La chica acaba de desmayarse ante mí y la rapidez con la que me muevo para evitarle una caída mortal es sorprendente.
Nunca antes había tenido tan buenos reflejos, pero supongo ha sido cuestión de suerte el sostenerla justo a tiempo.Lo primero que pasa por mi mente después de eso es depositarla en el asiento trasero de mi auto para llevarla a un hospital lo antes posible, sin embargo, descarto esto último a sabiendas de que tendré que enfrentarme a todo un pandemonio fuera de él con mi sola presencia, así que, sin tener otra alternativa, opto por llevarla a casa.
Aquello no suena en lo absoluto como a una buena idea, sobretodo porque el sentido común me dice que lo mejor será regresar adentro, y buscar a la persona con la que vino entre las docenas de almas danzantes para que se haga cargo de ella, pero otra parte de mí, la cargada de eterna amabilidad y compasión, me obliga a hacer lo correcto a pesar de los conflictos que esto le traerá a mi privacidad. A fin de cuentas, es una desconocida y no puedo fiarme de ella por completo.
—Harry, ¿te vas tan pronto? —. Una voz melosa pregunta detrás mío, a unos segundos de haber cerrado la puerta del auto, haciéndome voltear sobre mis talones para encontrarme a una bella chica pelirroja, que me resulta ampliamente familiar pero que, pese a ello, me es imposible colocarle un nombre a su rostro.
—Así es, amm... —comienzo a buscar entre mis memorias la ocasión en la que nos hemos visto antes, pero nada viene a mi cabeza repleta de tantos conocidos.
—Lucy —ella menciona con una sonrisa que se me antoja algo forzada. —Lucy Holloway.
—Lucy —sonrío un poco, aunque queriendo que la conversación termine de una vez por todas para poder ayudar a la chica misteriosa que yace en el asiento trasero de mi nuevo Audi. —Sí, ya me voy.
—Pero si acabas de llegar. — La decepción en su tono no me pasa desapercibida, -tampoco la copa que sus dedos indice y pulgar sostienen con exquisita finura-, consiguiendo que una pizca de culpa se instale en mi pecho porque siento que no estoy siendo lo suficientemente cortés.
—Bueno, estoy algo cansado—explico, aunque no creo que deba hacerlo, y sinceramente no me hace sentir mejor—; así que, si me disculpas... buenas noches.
Comienzo a retirarme, pero una vez más su llamado me detiene.
—Es la una veintitrés de la mañana.
—Buenos días, entonces —una segunda sonrisa hace acto de presencia en el sendero de mis labios, sin perder para nada los buenos modales. —Disfruta la fiesta, querida.
[...]
Minutos más tarde, conduzco a través de las calles del barrio de Chelsea con suma precaución, alternando mi vista entre el espejo retrovisor y el camino, chequeando de vez en cuando la situación que tengo en la parte trasera, pidiéndole al cielo que las cosas salgan como tengo pensado.
No transcurre demasiado tiempo antes de que tenga que bajarme del auto para abrir el portón de casa y, una vez dentro, casi me llevo un susto de muerte al descubrir que la chica se ha levantado, con el cabello tan alborotado que le da un aspecto de ultratumba, esforzándose por descubrir lo que hay a su alrededor.
—¿Q-Qué... Q-Qué me está pasando? —pregunta, completamente aterrada, abriendo mucho los ojos ante lo que sea que haya llamado su atención en medio de la oscuridad, con ambas manos sobre su estómago.
Respiro profundamente, recuperando el aire que perdí del susto, antes de animarme a abrir la puerta trasera y ayudarle a salir del auto. Así que bajo una segunda vez y me preparo para lidiar con su comportamiento.
—Vamos, ven aquí —. Me siento tan estúpido haciendo ademanes como si le estuviese hablando a una niña pequeña, que no consigo reprimir un suspiro frustrado al advertir que no está haciéndome el más mínimo caso. —¿Qué ocurre?... Oh, dios, ¡no...!
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P e r f e c t | Styles
FanfictionUn sueño que cumplir. Un amor en secreto. Cuatro hombres sufriendo por no ser correspondidos y uno que no ha sido sincero completamente. «Sólo una cosa puede producir más daño que la mentira: la verdad» -Jardiel P. • Novela cliché, pero diferente...