DIEZ MESES Y MEDIO: VERDAD

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(PARÉNTESIS)

ALICE

UN MES DESPUÉS DEL SECUESTRO: FANTASMAS.

- Venga, Alice, llegaremos tarde – me apremió Bells, que ya estaba cogida de la mano de Edward, preparada para salir por la puerta volando.

- Sí, y hoy es la última representación – se quejó él.

- Un momentito, tengo que coger el bolso – dije, llevando mis pasos hacia las escaleras.

- ¿Y dónde lo tienes? – quiso saber Jazz, impaciente.

- En el dormitorio – se me adelantó Ed, suspirando.

No les hice caso, subí los peldaños sin que esos tacones apenas llegasen a tocarlos y enseguida llegué a la habitación. Cogí el bolso de la butaca y salí con rapidez de allí.

Pero entonces, algo me detuvo en mitad del pasillo. Todas las puertas del mismo se cerraron con sonoros portazos, empezando con la del dormitorio del que acababa de salir y siguiendo con el resto de puertas, que se estamparon contra el marco una tras otra, como las fichas de un dominó.

Noté una presencia pasando a mi lado como una exhalación y me quedé más paralizada de lo que ya estaba.

¿Qué había sido eso?

- Alice – escuché que resoplaba Jasper.

- Ya… ya bajo – murmuré, todavía perpleja por lo que había pasado.

Miré a mi alrededor, escudriñando cada palmo del pasillo para ver si volvía a pasar algo. Pero no ocurrió, así que reinicié la marcha de nuevo y descendí las escaleras, aunque esta vez un poco más despacio.

Jasper enseguida se dio cuenta de mi semblante, si bien Edward ya lo vio todo en mi mente.

- ¿Qué te ha pasado? – preguntó este último con gesto extrañado -. ¿Por qué estás así?

- Todas las puertas del pasillo se cerraron solas con un portazo, ¿no las habéis oído? – le recordé y expliqué para los demás.

- No – negó Jazz, frunciendo el ceño al igual que Edward.

- ¿Qué portazos? – inquirió Bella con el mismo gesto.

- ¿No los habéis escuchado? Fueron muy fuertes.

- No, no hemos oído nada – reiteró Bells.

Pestañeé, perpleja.

- Pues se cerraron solas, Ed, tú puedes verlo.

- No veo nada de eso en tu cabeza – me contradijo, observándome con algo de preocupación -. Lo único que veo es que cogiste el bolso y te paraste en el pasillo.

- ¿Y no ves que se cerraron las puertas? – interrogué, sorprendida -. Lo estoy recordando ahora mismo.

- Solamente veo que te paraste en el pasillo – repitió él.

- Qué raro… - murmuré, llevando mi mano a la barbilla, pensativa.

¿Por qué Ed no podía ver eso? El caso es que esta situación me recordaba a algo, pero no sabía a qué. Era algo que Renesmee me había contado, sin embargo, seguía sin recordarlo…

Y las puertas, ¿por qué se habían cerrado de ese modo? ¿Podría ser que hubiera…?

- ¿Fantasmas? – cuestionó Edward con una sonrisita burlona, adelantándose a mis propios pensamientos.

JACOB Y NESSIE NUEVA ERA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora