CAPÍTULO 6

3 0 0
                                    

2008

- No me esperaba que me acompañaras hasta casa. Muchas gracias David - le dije mientras metía las llaves en el paño de la puerta.

- Es que eres importante para mí y no quería que fueras sola por la calle a las 2 de la mañana.

- Me conozco bien a mis vecinos, no hay ningún peligro al acecho.

- ¿Podrías no quitarme mérito, pequeña?

- ¿Pequeña? ¿Desde cuando me llamas así? - estaba muy sorprendida.

- No te he llamado así oficialmente, pero cuando pienso en ti, me viene como única forma de llamarte. - parecía más bien nervioso - Después de que lo dejaseis Víctor y tú, me di cuenta que todo lo que él me había hablado de ti, me empezaba a gustar escucharlo. Descubrirte indirectamente, tanto lo bueno como lo malo. Siento algo por ti, incluso podría decir que más que lo que sintió Víctor. - dio un suspiro, creo que esperaba alguna respuesta por mi parte. - Hace dos meses que sé ésto, cada vez que quedábamos disfrutaba mucho más que antes, te echaba de menos al segundo de marcharte y envidiaba el amor que le mostrabas a Víctor aun habiéndolo dejado, escribía y pensaba en ti, dibujaba y te hacía preciosa entre mis brazos... y así mil cosas más. - Sonrió, siempre había visto en él que su sonrisa era preciosa y ésta era sincera comparada con otras - Te quiero Áurea.

- Me has dejado sin palabras. David, yo, hace mucho que me alejé de los chicos en temas como el amor, decidí centrarme sólo en contentar a mis padres y disfrutar del tiempo con mi hermana. - sabía en lo que estaba pensando, conocía esa sensación y pensamiento que se estaba creando en su cabeza - Yo también te quiero David, y sé, perfectamente que debes estar pensando que lo hago como amiga, pero te quiero igual que lo haces tú. Me has sorprendido esta noche más que nada porque, que me acompañaras, era una de mis ilusiones de hoy. No tenía pensado decírtelo hasta dentro de unas semanas, pero sí que quería proponerte de quedar más a menudo y irte descubriendo, cómo dices tú, darme cuenta de si realmente eres quién va a recibir de nuevo mi amor, cariño y respeto.

- Bien te conozco para creerte y saber que no se lo muestras a cualquiera ni con ligereza. No digo que seas desconfiada, si no que cuando confías, lo haces muchísimo. Y esa confianza que creamos el día que nos conocimos, con mis bromas y tus mini cabreos, me lleva gustando desde entonces. - poco a poco se iba acercando, mi respiración se entrecortó de un momento al otro, pero al parecer mis pies decidieron por mí y se acercaron más. 

- Permíteme decirte, que eres preciosa y que la luz de la luna nunca podría llegar a serlo tanto como tú. Que cada mensaje que me envías me da un vuelco al corazón, pero no por ello estoy muerto, ya que hace que la alegría se apodere de mi cuerpo y me mantiene vivo para contestarte a cualquier hora mientras sea necesario. Tu voz, aunque te quejes de su agudez, para mí es música y tus ojos, verdes oscuros, me recuerdan a mi tan amado bosque, que parece más intenso su color si pienso en ti, paseando a mi lado.

Estaba a apenas centímetros de mí, me miraba fijamente a los ojos y parecía seguro de sí mismo.

- Áurea, ¿estás ahí? Llegas tarde. - la voz de mi padre rompió en mil pedazos toda la ilusión que tenía en ese instante.

La huida soñadaWhere stories live. Discover now