Capítulo 20

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Nos ponemos a hacer el trabajo y Zahara se pone a hablar con Casper, parece que congenian divinamente y eso que él parece bastante serio, por otro lado Isabelle está haciendo su parte del trabajo con Elliot, su novio, al igual que Scarlett con Pascal. Así que aquí estoy yo, al lado de Marius y los únicos que no hablamos y estamos sin hacer nada.

Me estan entrando ganas de ir al baño, pero tengo dos inconvenientes, el primero que nose de quién es la casa y el segundo, que soy demasiado tímida para pedir nada a alguien que conozco apenas se una hora, así que opto por aguantarme.

-Scarlett-la llama Marius-¿dónde está el baño?-inquiere, después de estar conteniendo mi vejiga un cuarto de hora desde que quiero pasar al aseo.
-Tienea uno en el pasillo que hay a mano izquierda o arriba, pero aconsejo más arriba, hay demasiados trastos como para que entren los invitados.-explica.
-Yo también necesito ir. -la digo viendo la oportunidad de ir. Ella asiente, me sonrie y se pone a seguir con el trabajo.
Subo detrás de Marius las escaleras.
-Si quieres entra tú primero.-me ofrece Marius amablemente, lo cual me deja sorprendida.
-No tranquilo, puedo aguantar-le digo al notar la vibración de mi móvil porque me están llamando.
-Como quieras.-él entra y cierra la puerta. Cojo el móvil al ver el nombre de Esmeralda en la pantalla.-Vaya, no tiene cerrojo y no se cierra bien por el aire que entra de las ventanas abiertas-dice Marius a través de la puerta del baño-¿puedes sujetarmela?-por un lado Marius me estaba hablando y por el otro Esmeralda a través del movil.
-¿Sujetarte el qué?-le pregunto.-No a ti no Esmeralda, espera un momento, ahora te atiendo.-la digo a Esmeralda a través del móvil.
-¿Cómo que sujetarme el qué?-inquiere con tono de no entender nada-ay, no me digas que prefieres sujetarme otra cosa.-puedo notar como sus comisuras tiran hacia arriba a pesar de que no le veo.
-¡Eres un cerdo!-le contesto.
-Vale, vale, pues si no quieres ver mi mejor parte cierra la puerta porfa.-dice riéndose y hago lo que dice.
-Vale Esmeralda, habla.-la digo para que siga.
-¿Se puede saber dónde narices os habeis metido todas? Estoy llamandoos por teléfono una a una y ninguna me contesta.-dice irritada.
-Bueno, yo sí que te he contestado. Las demás ni idea de dónde están, pero yo estoy haciendo un trabajo.-la explico.
-Llamaba para deciros que a mediados de Junio vuelvo.-noto que sonríe a través del teléfono.
-¿Enserio? ¡Cuánto me alegro!-digo sonriente.
-Por cierto, ¿con quién hablabas? Parecía un chico.-dice en tono pícaro.
-Y lo es, es mi compañero de clase, nada más.
-Siempre que se dice nada más acaba siendo lo contrario.-me dice.
-Pue esta vez es la excepción, además hay tres chicos más en la casa.-digo rodando los ojos.
-¿Entonces un cuatrio?
-Lo tuyo es solo pensar en el roce ehh.-la digo.-Bueno, te dejo, que las ganas de hacer pis no las aguanto más.-la digo al oir la cisterna. Oigo el grifo y después pasos hacia la puerta.
-Ya está.-me dice.
-Porfavor haz lo mismo conmigo.-le pido.
-Me lo pensaré.-me dice a lo que yo le lanzo una mirada asesina.
-Vale, te hago el favor.-dice.
Me bajo la cremallera del pantalón y demás corriendo, y dejo escapar un suspiro por poder soltarlo por fin.-veo que la puerta se mueve y noto que me está mirando por la mirilla.
-¡¡Marius!!-le digp muerta de vergüenza, afortunadamente llevo una blusa bastante larga y dudo que se me haya visto nada.-¡Cierra inmediatamente!-le digo.
-Vas a tener que venir hasta aquí y hacerlo tú.-dice descaradamente abriendo más la puerta. Me muero de vergüenza y me quedo sin saber qué hacer.
-Por favor vete.-le pido con toda mi alma.-él solo se limita a reir.-Y hago lo que te de la gana por una semana.-se lo piensa con la sonrisa pícara en su rostro.
-¿Y qué garantia me das?-inquiere.
-Pues no lo se, supongo que te tendrás que conformar con mi palabra.-digo esperando a que acepte sin más demoración. La situación en la que estoy es una de las más bochornosas de mi vida.
Sin contestarme cierra la puerta y aprovecho a hacer todo corriendo para salir cuanto antes del baño y pegarle una torta.
-¡Au!-se queja.
-Eso por cerdo.-le digo.
-Esto por marrano.-le digo dándolo en sus partes, lo que le hace encogerse.
-Y esto por guarro.-digo empujándole al suelo. Pero él se agarra a mi y a pesar de que tiro en sentido contrario, me hace caer de rodillas a su lado.-Déjame sino quieres que te de una patada donde ya tu sabes.-le digo intentando llegar a la escalera con él arrastras para poder bajar y continuar con el trabajo.
-Ayúdame a levantarme o no te dejo. -dice dolorido. Suspiro y le ayudo a levantarse, pero me tira hacia abajo, haciéndome caer y dejándome tirada.
Me quejo, porque me he caido de espaldas y me he clavado algo que no se qué es. Lo cojo rodando como una croqueta dolorida y veo que es un tapón puntiagudo.
-Porfavor, ¡necesito ayuda!-grito mientras que se me caen lágrimas del dolor que temgo en la espalda.

Veo que Marius sube acompañada de Zahara.
-Me duele.-digo llorando.
-Lo siento.-me dice Marius.
-Eres un bruto.-le reprocha Zahara.
-Sí, lo se y lo siento.-dice Marius con cara de preocupación.
-Han dicho que te podemos dejar en una cama.-dice Zahara.
-Quiero irme.-digo.
-Te llevo yo.-dice Marius.
Entre Zahara y Marius consiguen que baje las escaleras.
-Ala tio, te has pasado.-dice Casper.
-Ya, ya lo sé, no hace falta que me lo digais más, la llevo a su casa.-dice Marius.-Luego vengo y termino el trabajo mio y el de ella.-Los demás asienten.
-Adios.-se depiden los presentes.

Me lleva a mi residencia y me ayuda a salir del coche.
-¿Segura que no quieres que te lleve a un médico?-niego con la cabeza.
-Se que lo has hecgo sin querer y gracias. -le agradezco.
Mi amiga de la residencia viene, me despido de Marius y me ayuda a subir.
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(Narra Candy)
Hacemos las maletas para dejarlas preparadas para mañana y nos acostamos temprano.

Suena la alarma e intento despertarme pero mis párpados pesan tanto que hacen lo contrario a abrirse.
-Vamos despierta, tenemos que irnos.-me dice Tatiana sacándome de la cama.

Una vez listas, Ben sale a despedirse y acto seguido nos montamos en el coche del hermano de Lissa, es decir en el lio/relación lo que tengan.
Nos lleva hasta el aeropuerto y se despide cariñosamente de Tatiana, tanto que parece que me voy a convertir en candelabro de un momento a otro para sujetar las velas.

Montamos en el avión y nos lleva a Barcelona, donde en el Puerto Marítimo nos espera Enrique Acebal. Hoy sábaco 20 de Junio puede que empiece un recuerdo mágico, así que voy a concentrarme en desconectar y en disfrutar en el crucero, donde estaremps 300 personas juntas que comparten el mismo gusto en cuanto a cantante favorito y todas de 18 años en adelante, por 3000 euros hasta el 9 de Julio.

Bajamos del taxi que nos ha acercado hasta el Puerto y un cúmulo de gente y una enorme fila se hace presente en el campo de mi vista, dejándonos con la boca abierta a Tati y a mi.

Después de 10 minutos, los gritos en la parte de alante de la cola se hacen presente, lo que hace a mi corazón latir más deprisa, pensando que ya ha llegado. Así es, se aleja de la cola, para ver lo extensa que es y lo veo, mis ojos se abren de par en par y mi boca empieza a tragar más saliva. La gente de alrededor comienza a gritar, pero yo solo me limito a mirar. Él empieza a venir hacia dónde estamos, para ver hasta donde llega la cola y los guardias, hacen fuerza para que nadie se avalance sobre él, por un nanosegundo mi vista conecta con la suya y sigue mirando a aus fans.

Utopía EncadenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora