Me arrojo a sus brazos como una niña pequeña que ha encontrado a sus padres después de perderse en el centro comercial; refugiándome en su pecho, tratando de buscar paz en su peculiar aroma a madera, loción para hombre y a él. El calor de su cuerpo me reconforta tanto que me hundo aún más en su abrigo disfrutando de la sensación de sentirme segura. Enseguida, sus manos ahuecan mis mejillas examinando mi rostro con ojos angustiados, tratando de hallar hasta el más leve indicio de sufrimiento.
—Nathaly... Vine tan pronto como pude, ¿estás bien? —. Su voz se escucha a punto de sufrir un colapso nervioso. —Estaba tan preocupado. Tim me llamó hace una hora para informarme, pero el profesor me retuvo unos minutos antes de dejarme venir y... Dios, ¿en verdad estás bien?
Anticipando su reacción remojo mis labios antes de hablar, tratando de sonar lo más delicada posible para no alterarlo más de la cuenta.
—Me conoces bien y sabes que cuando veo que algo va mal no puedo controlarme, está en mi sangre, supongo y por eso tuve que intervenir en un intento de asalto. Pensé que no resultaría, pero estoy bien. Por favor no estés molesto.
—¿Y lo dices tan tranquila? —. Me encojo de hombros, sin pretender verme inocente o poco modesta, mostrando lo muy agotada que en verdad me siento. —Eres tan inconsciente... Si algo te pasara, jamás me lo perdonaría.
Niego con la cabeza, dando a su mano un ligero apretón para tranquilizarlo, intentando convencerme a mí misma de que no volveré a verme involucrada en una situación catastrófica nunca más; repitiéndome que tengo que ser menos impulsiva.
—No ha estado tan mal. Si no fuera por Tim... — Su mirada se dirige más allá de mí, después de asegurarse que realmente mi estado no es deplorable, apartándome con delicadeza para acercarse a su mejor amigo sentado sobre una cama de hospital.
—¿Cómo estás? —le pregunta, mostrándose receptivo de hacer reclamos. Por ahora.
El lesionado se encoge de hombros restándole importancia a sus próximas palabras:
—No ha sido nada grave, la bala sólo rozó mi pierna, pudo ser peor.Kyle inspecciona el vendaje sobre el muslo izquierdo del chico con una mirada muy seria, adoptando la postura propia de un detective, haciéndome dar un respingo al advertir lo mucho que se parece a esos actores de las series que tanto ve. Y también a sus padres, claro.
—¿En qué estabas pensando, Tim?, ¿te das cuenta de lo que esto podría significar para ella? ¿Sabes el daño que una situación así representa en su sistema?
—Kyle para — Intervengo, notando la tensión de ambos por todo el edificio. —No fue su culpa. Fui yo la que decidió salir del auto para ayudar. Yo nos metí en esto.
Kyle me observa durante unos segundos antes de volver a mirar a Tim, quien suspira en cansancio para decir con voz desinteresada:
—Tiene razón. Ella es la responsable de estar aquí. Lo tenía bajo control y llego a estropearlo, supongo que sus instintos son incontenibles.No puedo evitar mirarle desconcertada, dejando que la indignación se filtre de a poco por mis venas hasta palpitar y estar a punto de estallar mientras veo su cínico rostro de niño pijo.
¡¿Cómo se atreve?! ¡Salvé su trasero! Es un desconsiderado, egoísta, arrogante... ¡Fafanapoli*!
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P e r f e c t | Styles
FanfictionUn sueño que cumplir. Un amor en secreto. Cuatro hombres sufriendo por no ser correspondidos y uno que no ha sido sincero completamente. «Sólo una cosa puede producir más daño que la mentira: la verdad» -Jardiel P. • Novela cliché, pero diferente...