A pesar de lo pesados que me resultan mis párpados, empiezo a abrirlo, y poco a poco la imagen borrosa se me empieza a hacer nítida volviendo a la oscura realidad, trago en seco y los espasmos aún siguen, me arropo con la sabana de mi camilla del Hospital y me intento acurrucar, pero el dolor físico general me hace quedarme quieta sin hacer ningún tipo de movimiento.
A los pocos segundos una enfermera entra, me observa y mira si está todo en orden.
-¿Cómo te encuentras?-me pregunta.
-Asustada.-digo sin reparar en la respuesta.
-¿Por qué?-me mira preocupada.
-Porque ya recuerdo todo.-un escalofrio hace que coja más la sabana, como si fuera un escudo que me protegiese del exterior y de la realidad.
-Espéra un momento, que voy a avisar a tu doctor.-me dice.
-No.-digo acto seguido, ella me mira con el ceño fruncido.-¿No puede ser una doctora?-digo automáticamente.
-Creo que no va a ser posible, pero de todas maneras eso consultaselo a Alex.-me dice saliendo por la puerta.-Candy-dice llamando mi atención Alex, ya que me había quedado mirando a un punto fijo de la habitación.-¿Qué te ocurre?-me mira preocupado.-Me han dicho que quieres a una doctora, en vez de un varón.
-Es que ya me acuerdo de todo.-digo angustiada.-Me siento muy confusa, asustada y dolida.-digo abrazándome a la almohada.
-Y en esos recuerdos, ¿Qué has descubierto?-pregunta con intriga.
-Pues todo, recuerdo que al principio me respetaba, pero cuando me intenté escapar me ató. Más tarde empezó a dañarme fisicamente, y un día, en la cena, me hizo una especie de revuelto de setas, que le agradecí que se currase la comida, pero uno de esos momentos cuando se me pasó el efecto, hizo alusión a que esas setas eran trufas mágicas, él lo llamaba la "Fruta de la Utopía", y mientras que estaba bajo los efectos, me hacía tener visiones bonitas, pero ahora que he recordado todo ya he entendido el fin de la droga, solo quería abusar sexualmente de mi, y yo era virgen-las lágrimas intentan escapar de mis ojos-y cuando me rescataron Marcos se escapó, y anda suelto, pero lo peor de todo es que una parte de mi le sigue queriendo por algún motivo-empiezo a llorar-Creo que he perdido mi juicio.-digo desesperada.
Alex viene hacia mi y me abraza, mojo un poco con mis lágrimas su vestimenta de doctor pero él no lo toma importancia y se limita a secarme las lágrimas.
-He de decirte que lo están buscando, y para tu tranquilidad siempre va a haber alguien que esté contigo, además, lo más seguro es que compartas habitación con otra paciente que ha pasado por lo mismo recientemente, así te sentiras más segura.-me dice.-En cuanto a las pruebas, tengo cosas que decirte, afortunadamente no hay signos de embarazo, y en cuanto a las enfermedades de transmisión sexual, solo hemos encontrado el desarrollo de un herpes genital.
-¿Cómo se puede curar?-le interrumpo.
-El herpes genital no se puede curar, pero los medicamentos antivirales que te voy a mandar pueden reducir el dolor y la molestia, y ayudar a que desaparezca el brote más rápidamente.-yo asiento.- Pero aún así hay que hacerte intervención quirúrgica por los hematomas del perióstico, y ya de paso te arreglamos esa oreja.-alzo las cejas sin saber porque dice lo último, por eso llevo una mano hasta el sitio y mi mente hace un click, la oreja rasgada que me hizo Lissa.
-Ya ni me acordaba de eso.-le digo.
-A parte, hay que desintoxicarte de la sobredosis de trufas mágicas a la que has estado expuesta.-me informa.-También te vas a tener que hacer una prueba del VIH entre los 90 y 120 días, para comprobar que no hay contagio de esta enfermedad.
-Y una pregunta, ¿cómo dieron con mi paradero?-digo al venirme esa pregunta de repente.
-Gracias a unas extensiones que tenias de última tecnología, sino, lo más probable, es que hubieses estado allí más tiempo.-me dice. Mi cara de sorpresa es evidente, y mi cerebro solo piensa en agradecer el regalo a la chica del amigo invisible.
-Y puedes tranquilizarte, ya tenemos el ADN y el semen del espécimen ese.-me dice para no entrarlo dentro de la raza humana.
-Madre, esta Utopía de vivir en Montpellier se está volviendo Encadenada, me siento entre la espada y la pared.-respiro hondo.
-Bueno, sabes que contamos con psicólogos dentro del Hospital, así que estás en tu derecho de pedir su servicio.-Yo niego con la cabeza, ya que no me encuentro tan mal como para contar mis penas a un desconocido o desconocida.Después de un rato hablando con mis padres, unos celadores traen a una chica en la camilla y la ponen al lado mia, parece que tiene la cara desfigurada, seguro que es la chica que me había dicho Alex. Ella intenta mover el cuello para verme y averiguar que aspecto tiene su nueva compañera de habitación de hospital y levanta las cejas con sorpresa en su rostro.
-¿Candy Ramírez?-pregunta con voz ronca. Ahora mi cara de sorpresa se une a la suya.
-Sí.-asiento.-¿Me conoces?-alzo una ceja.-La verdad, no soy consciente si tengo amnesia.-digo disculpándome.
-Te conozco porque soy Erine-yo frunzo el ceño al sentir familiar el nombre-Erine Danae-añade su apellido para especificar.
-Lo siento, tengo la mente un poco en blanco-digo incómoda por no reconocerla.
-La chica de Bélgica, de Brujas.-sigue con sus intentos para que la reconozca. Niego con la cabeza al ver que sigo sin caer en la cuenta de quién es.-La chica vestida de ballet.-mis ojos empiezan a enfocar una imagen vaga de ella.-Que nos colamos por las catatumbas de París las dos.-En ese momento la reconozco de inmediato, ya habían pasado demasiadas cosas y encima verla con la cara desfigurada dificulta bastante las cosas.
-¿Qué te ha pasado?-digo sin reflexionar en la pregunta. Su cara se torna de tristeza.
-Me violaron sin escrúpulos.-me dice.
-¿Te violaron? ¿Cómo? ¿Más de uno?-digo horrorizada, ella asiente.-¿Y cómo? ¿Por la calle? ¿O alguien que conocias?
-Dejé al que ahora es mi ex, se lo tomó excesivamente mal, y un día preparó un reencuentro violento conmigo y unos amigos suyos.-me dice mordiéndose el labio. Me la quedo mirando aterrada.-A mi también me secuestraron.-Yo levanto la mirada y la clavo en sus ojos sin entender como sabe el por qué de estar en el hospital.
-¿Cómo sabes que estuve secuestrada?-inquiero con el entrecejo fruncido.
-Saliste en las noticias locales, y yo igual, así que mi novio me lo contó.-me responde.
-¿Tú novio? ¿Y cómo sabía que me conocias? ¿Él me conoce?-pregunto cada vez más rayada.
-Es Erik-me dice el nombre como si le conociera de toda la vida.-el que estuvo también en las catatumbas y nos ayudó a salir.-me explica al ver que no la entendia.
-Jo, que pequeño es el mundo.-digo chasqueando la lengua.
-Llevamos 15 días saliendo, tampoco llevamos tanto.-me informa-Bueno, y esos días sin contar los de mi desaparición ¿y tú? ¿Qué hay de ti en el amor? ¿Tienes novio?-me pregunta sin rodeos. Reflexiono sobre qué responderla.
-Pues se supone que tengo.-digo sintiendo una punzada en el corazón- pero todavía no he visto que se haya acercado a verme desde que me rescataron, y se que está aquí pero no viene a verme, es todo muy confuso, ya lo era antes de que me secuestrasen, y ahora lo es todavía más.-digo.
En ese momento veo que un mechón de pelo rubio está escuchando a través de la puerta de la habitación, pero la rendija que hay lo delata, y mis nervios se afloran.
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Utopía Encadenada
Teen FictionCandy ha desaparecido, nadie sabe donde se encuentra, salvo una persona aparentemente buena, un lobo con piel de cordero. Ben moverá cielo y tierra para encontrarla, pero a la hora de la verdad, cuando la Utopía se cumpla, se alejará. Tatiana se apa...