El amor no existe [Grintson]

¿Y si el amor existe?

Tres meses después...

Estaba muy feliz. Realmente feliz.

Me dirigí a la casa de Rupert ni bien salí del trabajo. Tenía que compartir mi felicidad con alguien.

Me abrió la puerta con un rostro adormilado. Había estado durmiendo, por lo que parecía.

-¡Conseguí la beca!

Él parpadeó.

-¿La beca para estudiar?

-¡Sí!

Una enorme sonrisa se instaló en su rostro.

-¡Estoy orgulloso de ti!-Dijo echándome los brazos al cuello y abrazándome.

Sonreí y di un salto de alegría para colgarme de su cadera. Sonrió.

-Pasa. ¡Esto merece una celebración!

Entré incapaz de seguir conteniendo mi alegría.

-¡Voy a poder estudiar!

Él me abrazó.

-Sí, princesa. Te felicito... ¿Cómo la obtuviste?

-Pagué mensualmente gran parte de mi salario y escribí millones de solicitudes y por fin me la dieron. Podré renunciar al café porque es una beca completa. Tengo paga la comida, el alojamiento y los estudios. ¿No es genial?

Él sonrió y se sonrojó levemente.

-De hecho iba a preguntarte... Si... Si no querías... Mudarte conmigo. Ya sabes, en lugar de vivir en el campus de la universidad podemos vivir aquí... O buscar un departamento que nos guste y... Compartir los gastos...

Mordí mi labio inferior. ¿Vivir con Rupert? ¿Eso me estaba proponiendo?

Hice una inmensa sonrisa. Era el mejor día de mi vida.

-¿Es en serio?

-Sí... Si no quieres, no tienes que...

-¿Es chiste? ¡Claro que quiero!

Lo abracé con fuerza y acaricié su nuca.

Rupert me estrechó con fuerza.

-Estoy absolutamente orgulloso de ti.

-Gracias...

Tomé su rostro y suspiré. Se veía cansado. Muy cansado. Últimamente la oficina lo estaba matando.

-Cuando nos conocimos dijiste que no tenías ningún sueño.-Susurré acariciando sus ojeras.-Deberías buscar uno, amor. Uno que te permita dejar ese feo trabajo y ser feliz.

Me sonrió.

-Ya tengo un sueño.

Alcé las cejas, intrigada.

-¿Cuál?

-Quiero casarme contigo y que formemos una familia.

No esperaba eso. Realmente no lo esperaba.

Creí que los chicos que querían comprometerse ya no existían. Él era adorable.

Sentí un escalofrío y mis piernas temblaron. Mi corazón se aceleró y el cosquilleo se instaló otra vez en mi estómago.

Lo que sentía por él... No podía catalogarlo... Era... Eran tantas emociones juntas...

Lo besé por toda respuesta.

-Desearía que existieran las palabras para expresarte lo agradecida y sorprendida que estoy por esto.-Susurré.-Pero no existen. Realmente no... No esperaba ser tu sueño.