ENTREGA

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Como ya venía siendo demasiado habitual, esa mañana llegué justa a clase. La señora Smith ya estaba apunto de cerrar la puerta, cuando pasé por el umbral como una exhalación humana. Me echó una mirada asesina y yo corrí hacia mi pupitre.

Brenda no coincidía conmigo en esta clase, pero, por fin, Helen sí estaba a mi lado. Desde que nos había contado toda su extraña historia la semana pasada, ya había vuelto a clase. Nosotros le habíamos prohibido que fuera sola por ahí, y menos a ningún bosque. Ahora siempre tenía unos enormes y peludos guardaespaldas que la protegían en todo momento, y habíamos dejado lo de la búsqueda de Ryam para las tardes, ya que yo la regañé por dejar sus estudios atrasados y la convencí de que a su mejor amigo no le gustaría nada que perdiese el curso por esa razón, así que ya venía al instituto.

Al día siguiente de aquella conexión donde le contamos todo a mi familia, Carlisle nos dijo que ya había hablado con Louis y que éste estaba encantado de investigar el tema de la transformación de Helen y Ryam. Lo único que necesitaba era una muestra de la sangre de mi amiga, por lo que mis padres, mis tíos y mis abuelos se ofrecieron entusiasmados a pagarnos dos billetes a Anchorage para que fuéramos a visitarles con esa excusa. Al principio, a Jake no le hacía mucha gracia que nos pagaran el viaje, pero lo reconduje con el argumento de que él estaba siendo la única base de nuestra economía y que yo tenía derecho a que ese viaje corriese de mi cuenta, o por lo menos, de la de mi familia, así que al final aceptamos. Ya teníamos ganas de verles en persona y de ver esa espectacular casa de la que Alice no dejaba de presumir.

Helen parecía muy contenta hoy, y de sus ojos – que volvían a ser dorados gracias a las lentillas – salían chiribitas cuando me miraron. Algo había pasado. Algo muy bueno. Y yo no aguantaba hasta el final de la clase para saber de qué se trataba.

Mientras la señora Smith empezaba su lección de Historia, arranqué un trozo de papel de mi cuaderno y le escribí una nota a Helen que no tardé en pasarle.

Ha pasado algo, ¿no? Ya puedes ir contándomelo.

Mi amiga sonrió cuando leyó mi frase, me miró de reojo y escribió justo debajo.

Ryam me envió un mensaje al móvil para que lo llamase y ya pude hablar con él. Ahora sé que está bien y ya me he quedado más tranquila.

Me enseñó la nota, yo exhalé el aire con la boca abierta en una sonrisa de alegría enorme y la llevó de nuevo a su pupitre para seguir escribiendo.

Me dijo que había descubierto algo muy importante, pero que era peligroso decírmelo por teléfono y que quería quedar conmigo para contármelo en persona y enseñarme unos documentos muy importantes. Le hablé de vosotros y de tu familia, del doctor Cullen, y le conté que nos ibais a ayudar.

Me costó, ya que es muy cabezota y ahora, con todo lo que le ha pasado, ya no se fía de nadie al 100%, excepto de mí, claro, pero al final le convencí para que me los entregara y así pudieseis llevárselos al doctor Cullen. Me dijo que tenía que ser en un sitio muy concurrido donde hubiese mucha gente y mucho ruido, para despistar a Razvan e impedirle que pudiese actuar en caso de que nos descubriera, así que se me ocurrió la fiesta de Matt Hoffman de mañana. Como tú estás invitada, podremos entrar sin problemas, y Ryam es un experto en colarse en los sitios.

Cuando me pasó esa larga nota y terminé de leerla, no pude evitar poner una mueca de dolor.

¿En la fiesta de Matt Hoffman? ¿No había otro sitio mejor? No sé, en el Ocean o algo…

JACOB Y NESSIE NUEVA ERA IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora