H a r r y

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El sol está en todo lo alto mientras conduzco mi polvorienta Range Rover por las calles de Los Ángeles buscando algún restaurante.

En la radio suena The Dark Side of the Moon* -justo en la canción en que lo dejé la otra noche-, relajándome hasta el punto en que tengo que orillarme para cerrar los ojos y disfrutar la música.

Han sido unos días bastantes difíciles lejos de casa, solucionando algunos inconvenientes emocionales que había dejado aquí hace un tiempo.
Me siento mejor ahora que sé que las cosas entre ella y yo han terminado de la manera más sana posible a pesar que nuestra relación no haya funcionado igual.
Sin embargo, e independientemente de que la culpa ya no me consuma como antes, una extraña sensación se había instalado en mi pecho los días posteriores a nuestra ruptura manteniéndome sumergido en una especie de depresión que nunca había experimentado en mi vida. Y es que ella significó tanto para mí durante los últimos ocho años que el haberla dejado ir me resultaba doloroso, sobretodo si alguna vez hubo amor de por medio. Y lo hubo.

Ahora sería un mentiroso si dijera que no le quise, porque le quiero, pero no de la misma forma en que ella lo hace. Siempre intenté no involucrar mis sentimientos y acabe por quererla tanto que el confesarle mi cariño fraterno consiguió romper nuestros lazos totalmente. Sé que la extrañare, pero al menos voy atesorar su recuerdo como la más maravillosa experiencia que jamás viviré, porque no tengo nada malo que decir ni pensar de ella.

Retomo la carretera, tras un suspiro pesaroso que se entremezcla con la guitarra de Gilmour*, prometiendo llevar a asear la camioneta pronto.

Un par de kilómetros después aparco fuera de un buen lugar
con una actitud positiva; está vacío al ser tan temprano y agradezco mentalmente ese hecho una vez que estoy dentro.
Ordeno algo de fruta con cereales, un par de rebanas de pan y un jugo porque necesito purificar mi sistema de toda la chatarra americana que tuve que ingerir para sobrellevar mi proceso de duelo.

Hace días que no enciendo el móvil y cuando lo hago los cientos mensajes y notificaciones no se hacen esperar, así que reviso las noticias de Twitter enterándome que el mundo sabe perfectamente que estoy en California.

Hoy se cumple casi una semana desde que decidí aislarme de todo luego de verla por última ocasión en su departamento. No estaba de humor para enfrentar la compañía de otras personas si iba a ser completamente falso al sonreírles o al ser amable, por lo que preferí esperar un poco para salir a tomar aire antes de regresar a Inglaterra pasado mañana.

—Gracias —le digo a la simpática señora que me trae los alimentos, a lo que ella me responde con una diminuta sonrisa.

Decido mirar mis conversaciones descubriendo que hay unos cuantos mensajes de Gemma y varios más de Louis, aunque los dejo estar planeando escribirles en cuanto acabe mi comida. Pero, cuando el primer bocado toca mi paladar de una manera tan efímeramente deliciosa que consigue saciar una pequeñísima parte de la sed de ingerir cosas saludables que tengo, el sonido de una llamada entrante me obliga a contestar.

—Cuando dijiste que necesitabas unos días en LA nunca imaginé que terminarías perdido en Blue Jay Way*... —es lo primero que comenta haciéndome sonreír al comprender la referencia. —Dime qué ocurrió.

Me ahorro un suspiro cansino y los detalles que me llevaron a tomar un breve receso del trabajo para decirle simplemente con una actitud renovada:
—Quería estar solo, es todo. No me sentía muy bien.

—Lo entiendo, Harry, pero por favor que no se repita de nuevo — suena muy serio. —Sabes que debes informarme antes de hacer cualquier movimiento porque de lo contrario me preocupo.

—Lo sé y lo siento —acepto realmente arrepentido. —No volverá a ocurrir, Jeffrey.

—Bien, te creo... —. Mi manager se toma una pausa para pensar en sus siguientes palabras:
—¿Estás listo para volver?

No necesito meditar mi respuesta, porque sé que listo o no, de cualquier manera siempre regreso a Londres; sin embrago, no respondo su pregunta.

—¿Ya has encontrado el vuelo más conveniente?

—Sí, sale el viernes a las once cuarenta de la noche, estarás llegando la madrugada del sábado. ¿Quieres que llame a Rita?

—Sí, sería genial. Dile que se de una vuelta el Domingo temprano, porque apenas llegue necesito descansar.

—De acuerdo, ¿quisieras algo más, Harry?

Estoy por agradecerle y decirle que es todo, que nos veremos pronto y que aprecio un montón contar con su apoyo, pero la nítida imagen de un par de ojos celestes se cuela en mi mente haciéndome recordar la fecha que marca el calendario.

—De hecho... sí, quiero pedirte un consejo.

—Te escucho.

—¿Qué le regalarías a alguien que cumpleaños en Nochebuena?

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The Dark Side of the Moon: Noveno álbum de estudio de la banda británica Pink Floyd.

Gilmour: David. Guitarrista principal de la banda británica Pink Floyd.

—Cuando dijiste que necesitabas unos días en LA nunca imaginé que terminarías perdido en Blue Jay Way [...]: En referencia a la canción escrita por George Harrison para el noveno álbum de The Beatles, donde menciona haberse perdido en dicha calle de LA y pide que sus amigos regresen por él antes de que se quede dormido. Se quiere dar a entender que Harry desapareció tantos días que pareciera que le hubo ocurrido lo mencionado en la canción.

Blue Jay Way: Calle ubicada en el área de Hollywood Hills con vista a la Sunset Boulevard, que ofrece una vista panorámica de Hollywood y gran parte de la Cuenca de Los Ángeles. Se llega siguiendo una ruta bastante complicada, donde es muy difícil transitar durante la noche.

P e r f e c t | StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora