27. Tragedia

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27. Tragedia: Albus Potter 

Los segundos me parecían tan eternos como el elixir de la piedra filosofal y no podía quitarme de la cabeza que para Logane, podrían ser tan efímeros como la vida de una esmirriada hormiga, pensar en ello me daba tanto pánico que intentaba desecharlo rápidamente sumergiendo la cabeza entre las palabras (que no entendía, la verdad) de dentro del Grimorio.

Para todos los demás también estaban siendo momentos muy duros, sobre todo para Eileen. Por un momento quise ponerme en su pellejo, intentar sentir lo que ella sentía para consolarla, pero de tan solo pensar que le pasaba algo a alguno de mis hermanos, se me hacía inaguantable y se formaba un nudo en mi garganta que evitaba que pudiera tragar saliva. Mira que no aguantaba a James, pero no podía imaginar mi casa sin su constante ruido de música (normalmente Los Beatles), sin las camisetas de Lily (sobre series muggles o también grupos musicales) desperdigadas por cada rincón o esas discusiones con tus hermanos que haces que sueltes toda la adrenalina que está en tu interior, queriendo ahogarles por un momento y pidiendo que no faltasen nunca al otro.

Pensar en ello me aterraba y, sabía que si algo les pasaba, no me gustaría que mis amigos o seres queridos me obsequiaran palabras vacías y de lastima o pena, tan solo que estuvieran a mi lado e intentaran ayudarme a encontrar a mis hermanos.

Y eso era lo que pensaba hacer, aunque en ese momento no era tan maduro como a mí me hubiera gustado.

A lo largo de la mañana hablamos hasta hartarnos de como engañar a Labonair, también sobre si avisar a algún profesor o profesora, pero descartamos la idea teniendo en cuenta que la vida de Logane estaba en riesgo. Lo único que pudimos hacer es tomar anotaciones sobre lo que venía escrito en el Grimorio y podíamos llegar a entender, aunque no llegábamos a nada claro. Era imposible concentrase y mucho menos con todas las palabras y acertijos que nos presentaba el libro. Estaba seguro que si nos poníamos con ello, lograríamos descifrarlo, pero sin la presión de saber que Logane estaba en peligro.

—Deberíamos ir a comer, o por lo menos al Gran Comedor —propuso Scorpius de repente, cuando sonaron las campanas, retirando el pergamino que tenía entre las piernas con cientos de anotaciones que yo creo que ni él mismo entendía—. Es muy raro que no se nos haya visto en todo el día.

—No sé... —contesté, mirando por el rabillo del ojo a Eileen, aunque la verdad sí que necesitaba salir del invernadero un rato para que me diera el aire. Me sentía agobiado.

—Malfoy tiene razón, además tenemos que comer para reponer fuerzas. No hemos dormido en toda la noche y eso nos puede pasar factura —intervino Rose, como siempre, pareciéndose a Pepito Grillo.

—Entonces iremos de dos en dos, para que no se quede el Grimorio solo en el invernadero ni llevarlo con nosotros, puede ser peligroso —adjudiqué, levantándome del suelo—. Primero iremos Scorpius y yo, como hacemos siempre, y luego iréis vosotras. ¿De acuerdo?

Rose asintió con la cabeza y murmuro un "de acuerdo" volvió a enfrascarse de nuevo entre las páginas del Grimorio, Eileen, por su parte siguió con la cabeza entre las piernas. Por lo menos había dejado de sollozar.

Nos pusimos en marcha. Sentir el aire del exterior sobre mi rostro, fue como un chorro de vitalidad. Al llegar al comedor nos sentamos en el borde de la mesa de Slytherin, alejados de los demás y sobretodo de la escandalosa Tribuna. Pensábamos que así nos dejarían en paz, pero estábamos equivocados: Peter, George y Jackson, dieron con nosotros y no tardaron en sentarse a nuestro lado. 

—¿Dónde estabais? —preguntó George, acercándose un plato de gachas de avena—. Os habéis ido muy pronto esta mañana y no os hemos visto el pelo. ¡Es el último día en Hogwarts! Pensaba que íbamos a hacer algo.

EL GRIMORIO ▶ ALBUS POTTER, ROSE WEASLEY Y SCORPIUS MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora