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Nunca confíes en un vegetariano —. Harry se pone de pie después de mencionar la icónica frase, la cual me toma varios segundos terminar de procesar, encaminándose a su nevera con la gracia digna de un noble y cortés caballero.

Mientras tanto yo, indignada, parpadeo repetidas veces con el rostro distorsionado por la molestia que estoy comenzando a sentir, de pronto, a punto de abrir la boca únicamente para armarle un escándalo.

¿Quién rayos se cree que es para hablarme así? Es un tonto. Es un cretino. No tiene derecho a juzgarme de esa manera sólo porque odio la carne...

—¿Qué?, no me veas así, puedes ser una loca sin remedio y yo estoy dejándote estar en mi casa.

No me parece que esté diciéndolo con malas intenciones, pero... Loca. ¡Me ha llamado loca! ¡Yo no estoy loca!... No estoy loca, no estoy loca, no estoy loca...

—No estoy loca—mi voz es apenas un susurro inaudible que se escapa de mis labios, dejando en evidencia la posible historia trágica detrás de mis palabras, tratando de convencerme de algo que hace mucho no me afectaba así.

—No, no, yo no dije eso —Harry se apresura a intentar aclarar la situación, que empieza a tornarse incomoda, mientras deposita algunas cosas sobre la barra del desayuno. —Dije que podrías serlo, no que realmente lo estuvieras.

—Pero lo insinuaste.

No puedo evitar sentirme extraña. Tan extraña de que me vea de esa manera sin haber pasado el tiempo suficiente a mi lado para comprobar que efectivamente, estoy loca... No. No lo estoy. Ya no más... «¿Verdad John?»

—¿Nunca has visto Notting Hill? —su repentino cambio de tema me deja aún más desconcertada, sintiéndome estúpida al intentar analizar lo que ha dicho cuando la verdad es que no me importa.

—¿Notting Hill?

¿Qué clase de pregunta es esa? Por supuesto que he visto Notting Hill. Hugh Grant es el Señor Darcy encarnado, el prototipo de hombre perfecto, un príncipe azul en toda su entereza, la magnificencia del pueblo masculino inglés habitando en un sólo ser... ¿cómo podría no saber a qué se refiere cuando es él quien ha inspirado todas mis expectativas en cuanto al chico ideal desde que era una niña y ni siquiera entendía los asuntos del amor? Pero claro, mi cerebro no está trabajando a una capacidad apropiada con esta resaca de los mil demonios. Te he fallado, Hugh, mi amor.

—La frase, es de ahí.

—Ah, la frase. Sí, ahora la recuerdo.

—No quise ofenderte —Harry suena sincero, pero no es de mi incumbencia el que crea que sus disculpas me interesan, así que lo dejo pasar. —Sólo la recordaba.

—No hay problema.

—¿Estás segura? Porque yo no...

—Me gusta Hugh Grant. Me encanta. He visto la película una infinidad de veces. Es una mierda... —. "Siempre hablando de más."—Oh, lo siento...

Sí, es verdad. Dije que Hugh Grant es el amor de mi vida, no que me gustasen todas sus películas. En especial cuando son tan tóxicas como Notting Hill... Te odio, Anna Scott.

—Está bien —suelta una risa angelical que por alguna razón desconocida me revuelve el estómago, y luego me sonríe de lo más natural como si en verdad estuviera disfrutando de mi mala palabra. —Eres divertida, Nathaly Ross.

P e r f e c t | StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora