Maquillaje

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-A ver, ayúdame.

Rupert entró a mi cuarto.

-Permiso. ¿Qué...?

Se calló al ver que le estaba mostrando mi espalda desnuda.

-¿Puedes subir la cremallera del vestido?

-Cla... Claro...

Se acercó a mí. Quizás demasiado. Me intimidó un poco.

Apoyó su barbilla en mi hombro y tomó la cremallera. Cerré los ojos mientras él la subía, cosa que aprovechó para besar mi cuello.

Acaricié su nuca y abrí los ojos. Estábamos frente a un espejo. Él tenía sus manos en mi cintura y su boca en mi cuello.

Sus labios estaban calientes y suaves. Solté un suave gemido.

Sonrió. Su sonrisa se marcó contra mi piel y miró hacia el espejo también.

-Me gusta este vestido. Te queda muy hermoso. Te ves preciosa.

Me sonrojé.

-Aunque me gustaba más verte de rosa chillón.

Cubrí mi rostro, avergonzada, mientras él reía.

-De haber sabido que eras tú en lugar del repartidor me hubiera puesto algo decente.-Me defendí.

-Por eso no dije que era yo. Quería ver cómo es Emma cuando nadie la ve.

-¿Por qué?

Sonrió.

-Porque nunca conoces a alguien hasta que no lo ves hacer el ridículo a solas.

Acarició mis brazos y entrelazó nuestros dedos.

-Además...-Susurró.-Tu cuerpo se veía bien bajo el pijama.

Le di un codazo y sonrió.

Volteé. Estábamos muy cerca. En mi cuarto. Jamás ningún chico había entrado a mi cuarto, ni siquiera Dan.

Miré por unos segundos a nuestro alrededor. Todo estaba desordenado... No ordenaba los fines de semana.

La cama estaba deshecha, toda la ropa de cualquier forma en todo el cuarto, y las revistas y los libros iguales.

Mis mejillas tomaron color. Él acarició mi barbilla y sonrió.

-Lindo cuarto.

-Deja de burlarte de mí.

Retrocedí unos pasos tratando de aclarar mi mente. No podía pensar con él allí, y menos si estábamos tan cerca.

Tropecé con una revista y caí de espaldas sobre la cama.

¿Cuándo dejaría de hacer el ridículo?

Rupert no rió, se acercó a mí.

-¿Estás bien?-Preguntó apoyando sus manos a ambos lados de mi cabeza.

Asentí.

-Soy muy torpe, ya lo dije.

Ladeó la cabeza y rió.

-Eres encantadora.

Pegó su frente a la mía. Mi respiración se entrecortó y cerré los ojos. Sentí su boca otra vez en mi cuello. Gemí y acaricié su nuca.

-Hueles delicioso.-Susurró.

Me sonrojé y lo miré. Estábamos tan cerca. Sólo unos centímetros más y sentiría su boca sobre la mía otra vez.

El amor no existe [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora