CAPÍTULO 5

3 0 0
                                    

2010

- Sabía que lo habías hecho bien, ¡pero no tanto! Me alegro mucho por ti mi niña, podrás acceder casi sin pestañear a tu universidad. – dijo mi abuela mientras leía el informe de notas de 2º de Bachillerato y yo le comunicaba la nota de Selectividad que había conseguido con tanto esfuerzo.

- Debe ser que he sacado de ti mi fuerza de voluntad y la he invertido bien en lo importante.
- Has sabido racionarte, entre los estudios, amigos, ¡trabajo! y pareja. Tal vez sí que has heredado algo de mi genética. – sonreía mucho, mi abuela, una octogenaria que había vivido durante el franquismo y estaba empeñada en que aprovecháramos para estudiar, no paraba de alagarme y decirme cuan orgullosa estaba de mí. No como mis padres, que apenas dijeron "Has hecho lo que debías hacer, nada más" y prácticamente lo pasaron por alto. 

A mi hermana también le hicieron eso, supongo que por eso, en cuanto le compraron un piso en Barcelona sólo venía a vernos cada dos semanas, y no era precisamente porque los estudios no le dejaran venir más. A veces yo iba a Barcelona a verla y nos pasábamos bien la tarde, jugando a la consola de su compañero de piso o comentando la situación en casa, con la pareja o los amigos.

- No ha sido fácil, me hubiera gustado continuar haciendo hoquei... Me motivaba muchísimo cada uno de los entrenamientos. Me desahogaba cuando la situación en casa no era la mejor, sobretodo cuando Marta se fue de casa. Tal vez, como diseño no es tan complicado comparado con otras carreras me vuelvo a apuntar.

- Seguro que podrás mi niña, puedes con todo. - la alegría que tenía mi abuela quisiera que nunca la perdiera, pero fue más efímera de lo que creía que sería. - Debería ir a tomarme la medicación, que ya es la hora. Nos vemos mañana guapura.

- Adiós abuela, te quiero - le dije mientras la abrazaba. Esa mujer se merecía mucho más cariño y amor del que recibía, solo los nietos la iban a ver, ya que sus hijos estaban "trabajando" o eso decían que hacían mientras miraban la tele y te decían que fueras a verla. A veces la soledad de las personas mayores es intencionada por sus descendientes despreocupados por quiénes les han hecho la vida más fácil, o parte de ella.

Después de despedirme, voy hacia mi casa, donde me recibe mi padre con una sonrisa más bien falsa y un abrazo con poco cariño. Cuando creo que ya he tenido suficiente, me libero de sus brazos y ando a mi habitación. El poster que tengo de Dani Martín hace que sonría. "Que cara de buen tío tiene" Alcanzo a coger mi ordenador portátil y lo enciendo mientras me subo a la cama. Un cojín por detrás,las bambas liberando mis pies y la chaqueta también fuera. Modo series activado. Desde que empecé bachillerato me quedé muy atrasada con ellas, llegando al punto de no mirarlas y reservarlas para las vacaciones. "Inuyasha" va ser la primera, cada verano me la veo, para recordar mi dulce infancia. Después tal vez me miro "Pulseras Rojas", "Lost", "Mentes Criminales", "Sobrenatural" o "Los protegidos".

La huida soñadaWhere stories live. Discover now