Vergüenza

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-¡Rupert! ¡Viniste! ¿Y quién es esta bella dama?

Un chico se acercó, palmeó la espalda de Rupert y se inclinó para besar galantemente mi mano. Reí.

-Claro que vine. Mike, ella es Emma. Emma, Mike.

-Un placer conocerte.-Dije.

-Lo mismo digo.

-¿Dónde está Matthew? Él es el que se casa.

-En su mesa. Su esposa y él están muy ocupados besándose pero si sacudes el hombro de alguno quizás te oigan.

Rupert sonrió.

-Ven.

Tomó mi mano y me condujo por un costado hasta la mesa principal.

-Llegas tarde, Grint.-Lo regañó un chico vestido de traje que, al parecer, era el que se había casado.

La novia estaba a su lado. Era rubia y de ojos celestes. Y estaba vestida muy bien.

-Lo siento.-Se disculpó Rupert.-Saben que no creo en las bodas.

-No crees en el amor y eso es ridículo.-La chica se puso de pie y estrechó mi mano.-Evanna. Es un gusto.

Sonreí.

-Emma.

-Matthew.-Se presentó el novio sonriendo.

-¿En qué mesa estamos?-Preguntó Rupert.

-En la dos. Con Bonnie y Dan. Hace cuarenta y cinco minutos que no despegan sus bocas desde que los estoy viendo, así que no te costará encontrarlos.

Reímos. Rupert frunció el ceño.

-¿Qué pasa?-Preguntó Evanna.-¿No te agrada tu cuñado?

-No es eso, Dan me agrada, es un buen tipo. No me agrada que mi hermana se sienta tan atraída por él. Está a sus pies. Si él llega a lastimarla...

-No lo hará.-Dije.-Te basta con verlo para saber que Dan siente algo muy fuerte por ella. No tienes que preocuparte.

Matthew asintió.

-Escucha a la chica, es lista. Cuéntanos, Rupert, ¿al fin han tenido sexo?

Él enrojeció.

-Tú esperaste hasta conocer a Evanna.

-Lo sé, pero no hasta la boda. A este paso vas a celebrar tus bodas de oro sin haber tenido sexo jamás.

Él se puso mucho más rojo. Sonreí.

-Emma y yo no estamos saliendo, sólo la traje como acompañante y me estás avergonzando.-Confesó Rupert.

Matthew rió.

-Lo supuse. Quería hacerte pagar por no venir a la ceremonia.

Evanna puso los ojos en blanco.

-Basta, ustedes dos. Vayan a comer antes de que eche a Rupert a patadas.-Dijo mirándome.

Asentí y di la media vuelta.

-No son chistes tan subidos de tono.

-Porque aún no los oíste.

Nos dirigimos a la mesa dos. Allí estaba Mike, una chica a su lado; Dan y Bonnie; y una pareja más que saludó a Rupert animadamente.

-Emma, ella es Sylvia, es la esposa de Mike. Y estos son Alfred y Shefali.

-Es un gusto conocerlos.

Rupert movió una silla para que yo me sentara. Alcé una ceja y me senté. Acercó la silla a la mesa y se acomodó a mi lado, junto a Mike.

El amor no existe [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora