ANIVERSARIO

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Al día siguiente, Helen no estaba en su pupitre. Mis amigas y yo invadimos su móvil y su ordenador con llamadas y correos todo el martes y el miércoles, pero, como la semana anterior, no obtuvimos respuesta. Hasta que el miércoles por la noche recibí un mensaje suyo diciéndome que había recaído pero que ya se encontraba mejor. Siguió sin aparecer por el instituto el resto de la semana, sin embargo, ya nos quedamos un poco más tranquilas.

Como les había dicho a mis amigas, Jake y yo practicamos con mi coche por Port Angeles y Seattle del lunes al jueves, y cada día que conducía se me daba mejor, así que decidimos que ya me podía presentar al examen el lunes de la semana siguiente.

El viernes después de clase lo aprovechamos para practicar con las motos, aunque esta vez lo hicimos por la carretera de La Push, rodando tranquilamente, y después ya nos fuimos a la calzada sin asfaltar de la otra vez para echar alguna que otra carrera.

Como todos los fines de semana, nos acostamos pronto y nos levantamos tarde, pero este sábado en concreto era muy especial para nosotros, era cinco de febrero, y al día siguiente era nuestro aniversario. Nuestro primer año como novios.

El seis de febrero fue el día de la boda de Paul y Rachel, y fue el día en que nos dimos nuestro primer beso, el día en que Jake deslizó sus labios por los míos por primera vez, haciéndome quedar sin respiración, el día en que me di cuenta de que no podía seguir alejada de él, que no podía vivir sin él, que sería suya para siempre, hasta el final de mis días. Así que consideramos que, aunque ese interminable beso bajo la lluvia que nos hizo darnos cuenta de mi imprimación fue al día siguiente, nuestro aniversario tenía que ser el seis de febrero. Como caía en domingo, decidimos celebrarlo el sábado, para ir a cenar a algún sitio especial esta noche.

Jake no me quiso decir dónde había hecho la reserva, ya que quería que fuese una sorpresa. Lo único que me dijo es que me pusiera el vestido rojo que había llevado a nuestra primera cita de verdad. No entendí por qué se empeñaba tanto en que me lo pusiera, pero me imaginé que era porque le gustaba mucho ese vestido.

Cuando lo saqué de la percha y lo vi, di gracias a Dios de tener una tía como Alice, ya que, gracias a ella, el vestido estaba impoluto. Viéndolo ahora, nadie diría cómo había quedado el año pasado después de rebozarnos por la arena de Rialto Beach. No sé cómo lo había hecho, pero seguro que había invertido bastante tiempo en sacarle toda la arena, aunque fuese un vampiro.

Me percaté de que no me había fijado hasta ahora en que el vestido estaba en mi armario, a decir verdad, creía que se había quedado en el vestidor de mi antiguo cuarto con el resto de ropa que había dejado allí, ya que en este armario no me cabía ni la cuarta parte de lo que tenía, y eso que Jake tenía poca ropa. Entonces, me acordé de que Seth, Brenda, Quil y Embry nos habían ayudado a traer algunas de nuestras cosas a casa. Alice tuvo que darle el vestido a Seth en algún momento y éste lo metió en el armario, seguramente obedeciendo las instrucciones de ella. Hasta estaba la chaqueta negra, las medias con sus ligueros rojos – los cuales estaban en una caja, en el cajón del armario – y unos zapatos de tacón a juego.

Era como si ella ya supiese que Jake me iba a pedir que me lo pusiera para la noche de hoy. Sonreí. A veces me daba la sensación de que Alice sí que podía vernos el futuro, aunque sabía de sobra que no era así y que lo que derrochaba ella con nosotros era más intuición que otra cosa.

No pude evitarlo. Salí de la habitación, bajé las escaleras y cogí el móvil, que estaba en el taquillón de la entrada. Marqué el número de Alice – me lo sabía de memoria, y era más rápido que buscarlo en la agenda – y esperé hasta que lo cogió, cosa que fue muy rápida.

No me dejó ni decir hola.

- ¿Ya has visto el vestido? – quiso saber nada más descolgar, con un tono muy animado.

JACOB Y NESSIE NUEVA ERA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora