Especial [1]

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¡Al fin había llegado el día!

Después de dos semanas Nino y Alya tenían su primera cita. Llevaban todo ese tiempo tratando de acordar una fecha que les viniese bien a ambos. Habían pensado quedar al día siguiente de empezar a ser pareja, pero al moreno le habían sorprendido con un viaje familiar para visitar a unos parientes de otra ciudad. Tras esto, intentaron quedar la semana siguiente, pero justo cuando iban a salir al punto de encuentro había empezado a caer una lluvia torrencial que inundó las calles y paralizó el tráfico.

Ese día iba a ser su tercer intento de primera cita y ambos estaban dispuestos a que todo fuera perfecto.

–¿Por qué tanta importancia? –le preguntó Marinette a su amiga al verla tan nerviosa– No es como si fuera la primera vez que quedas con Nino.

–Sé que no es la primera vez –respondió Alya tratando de mantener la calma– pero es la primera vez que saldremos como pareja  y estoy muy nerviosa –añadió la morena mordiéndose el labio.

Alya continuó andando de un lado para otro de su cuarto, buscando algún jersey decente para ponerse adecuado para la ocasión. No entendía de donde nacía aquella necesidad de verse a sí misma mejor vestida, sentía como si la ropa fuese capaz de determinar su confianza y era una sensación muy extraña.

Frustada, arrojó otro jersey al interior de su armario, insatisfecha con el resultado. Marinette se alarmó al verla tan nerviosa y se levantó en seguida de la cama de la morena para acercarse a su amiga.

–Alya –la peliazul la giró tomándola de los hombros– la ropa que lleves no es importante, con que vayas cómoda es suficiente.

–Eso es lo que intento pensar y decirme a mí misma, pero no funciona –Alya resopló una vez más.

–Escúchame bien, Alya –dijo Marinette alzando un dedo– Nino se enamoró de ti por como eres, no por como vistes –la morena sonrío, por lo que Marinette continuó con su discurso– y estoy segura de que hasta con una bolsa de basura puesta él seguiría viéndote como la chica más increíble del planeta.

Tenía razón. O eso fue lo que pensó Alya al acabar su amiga de hablar y darle un fuerte abrazo como agradecimiento. Tras ponerse de nuevo su atuendo habitual salió a la calle en busca de Nino. Habían quedado en el parque de al lado del colegio para una vez allí decidir que harían el resto de la tarde.

Habían decidido preparar una cita más o menos sencilla al ser la primera, sobre todo teniendo en cuenta que las anteriores veces que habían intentado planear una cita nada les había salido bien.

En cuanto Alya entró al parque visualizó a Nino sentado en un banco cercano, por lo que aceleró el paso para llegar más rápido al chico. Este al verla se levantó y extendió los brazos hacia ella para recibirla con un abrazo.

–Al fin podemos vernos –murmuró Nino en cuanto la tuvo entre sus brazos.

–Estaba deseando que llegara este día –respondió ella de vuelta, alegre porque al fin habían podido quedar sin ningún inconveniente.

Pero su felicidad duró poco.

En cuanto se separaron del abrazo escucharon una explosión resonar por la calle. La gente empezó a correr en dirección contraria, pasando por el parque donde ellos estaban.

–¿Crees que debemos intervenir? –preguntó Nino, un tanto preocupado de que la respuesta fuese afirmativa. Lamentablemente para él en ese momento vieron pasar a QueenBee, Ladybug y Chat Noir en dirección a la explosión.

–Me temo que eso es un sí –respondió Alya con cierto fastidio.

Ambos se escondieron y se transformaron rápidamente para reunirse con sus amigos. Una vez llegaron al lugar del incidente se percataron de lo grave que era. Un coche había chocado con la parte baja de un edificio y había provocado suficientes daños como para derrumbarlo, poniendo en peligro a la gente que aún quedaba dentro y a las que estaban en la calle.

–¡Chicos! –Ladybug los llamó mientras sujetaba parte del edificio con su yoyó– ¡Ocuparos vosotros de la gente que queda en el edificio!

Sin una palabra más, Alya y Nino se encargaron de salvar a las personas que quedaban en el interior. QueenBee y Chat Noir trabajaban juntos en tratar de reconstruir el edificio. Finalmente, cuando la zona estuvo evacuada y asegurada, Ladybug utilizó sus poderes y terminó de repararlo todo.

–Otro trabajo bien hecho –celebró Chat Noir a la par que se estiraba peresozamente sentado sobre la Torre Eiffel, donde habían ido todos al acabar la misión.

Alya y Nino se dirigieron una mirada significativa. Ambos estaban deseando irse para pasar un rato a solas, pero no sabían como hacerlo con delicadeza. Marinette observó como ambos se miraban y decidió tomar cartas en el asunto para ayudarles.

–Yo me voy a ir a mi casa, estoy agotada –dijo la pelinegra levantándose a la par que miraba a Chloe.

–Sí, yo también –Chloe en seguida captó la idea de su amiga y decidió imitarla para ayudar a la pareja.

Chat Noir las observó extrañado, pues ambas lo observaban como esperando a que él dijera algo. Ladybug resopló y lo cogió de la mano tirando de él para que se levantase también.

–¿Me acompañas gatito? –no esperó la respuesta del rubio pues en pocos segundos lo empezó a arrastrar por los tejados de París en dirección a su casa seguidos por Chloe.

Alya y Nino se quedaron al fin a solas, sentados hombro con hombro mirando la ciudad desde lo alto de la Torre Eiffel. Estaba anocheciendo, y a causa de eso la ciudad estaba iluminada con leves tonos anaranjados y rosados.

–Parece que lo nuestro no es tener citas normales –dijo la chica entre risas.

–Desde luego que no –Nino miró a Alya, la cual observaba concentrada el paisaje y no pudo evitar acercarse a ella para darle un leve beso en la mejilla– pero no es como si nuestras vidas fuesen muy normales.

La chica se giró a mirar al moreno, el cual todavía la miraba de cerca. Se llevó una mano a la mejilla que el chico había besado, sorprendiéndola gratamente, así que decidió sorprenderlo a él besándole en los labios.

Como era habitual para ellos, sus besos estaban cargados de intensidad y picardía, y este no tenía nada que envidiarle a los anteriores. Alya levantó sus manos para quitarle la capucha del traje a Nino y poder colocar sus brazos en torno al cuello de él. El chico la acercó más a él tomándola de la cintura, besándola con más entusiasmo.

Se separaron y se recargaron el uno en el otro para seguir observando la ciudad, con sus manos entrelazadas sobre sus piernas.

–En realidad –Alya rompió el silencio que se había instaurado tras el beso– nuestra cita de hoy me ha gustado.

–Pero si apenas hemos estado juntos –refunfuñó Nino, algo que Alya encontró adorable.

–Hemos pasado toda la tarde juntos Nino, aunque haya sido combatiendo, al final hemos hecho algo que a ambos nos gusta y juntos –explicó la morena, a lo que el chico asintió sorprendido de que así era.

Puede que hubiesen ejercido como héroes aquella tarde, pero eso era algo que a ambos les encantaba, además hoy les había tocado trabajar codo con codo a ambos y no habían tenido que separarse en ningún momento.

–Supongo que definitivamente lo nuestro no son las cosas convencionales –afirmó Nino haciendo reír a Alya.

Se quedaron ambos en lo alto de la Torre Eiffel hasta que cayó la noche, hablando de cosas banales, pero ambos pudieron coincidir en una cosa cuando se separaron para irse a sus respectivos hogares.

Aquella había sido la mejor cita que pudieron tener.



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¡Por fin termino el primer especial!
Me ha costado una barbaridad encontrar tiempo para acabarlo, pero por fin he sacado algo. Aviso que no solo habrá un especial, sino que tengo preparados dos más que en cuanto acabe subiré.

Lamento haber tardado tanto😅

Compañeros de investigación-AlynoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora