nos acercábamos había dos personas. Una chica y un chico pelirrojo se estaban besando.

Bonnie tosió para anunciar nuestra presencia y se separaron.

Mi estómago se contrajo en un nudo. Era él. El chico de la cafetería. Rupert.

¿Por qué siempre la mala suerte me perseguía?

-Bonnie, traje a Meghan. Ella es... Mi cita de hoy.

Mi estómago seguía molestando. Seguro era el almuerzo que Dan le había cocinado a Bonnie. Sabía que le estaba echando algo extraño a las ensaladas.

-Un placer.-Dije, contra mi voluntad, estrechando la mano de Meghan.-Soy Emma.

-Un gusto.

Rupert besó mi mejilla en lugar de estrechar mi mano.

-Estás hermosa.-Dijo en un susurro.

-No sabía que tuvieras novia.-Respondí en el mismo tono.

-No es mi novia.

Nos separamos para no despertar sospechas.

Los demás ni siquiera nos observaban.

Me senté junto a una ventana. Llovía.

Suspiré. Las luces de neón se reflejaban en el vidrio.

Yo sobraba allí. No debería estar en ese lugar. Odiaba mi vida, podría estar durmiendo en ese momento y estaba sentada frente a la única persona que me había visto en ropa interior y que, además, tenía su brazo alrededor de una chica vestida de zorra. Genial.

Bonnie se sentó a mi lado y Dan junto a ella. Ni siquiera podría hablar con él. Fantástico. Iba a ahorcarlo por no haberme dicho el nombre del hermano de Bonnie antes.

Ordenamos la comida y Dan, Bonnie y Meghan comenzaron una charla muy interesante sobre fútbol americano. Rupert parecía aburrido.

Sus ojos encontraron los míos y me sentí avergonzada por haber estado mirándolo.

Sonrió y me guiñó un ojo con descaro. ¿A qué estaba jugando?

Cuando trajeron las pizzas, sentí algo rozando mi pierna descubierta. Me sonrojé al ver que ese "algo" era la pierna de Rupert. De verdad, ¿a qué estaba jugando? Tenía a su novia sentada a su lado.

El amor no existe [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora