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En un punto de la noche, Louis ha desaparecido al otro lado de la estancia entre todo el tumulto de personas extasiadas por el alcohol, el cual parece interminable, y Eleanor le ha seguido al poco rato abandonando nuestra charla, dejándome bailando con Oliver mientras Mía y Jay hacen lo mismo pero a un ritmo un tanto más acelerado.

En este momento el pelirrojo se mueve exageradamente, asustándome, se empina su nueva copa y coge dos más de las manos de una chica que va de pasada, dándome una.

—No creo que...

—Vamos, Nathaly. No seas aguafiestas.

Oprimo los labios sin saber qué hacer con la mirada fija en el producto azul. Luce como una bebida en extremo fuerte y a simple vista puedo saber que está terriblemente fría, lo que termino por confirmar al aceptarla, porque no quiero dar la impresión de que sólo estoy aquí por algún tipo de interés cosa que, por supuesto, estoy haciendo por Mells.

—¿Qué es? —pregunto apenas la acerco a mis labios para dar un sorbo.

¡Está buenísima!

—Es un Blue Devil.

Un nudo se forma en mi garganta e intento relajarme con los siguientes tragos diminutos que ingresan en mi boca. Son deliciosos, sí, pero no quiero embriagarme por primera vez en mi vida estando tan lejos de mis amigos. Especialmente porque Jude y yo hemos pactado hacerlo juntos por primera vez.
Lo de beber, quiero decir.

—¡Edward está aquí, perras! —. Anuncia un Louis casi ebrio, por encima de la música, acompañado del susodicho que se acerca hasta nosotros con una sonrisa contagiosa.

¡Wow! ¡Michelle se volvería completamente loca!

—¡Qué tal, chicos!

A partir de ese contagioso y entusiasta saludo, todo pasa tan rápido que apenas puedo hacer un recuento de lo que sucede a mi alrededor; su integración a nuestro pequeño grupo, su tercera ronda de cerveza, el baile de Louis sobre un diván, mi segundo Blue Devil, Eleanor bailando con uno de los invitados y, de pronto, el recién llegado hablando conmigo.

¡Conmigo! ¡Wow!

—No nos han presentado, soy Ed, hola.

¡Lo sé! ¡Lo sé!
Eres, probablemente, una de las pocas mentes brillantes que aún quedan en un mundo lleno de idiotas.

¡¿Lo dije o lo pensé?!

—N-Nathaly Ross, es un placer.

Estoy estrechando su mano cuando una chica, que también logro reconocer, se hace presente sonriendo tímidamente, luciendo tan ajena a este ambiente como yo.

—Mira, linda, ella es una nueva amiga de Louis. — Le explica el pelirrojo recibiéndola con un beso en la mejilla al tiempo que la acerca a su costado. —Es Nathaly Ross y piensa que estamos en un mundo lleno de idiotas.

Mis mejillas se calientan de tal manera que creo que han conseguido igualar su cabello; él se ríe un poco, tal vez burlándose de mí por ser tan torpe (maldito), o quizás sólo sea el alcohol en su sistema que lo hace reaccionar de esa forma, y es verdad que comienzo a incomodarme por eso, pero no quiero ser descortés.

Cherry Seaborn, hola —me saluda con simpatía. —¿Qué tal la fiesta?

—En realidad... —Horrible—, nunca había venido a una de este tipo, pero supongo que bien.

—Bueno, los idiotas suelen ser divertidos, ¿verdad, Ed?

Mi rostro debe ser un mal chiste en estos momentos, crudo, avergonzado y casi deprimido.

P e r f e c t | StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora