Capítulo 4

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-La verdad es que durante 40 días, una cuenta anónima de Instagram, la mandaba mensajes privados con letras, así hasta ayer, que formó la frase "No importa el camino mientras tú seas mi destino". Pero no daba demasiada importancia a esos mensajes, ella ni se la pasaba por la cabeza que alguien quería hacerla daño ni nada, simplemente pensaba que era una broma de cualquier persona. -explico. Él asiento con la cabeza esperando a que le diga la descripción del responsable de que Candy haya desaparecido. -El psicópata se llama Marcos Kortatu, es más alto que ella pero tampoco demasiado, su complexión es delgada pero con notables biceps, cejas negras y pobladas, pómulos marcados, barba recortada, ojos marrones oscuros, es esbelto, tiene piel morena, es Español, su pelo es corto, normalmente con tupé para arriba, color castaño claro, liso y suele vestir con vaqueros y camisetas básicas.
-¿Me podrias decir una estatura aproximada de ambos? Y el peso también. -me pide.
-Candy, tiene que medir 1'65 aproximadamente y él 1'72.-hago memoria. -Y en cuanto al peso, Candy debe pesar unos 58 kilos y Marcos unos 70 más o menos. -le digo.
-¿Llevan lentes o aparato alguno de los dos? -inquiere.
-Candy no, y Marcos creo que lleva lentes, pero suele usar lentillas. -recuerdo cuando una vez le vi con gafas. -Por cierto, él se quedaba a dormir en un hotel. -le explico cuál era su residencia.
-¿Sabes si la desaparecida se ha llevado algo consigo? ¿El móvil o cualquier otro objeto de identificación?
-No, no se llevó nada, se dejó la cartera intacta en la Universidad.
-Suele tomarse pastillas de algún tipo, es alérgica a algo en concreto, tiene alguna enfermedad o discapacidad. -niego con la cabeza. En ese momento me viene un flash, en la primera fiesta que ella acudió a la Hermandad y que la tocó conmigo de pareja, cuando estuvimos en la habitación solos y tuvimos la acnécdota con la araña en la habitación.
-No, salvo al veneno de la picadura de los insectos.
-¿Lugares que suele frecuentar? -me pregunta.
-La casa de Tatian Camps, Alana una compañera suya adulta, la Hermandad a la que va Esmeralda Gadafi, el Hospital que trabaja la madre de Tatiana, el bar donde trabajan Clara Lin y Alina Risk, el gimnasio donde trabaja Esmeralda y va Clara, la residencia donde viven Alina y Clara, la Universidad de Montpellier y no sé dónde más. -el policía me mira como si estuviese descifrando un jeroglífico. -¿Le apunto mejor las direcciones, los móviles y eso? -digo para resolver el enigma. Él asiente y me da un folio y un boli.
-¿Usa algún automóvil con el que se mueva por MontPellier? -me pregunta después de apuntar todos los contactos. -Yo niego.
-Suele ir andando, o coger transportes públicos. -le informo. -He visto por Internet que el cepillo de dientes y el del pelo pueden ser fundamentales para estos casos y se lo he traido. -le digo. El asiente invitándome a que le de los objetos.

Termina el interrogatorio y me da la copia de la denuncia.
-Por favor, se necesita eficacia, me ha dicho su madre que es peligroso. -le digo preocupado.
-¿Me has puesto el teléfono de su madre en la hoja? -yo asiento. -Intentaremos darnos prisa, y daré órdenes de que es una denuncia de desaparición grave, porque me temo que si no se pone en contacto con vosotros y no pide rescate, será por asuntos sexuales y en la mayoría de estos casos las víctimas acaban asesinadas. -me explica, y logra que los nervios los tenga a flor de piel.

Salgo de la comisaría y voy a mi casa a coger dinero para invitar a comer a Lissa ya que esta noche no va a ser para nosotros dos solos. Después me dirijo al instituto para darle las llaves a Saúl y recoger a Lissa.

Le doy las llaves con disimulo a Saúl y al fondo veo a Lissa saliendo de la Universidad que se acerca a pasos apresurados hacia mi. Cuando llega hasta mi, me planta un beso en los labios sin poder reaccionar.
-¿Cómo que no has venido a la Uni hoy? - dice altiva.
-Porque... -digo dubitativo sobre decirle que me he estado preocupando por Candy, ya que no se llevan nada bien. -estaba con gastroenteritis. -Ella alza una ceja.
-Qué raro, ¿y has ido al baño de la comisaría o cómo? -alzo las cejas por la sorpresa de  que sepa donde he estado.
-¿Al baño de la comisaria? -me hago el extrañado.
-Douglas, que no soy tonta, y menos para que me mientas en la cara. -dice enfadada.
-¿Cómo lo sabes? ¿Tú tampoco has venido a la Uni? -pregunto confuso.
-Claro que he ido, pero si vas al lugar de trabajo de mi hermano en la hora donde tú deberias de estar dando clases, pues le extraña, ¿y qué hace? Pues contármelo. -me explica.
-¿Estás enfadada? -la pregunto.
-Molesta quizás. -dice cruzándose de brazos. -¿Qué has ido a hacer en la comisaría?-trago en seco con la esperanza de que no se enfade.
-Denunciar la desaparición de Candy. -respondo a plomo.
-¿Candy? ¿Y es que se ha dejado con el novio que te tienes que preocupar tú? De bueno eres tonto. -me responde.
-No lo entiendes Lissa, ahora mismo su vida está en riesgo. He llamado a los padres de Marcos y me ha dicho su madre que tiene el informe por el médico, de que sufre psicopatía, y me ha advertido que está en peligro, su propia madre me ha aconsejado que fuese prácticamente corriendo a la comisaría. -digo defendiendome. Sus rasgos se relajan dando paso a la comprensión.
-Okey, bueno... -dice en silencio, intentando cambiar de tema. -¿Y por qué has venido? -me pregunta.
-Te quiero invitar a comer. -ella me mira y sonríe.
-¿Y eso? ¿A qué se debe? -dice sonriente.
-El motivo no te va a gustar tanto. -digo para avisarla, a lo que ella cambia la sonrisa por una ceja alzada y los labios fruncidos esperando la respuesta. -Esta noche no vamos a poder estar solos en mi casa. -digo.
-¿Por qué? -alza las cejas.
-Porque los padres de Amelia se van de viaje y su hermana y ella se van a quedar en mi casa. -la explico. Ella se queda en silencio.
-¿Sabes qué? Que se me ha quitado el hambre, prefiero irme a mi casa. -se da la media vuelta. Antes de que se vaya la cojo de la mano e impido que siga avanzando.
-Lissa, Lissa, oye, espera. -la digo mientras ella se intenta zafar de mi mano. -Te lo voy a racompensar, pero hoy no. -la digo intentando que sea comprensiva.
-Ya te avisaré si al final voy a tu casa o no esta noche. -dice enfadada y disgustada.
-Al menos deja que te acerque a tu casa, y así no pagas el transporte público. -ella asiente. Se mete de copiloto y durante el trayecto nos quedamos mudos, escuchando la música de la radio.

NARRA BEN:
Salgo de la Universidad y me dirijo a casa, para llamar cuanto antes a los padres de Marcos. Todavía tengo esperanzas de que Candy aparezca, y que en caso que esté desaparecida, no tenga que ver nada mi amigo.

Cuelgo el teléfono con los ojos llorosos y Tatiana me observa preocupada.
-¿Qué ocurre?-me pregunta.
-Me ha dicho su madre una cosa que no tenía ni idea. -digo intentando retener las lágrimas.
-¿El qué? Ben, no me asustes. -me dice.
-Te lo cuento de camino a la comisaría. -la digo para no perder tiempo.
-¿De camino a la comisaría? -yo asiento.

Le cuento que su madre me ha dicho que ya se lo habia contado a un amigo mio que lo ha llamado, pero no tenemos ni idea de quién es y le explico que nunca me había enterado de que Marcos tiene un diagnóstico de psicopatía.

Llegamos a la comisaría, y nos atiende un policía.
-Buenas, venimos a denunciar la desaparición de nuestra amiga. -digo.
-¿Cómo se llama? -nos pregunta.
-Candy Ramírez Álvarez. -le digo mientras que él escribe en el teclado de su ordenador. El policía frunce el ceño.
-Ya se ha denunciado el caso esta mañana. -nos dice.
Tati y yo nos miramos sorprendidos.
-¿Está seguro? -pregunta Tatiana. Él asiente.
-Aunque ya que están aquí, diganme sus datos. -nosotros asentimos.
Le damos nuestros contactos.
-¿Quién ha dado más sus contactos? Lo digo por si quiere rellenar más el informe. -le digo
-Douglas Dics es el que ha hecho la denuncia. -me quedo sorprendido, y con los ojos tan abiertos que temo que se me rompan. Tatiana me observa tanto como yo y nos extrañamos.

Utopía EncadenadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora