Capítulo 1

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Narra Tatiana:
Miro a Ben, se le estan cayendo los párpados, pero normal, son las doce de la noche y Candy sigue sin venir, no da señales de vida, no nos ha puesto ningún mensaje y Ben ha preguntado a Marcos si sabe algo pero tampoco ha visto el mensaje. Los dos estamos en el sofá de abajo, esperando a que Candy llame a la puerta pero el sueño nos acaba venciendo y los dos terminamos dormidos.

Algo me sacude.
-Cielo. -oigo una voz lejana. -Hija. -me vuelve a sacudir. Empiezo a recomponerme y veo a mi madre en la penumbra de la casa. -¿Por qué no os vais a la cama? Todavía podeis domir tres horas agustito. Yo me voy al trabajo ya. -Yo asiento y susurro un gracias. Sacudo un poco a Ben y los dos nos vamos a nuestras habitaciones, pero durante el resto de la noche me es imposible dormirme y me la paso dando vueltas y pensando en la noche del sábado.

FLASHBACK
La canción Symphony me inunda los oidos gracias a los cascos, sigo barriendo pero un sonido en la puerta desvía mi atención. Giro la cabeza y un poco más y el corazón se desmaya conmigo, Saúl está en la puerta de cristal que da la entrada al bar, me dirijo hacia esta y giro la llave para que pueda entrar.
-¿Qué haces aquí?- le pregunto sin rodeos.
-Un "pajarito"-dice haciendo comillas con los dedos-me ha dicho que estabas aquí, y he decidido ayudar. -dice encogiéndose de hombros.
-No necesito ayuda. -digo fría, no entiendo a qué viene tanta simpatía de repente.
- Me da igual. -dice de la misma manera. -¿Dónde están los recogedores y las escobas?
Opto por ignorarle. Saúl viene hacia mi y me quita mis cascos rojos.
-Tana-él es el único que me llama así- por favor, ¿me puedes indicar dónde están las escobas? Además, te recuerdo que ese turno lo tenían que hacer dos personas, Alina y Clara, pero ahora mismo solo te veo a ti haciendo las tareas porque a mi no me dejas empezar con el trabajo. -me dice haciéndome entrar en razón. Suspiro y dejo mi escoba a un lado para ir a por más y enseñarle a Saúl dónde están. Este sonríe y me sigue, detrás del telón de la tarima que tiene este bar, hay una pequeña puerta que es el cuarto de la limpieza.
-Ahí tienes. -abro la puerta y le doy la llave. -Cierra la puerta cuando termines.
Vuelvo a ponerme manos a la obra pero sin los cascos, pongo la música a lo alto, porque así también oigo al parlanchín de Saúl.
El susodicho vuelve con escoba y recogedor, se quita la chupa marrón que trae y se queda en una camiseta gris de tirantes que dejan ver sus trabajados brazos. Él me mira y se rie.
-Ten cuidado, a ver si el novio se va a poner celoso. -dice con una sonrisa de lado.
-Tranquilo, no llegas ni al talón de mi novio. -digo siguiéndole el juego, pero consigo el efecto que quiero, se lo cree y le cambia la cara a un ceño fruncido.
-¿Y qué tal te va con él? -dice aclarándose garganta.
-Muy bien la verdad. -digo encogiéndome de hombros. -¿Y tú con la tuya? -pregunto un poco recelosa.
-Nos hemos dado un tiempo. -dice mirando al suelo. Mi corazón comienza a acelerar sus pulsaciones, y una sonrisa tímida se asoma por mi cara sin poder poner remedio y ocultarla, pero luego recuerdo como acabó nuestra relación y me obligo a mantenerme indiferente.

La canción "French Kiss" empieza a sonar de mi reproductor de música del móvil, esta canción fue la primera que escuchamos juntos y es nuestra melodía. Paro de limpiar la mesa y le miro, él me mira de la misma manera mientras que deja a un lado la escoba.
-¿Tienes en tu móvil esa canción? -dice con sorpresa. Yo asiento con la cabeza.
-Me gusta la canción ¿por qué no la iba a tener? -pregunto incómoda.
-Por el significado que tiene. -dice evidente. Los calores se me concentran en las mejillas dandoles un tono carmesí.
-Bueno-digo intentando salir del paso-los significados van y vienen. -me muerdo la mejilla por dentro.
-Pero este no se va, se queda. -me mira y se acerca hacia mi.
-Se queda en el recuerdo querrás decir. -le digo poniéndome otra vez a limpiar la mesa.
Él llega hasta donde estoy yo, nos miramos y desaparezco en sus ojos argentinos hasta que su mano derecha se posa en mi cuello y la otra hace de escudo a mi mejilla izquierda del mundo real. Por inercia los dos nos acercamos, pero llega un punto en que con tanta cercanía mi mirada baja de sus ojos a sus labios y de un momento a otro nuestras caras se unen en un beso lleno de ganas porque volviera a pasar esto.
Terminamos el trabajo en el bar y como si fuera magia, a la velocidad de la luz llegamos a su habitación acompañados de desesperación y ganas por unir nuestros cuerpos en uno, todos mis temores desaparecen, y la blusa blanca junto con mis vaqueros se quedan en el piecero de la cama y me entrego por completo a su ser por primera vez.
FIN FLASHBACK

Me levanto de la cama ya que soy incapaz de dormirme pero el pensamiento me carcome, decido ir a por un vaso de agua pero me inundo en mis propios recuerdos. Siempre me ha echado para atrás perder mi virginidad por el pudor que conlleva, pero por mi cuerpo, el vello nunca me ha preocupado porque desde muy joven me sometía a la depilación láser, pero una de las cosas que he llevado peor ha sido mi flujo abundante y que un preservativo estuviese defectuoso y me conllevase a tener una enfermedad de transmisión sexual o un hijo no deseado, y el sábado era consciente de todo ello pero me daba igual, no me importaba. De repente aparece Saúl como si nada, le digo que tengo novio, a pesar de que no es verdad, se me acerca, nos besamos, terminamos de apañar el bar a toda prisa para acabar en su habitación y entregándome al encantador de serpientes. Al final salió todo bien, pero imprudentemente, nos dejamos llevar por el furor del momento, y me arrepiento por eso. Otra chica en mi situación estaría contentísima de que el chico que más le gusta en estos instantes sea quien le haya dado una noche de pasión, y digo pasión porque no estoy segura de que también hubiese amor por parte de él. Por eso me arrepiento, por actuar con mi piel y no con mi cabeza, porque no reaccioné ni con el corazón, ese órgano solo latía deprisa dando más ganas a mi cuerpo. Y encima decido perder un día de Universidad y no por estar enferma, ayer Saúl me llamó 2 veces, me puso un mensaje y ya está.
Suspiro, miro la hora y por alguna extraña razón me pongo a llamar a Esmeralda.
-¿Si? -pregunta a través del teléfono.
-Hola Esme. -la digo.
-¿Tatiana? -pregunta sin terminar de reconocer mi voz.
-Sí.-sonrio a pesar de que no la veo, en verdad la echo de menos aunque a veces sea demasiado borde.- ¿Qué tal por allí?
-Bien... Pero por tu voz deduzco que allí no tan bien. -Suspiro por segunda vez desde que me he levantado.
-Qué bien me conoces...
-¿Qué te pasa? -pregunta con un tono curioso.
-Muchas cosas. -digo sin saber por donde empezar.
-Pero hay una que te pasa más que con las otras. ¿O me equivoco?
-Que va. -digo. -He dejado de ser pura. -digo al grano de la mejor manera posible. En ese momento se deja de oir su voz, no se oye nada. -¿Esmeralda? -pregunto. Sigue sin oirse nada, pero antes de que vuelva a preguntar por su nombre habla.
-Me has dejado estupefacta. -dice asombrada. -sino tenias novio y no me creo que lo hayas hecho con un desconocido porque a ti eso te da demasiado asco. -dice sacando conclusiones.
Opto por contarla todo.
-Bueno, Tati, tranquila, todo el mundo ha actuado alguna vez con el clítoris en vez de con la cabeza.-me intenta consolar pero me hace sentirme sucia al entrar en las tres palabras: "todo el mundo" Algunas lágrimas se deslizan por mis mejillas. -¿Estás bien? -me pregunta tras oir mis pequeños llantos.
-No estoy bien-digo rompiendo a llorar. -encima Candy ha desaparecido y no sabemos dónde está.
-¿Qué me dices? -dice muy preocupada. -¿Lo estás diciendo enserio?
-Sí, se fue de casa a la Universidad, salió de una clase antes de su descanso para ir al baño y no ha vuelto. -mis lágrimas se van incrementando.
-¿Y nadie la ha visto por última vez?¿La habéis llamado?¿Necesitais que vuelva a Montpellier?-hace un interrogatorio.

Utopía EncadenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora