Utopía Encadenada

Capítulo 9

NARRA MARCOS:
Después de media hora sin entender por qué se la había perdido la conciencia, la bombilla se me enciende y doy con el caso, está deshidratada. Cojo la botella con la mano derecha, y con la izquierda cojo su mandíbula para obligarla a beber.
A los 5 minutos su organismo empieza a funcionar con normalidad y vuelve a su consciencia.
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(5 días después)
He descubierto que a 5km de aquí, en esta ciudad bandonada, Oradour-sur-Glane, hay un cultivo de Trufas Mágicas, La Psilocibina Atlantis que tiene un efecto muy fuerte. Tambien conocida como la “Fruta de la Utopía”, la Atlantis es famosa por la vivacidad de sus efectos visuales hermosos y llenos de colores. Además tiene un aroma y sabor atrayente. Con eso Candy podrá disfrutar de sus días de infierno, y yo podré aprovecharme de ello.

Consigo robar casi todas las que hay, y busco por Internet está fruta para saber manejarla a mí antojo.
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NARRA CANDY:
-Toma, aquí tienes la cena.-me dice entregándome un cuenco con un revuelto de setas con huevo.
-¿Ahora te ha dado por ser cocinero?-digo alzando la ceja. Él deja el tazón en el suelo, se acerca a mí con decisión y encojo los hombros y giro la cara temiendo porque me vuelva a pegar, desde la primera vez que me puso la mano encima, no para de darme bofetones a la mínima, y ya no solo en la cara, así que tengo la piel más morada que de mi color.
-Candela, pero no te asustes, que ya no te voy a pegar más, ya no va a hacer falta.-dice como si fuese comprensivo. Acto seguido veo que se acerca a un centímetro de mi cara, se me queda mirando fijamente a los ojos y luego a la boca, pero trago en seco y le devuelvo a la realidad. Él se limita a desatarme las manos y me deja comer por mi propia cuenta. Desde que me amarró, no me ha vuelto a desatar. Yo frunzo el ceño ante el cambio repentino de actitud de Marcos, produciéndome más miedo, y pasándome por la cabeza el pensamiento de que pronto me va a matar.
Empiezo a comer con hambre ante la atenta mirada de Marcos, lo que me incomoda y me hace comerlo más rápido.
Termino de cenar, pero al poco tiempo me empiezo a encontrar con una sensación rara en mi cuerpo, poco a poco comienzo a adoptar una posición de optimismo y a ver el lado positivo de las cosas. Las ganas de reír se apoderan de mi ser como si hubiese presenciado lo más gracioso del mundo. Marcos se acerca y me sorprendo a mí misma por verle muy atractivo. Olvido mi conciencia, dónde estoy y quién soy yo y me limito a disfrutar de esta fantástica sensación.
Marcos junta su nariz con la mia, me mira con su mirada intensa y mi corazón se acelera, él sonríe pícaramente, me mira a los labios y me muerde este, de manera que hace explotar miles de sensaciones en mí.
Finalmente acabo sintiéndome como si fuera la protagonista de 50 sombras de Grey y descubriendo una sensación nueva en mí.

NARRA ESMERALDA:
Consigo un hueco para llamar a Tatiana y matar la intriga por si se sabe algo de Candy.
-¿Esmeralda?-dice a través del teléfono.
-¿Se sabe algo de Candy?-pregunto.
-No.-dice disgustada, y se pone a llorar.
-¿Por qué lloras?-digo preocupada.
-Porque Candy ya lleva tres semanas sin aparecer, y nadie sabe nada. La incertidumbre por saber cómo está me carcome la cabeza.-dice intensificando su llorera.
-¿Y cómo se encuentra Ben?-inquiero acordándome de él y lo mal que lo debe de estar pasando.
-Él ya ha tirado la toalla-sigue llorando- no se levanta de la cama, no va a la Universidad y parece un muerto viviente.-Noto que se suena los mocos a través de la línea de llamada.-Y los padres vinieron y se han puesto a llorar conmigo y con mis padres, mi hermano está sopesando en venir por lo mal que lo estamos pasando todos.-dice tartamudeando por las lágrimas que la impiden hablar.
-¿Necesitáis que vuelva yo también?-pregunto angustiada por la situación que están viviendo.
-No, tranquila, aprovecha la oportunidad.-me dice un poco más calmada.-Además Douglas no se cansa de buscarla día y noche, estoy procupada, está obsesionado en buscarla, hasta el punto de que ha salido de la ciudad para ver si puede encontrar pistas por los alrededores. La policía no sé si estará buscándola, pero desde luego que Douglas no para, incluso se han dado un tiempo Lissa y él a raíz de esto, yo cuando puedo le ayudo, pero yo sigo yendo a la Universidad, no me puedo permitir el lujo de faltar a clases.
-Te entiendo.-la digo.-Bueno, te dejo, pero llamarme para cualquier cosa.-nos despedimos y cuelgo.

NARRA AMIRA:
Mi móvil comienza a vibrar como loco en la mesilla de noche, pienso en colgarlo por las horas que son, pero la pantalla me indica que es Tatiana y de inmediato lo cojo hablándoles en susurros para no despertar a mis tíos.
-¿Sí?-respondo.
-Amira, avisa a todos, creémos que han encontrado a Candy los policías.-me dice Tatiana haciéndome que me levanté de golpe.
-¿Cómo la han encontrado?-pregunto anodada.
-Vente a la comisaría y te lo cuento.-me responde.
Hago lo que me dice, y veo que se encuentran Tati, Douglas, Amelia, los padres de Candy y Ben a las 1:45 de la noche en la comisaría.
-¿Qué ha ocurrido?-pregunto.
-¿Te acuerdas de la chica que le tocó de amigo invisible regalar a Candy?-asiento con la cabeza.
-Es de mi clase.-la informo a Tatiana.
-Bueno, pues la regaló unas extensiones que se puso para la fiesta de la Hermandad.-me explica.-Y no se las quitó, por lo que Marcos la secuestró con esas extensiones.-yo frunzo el ceño sin entender nada.
-¿Qué tienen que ver las extensiones para saber dónde está ella?-inquiero sin verle la lógica.
-Esas extensiones en caso de peligro pueden enviar tu localización a la policía e identificarte.-me dice dejándome con la boca abierta.
-¿Quieres decir que han averiguado su paradero?-ella asiente.
-En una ciudad abandonada de Francia.-dice leyéndome la mente.
-Nos han dicho que vengamos aquí para mantenernos informados.-me dice Amelia en el momento que llega Alana.

NARRA CANDY:
Cada vez me sentía más enamorada de Marcos, su aroma se impregna en mi piel y todo parecía un sueño, una utopía, pero no, era real.
Marcos se separa bruscamente de mí, atento al exterior, oye algo y se va de la habitación dejándome sola y sin decirme nada.