19. Quien espera, desespera

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19. Quien espera, desespera: Albus Potter

Bajamos algunos escalones en el mayor silencio posible, hasta llegar casi al final de los peldaños. La puerta que comunicaba las escaleras con el recibidor se encontraba cerrada, y las voces al otro lado de la misma eran apenas audibles, por mucho que intentáramos poner el oído a través de la madera nos hubiera sido imposible escuchar nada en absoluto, tan solo voces emborronadas. Así que colamos por la rendija de debajo de la puerta las orejas con todo el cuidado del mundo, esperando que nadie se diera cuenta de su presencia, subimos a hurtadillas de nuevo al primer descansillo y esperamos a escuchar por el extremo opuesto. Estaba expectante y ansioso por saber que estaba ocurriendo.

—... ha pasado más de una hora y media, y no tenemos noticias... si algo les ha ocurrido... —la voz de mi madre se quebró en mitad de la frase. 

—Tranquila... estoy segura de que están bien... —dijo la voz de Hermione, intentando aparentar tranquilidad. 

—Últimamente Harry ha estado trabajando demasiado... —explicó mi madre, pero sus palabras se veían interrumpidas por pausas—. No le veía tan serio desde... 

—Desde Voldemort —terminó su frase mi tía Hermione con rudeza y pude imaginármela con los brazos cruzados y dando puntapiés contra el suelo. Si veías a mi tía de esa manera, era mejor que te preocuparas.

—Debe ser algo serio entonces... —razonó mi tío Charlie algo más lejano que las voces de mi madre y Hermione.

—Lo es... nuevas amenazas mezcladas con las antiguas... —explicó mi madre en pocas palabras.

—¿Qué quiere decir eso? —preguntó George y se escuchó un ruido de fondo, como si alguno de ellos corriera una silla.

—Mortífagos que vuelven con aspecto renovado... y por lo que podemos apreciar, con mucho más poder que nunca...

—¿Dices que Lord Kakadura ha resucitado con nariz y algo de pelo? —preguntó incrédulo George. A mi lado James y Fred se taparon la boca para no carcajearse—. Eso es imposible, Ginny.

—No —dijo tajante, aunque pude escuchar una pequeña risa de fondo, no supe identificar de quien se trataba, pero juraría que fue de Victoire.

—Él es pasado y espero que siga siendo así —atajó Hermione rápidamente, se escuchaba ruido de pasos, estaba caminando en círculos mientras hablaba—. Harry no sabe quién puede ser, tampoco cuáles son sus objetivos... El Ministerio tampoco saca nada en claro. Es todo demasiado misterioso, y sin pruebas, no pueden averiguar nada.

—La «espega» se me está haciendo «etegna» —se escuchó a Fleur seguida de un pequeño suspiro.

Se hizo un silencio que provocó que me sudara la espalda. La tensión de los adultos, se arremolinaba hasta el otro lado de la puerta y me dio tiempo para perderme en mis pensamientos. Por el momento, no me habían revelado nada que no hubiera escuchado esa mañana, pero la preocupación por Eileen se acumulaba en mi pecho y me instaba a que perdiera la cabeza. Necesitaba ver como estaba, saber que ella no había sido la víctima, que estuviera viva. Imaginarme el cuerpo sin vida de la inocente Eileen... No quería hacerlo, no debería estar pasando. Quería pensar que había muchas personas en York, que no tendría que ser precisamente ella, pensé que era un egoísta de mierda, pero intentaba tranquilizarme con ello. Porque... ¿Qué posibilidades había? Joder, claro que las había. Me pasé las manos por el pelo disgustado. ¿Quién había desvelado el secreto? Ella. Nosotros habíamos querido saber que estaba pasando para ayudarla, pero no éramos conscientes del peligro que estaba sufriendo y ahora... ahora, solo esperaba que no estuviera pagando las consecuencias por nuestra culpa. No podría perdonármelo jamás.

EL GRIMORIO ▶ ALBUS POTTER, ROSE WEASLEY Y SCORPIUS MALFOYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora