Sólo dormir...

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Abrí los ojos confundida. No estaba en mi habitación.

Prácticamente di un salto al ver a Rupert durmiendo junto a mí, sosteniendo mi cintura y sonriendo.

Traté de recordar. No estaba en mi cuarto, eso era evidente. Estaba en el apartamento de Rupert, y había pasado la noche en su sofá, junto a él...

Lo miré de reojo. Estábamos muy juntos y nuestras pieles se tocaban, generando un confortable calor corporal. Mi estómago sintió un cosquilleo. Maldito alcohol. De seguro era eso.

Dormía como un niño, con una sonrisa y acariciando mi piel. Se veía realmente adorable, y al verlo sentí un arranque de cariño difícil de explicar, aunque traté de encontrar una lógica que lo hiciera.

Nos habíamos besado. Y cómo. Jamás había sentido algo igual. ¿Cómo haría para besar a alguien más luego de eso?

Nos habíamos besado... Y de no ser por mis quemaduras quizás no tendría puesta la ropa.

Me sonrojé. Yo no solía ser así. ¿Qué demonios me pasaba?

Quizás cuando despertara no recordaría qué hacía yo allí... O quizás si lo haría y no le importaría... Quizás sólo había sido otra de sus probablemente muchas noches con chicas, sólo que yo era una que había salido mal ya que no nos habíamos acostado.

Aún dormido, su boca me atraía. Y la línea prominente de su mentón, que marcaba su clavícula, era diferente a cualquier hombre que hubiera conocido. Se veía masculino, seductor y adorable a la vez.

Debía largarme del departamento antes de hacer una tontería.

Aparté a Rupert suavemente. Mi cuerpo protestó al romper el abrazo y me levanté del sofá.

Mi camiseta, necesitaba mi camiseta. Dejaría el abrigo de Rupert sobre el sofá, me iría y jamás notaría que estuve con él.

-¿Emma?

Al diablo la camiseta, necesitaba salir de allí. No podría ver a Rupert a la cara sabiendo que me había besado y que casi nos acostábamos juntos.

Abrí la puerta y salí del lugar, suspirando. Tendría tiempo para pensar después.

Suspiré y bajé hacia la planta baja por las escaleras. Creí oír al ascensor moviéndose y siguiendo mis pasos, pero probablemente fue sólo mi imaginación. Me estaba volviendo loca. Pero, por si acaso, aceleré el paso.

Al salir a la calle, el aire helado me causó un escalofrío. Me acurruqué en el abrigo de Rupert y caminé con velocidad buscando un sitio conocido. Al menos uno, ya que estaba algo perdida porque aquella parte de la ciudad no me sonaba.

Después de dar vueltas infructuosamente, mi conciencia comenzó a remorder. ¿Para qué había huido, en primer lugar?

No, huido no. No había huido. Sólo había evitado un momento incómodo.

Tras hacer unas cuadras, cuando ya estaba considerando regresar con Rupert y admitir que me había perdido, vi el edificio del apartamento de Bonnie. ¡Viva! Ella podría llevarme a casa.

Suspiré. Dan me había mostrado una vez dónde era, desde el coche, y ahora estaba allí para decirle que su hermano y yo habíamos estado a punto de acostarnos juntos.

Toqué el timbre indecisa, tratando de recordar en qué departamento vivía.

La voz somnolienta de Bonnie contestó.

-¿Quién es?

-Lamento mucho despertarte. Soy Emma... Yo...

-¡Em, eres tú! Pasa..

El amor no existe [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora