15. Los rumores son menos graves que la verdad

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15. Los rumores son menos graves que la verdad: Albus Potter

—Todo lo que estás tramando, Albus, me parece muy peligroso —dijo Rose la tarde siguiente, frunciendo el entrecejo después de debatir incansablemente sobre los pros y los contras de mi plan—. ¿Y si alguien nos pilla? ¿Qué hacemos si nos expulsan?

—No nos va a pasar nada —arguyé cansinamente, haciendo un gesto con la mano como para descartar ese inconveniente—. Lo realmente difícil será conseguir la receta. Según tengo entendido se encuentra en un libro llamado Moste Potente Potions en la Sección Prohibida de la biblioteca. Como vosotros, sé algunos datos, pero no sé con exactitud cómo se prepara...

Solamente había una manera de conseguir un libro de la Sección Prohibida: con el permiso por escrito de un profesor. Era algo que Rose nos había repetido mil veces y algo que descartaba totalmente. ¿Estábamos locos? Eso era como gritar a los cuatro vientos que pensábamos utilizarla y antes de que desmantelaran mi plan, prefería ponerme una peluca, imitar un pomposo acento francés y creerme el Rey de Inglaterra.

Pero ellos seguían con el dichoso tema.

—Será difícil explicar para qué queremos ese libro si no es para hacer alguna de las pociones —convino Scorpius, resoplando—. Nadie nos va a dar el permiso por las buenas.

—Creo —dijo Rose—, que si consiguiéramos dar la impresión de que estamos interesados únicamente en la teoría de alguna de ellas, tendríamos alguna posibilidad... Albus, tú te llevas muy bien con Slughorn.

—Ningún profesor se va a tragar eso, ni siquiera él —rebatí rápidamente. Rose llevaba con eso casi todo el día y estaba volviéndose cansino—. Tendría que ser muy tonto... Además, ¿te recuerdo que tengo una bonita capa que espera que la utilicemos?

—De eso nada, Albus Severus. Bastante quieres hacer ya.

—De eso todo, Rose. ¿Piensas que lo mejor es exponerse a que nos descubran? Ya sabes que Neville tiene la mosca detrás de la oreja. Solo basta para que hable con alguno de los profesores y tendré otra bonita y nada amigable carta de mi padre acusándome de lo mal hijo que soy a la que contestar —debatí.

—No estoy para nada convencida. Estamos metiéndonos en la boca del lobo, ya lo sabéis. Encima saltarte todas las normas del colegio. No, no... —decía, meneando la cabeza de un lado a otro y sus mechones pelirrojos se desordenaron.

—Vamos, Weasley... No seas aguafiestas, además... Estoy seguro que aprovechando nuestra visita a la Sección Prohibida hay otras cosas que quieres investigar —dijo Scorpius, alzando las cejas.

¡Por fin alguien que me echaba una mano!

Sin embargo, el rostro de Rose cambió de repente y me olió mal. Fatal. En ese momento pude sentir una conexión entre ellos, como si hubieran estado hablando algo que yo no sabía. Y odiaba esa sensación. No obstante, cuando iba a replicar, ella habló y decidí dejarlo para otro momento.

—Bueno, vale... Pero que sepáis que no estoy de acuerdo con esta locura.

—Ya verás como pronto solucionaremos esto, Rosie —comenté y ella gruñó, dándose la vuelta y despidiéndose junto a Scorpius. 

Mi amigo se despidió de mí con la cabeza, acompañando el gesto de un leve encogimiento de hombros y ambos se encaminaron en dirección a Runas Antiguas.

Yo en cambio, tenía Cuidado de Criaturas mágicas, clase que os recuerdo que ellos no cursaban.

Mientras me dirigía a los terrenos me di cuenta de que poco había cambiado entre las paredes del castillo de un día para otro: los alumnos seguían murmurando que era el nuevo Lord Oscuro cuando pasaba, Eileen seguía estando distante y James se mantenía en la postura de no decirme ni una palabra, ya ni me llamaba Quejicus... Pero sin James y sin su mapa del merodeador, no podíamos encontrar un sitio en el que asentarnos. 

EL GRIMORIO ▶ ALBUS POTTER, ROSE WEASLEY Y SCORPIUS MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora