CAPÍTULO 13

2 0 0
                                    

Cuando llegamos a España después de dos horas y media (suerte que no había huelga de controladores), veo a Jordi a lo lejos. Está super alto y sostiene un cartel que pone "Pequeña and Hannah". Era de esperar, la verdad. A su lado está Carlota, un poco más baja que él, pelo rubio natural y, aunque estoy lejos, ojos verdes. Es preciosa, no mentía. Agarro la mano de Hannah y acelero bastante. La cara de Jordi es felicidad en estado puro. suelta el papel y corre hacia nosotras. Acabo en el suelo, literalmente. Hannah se sorprende mucho de ello, pero se pone al lado de Carlota que se ha acercado y hablan en un inglés fluído.

- Pequeña, ya no lo eres tanto.

- Yo no puedo decir lo mismo, eres aún más grande. ¿Has ido muchísimo al gimnasio?

- He entrenado mucho con David. No sabe nada, pero le ha sabido mal que no entrenara hoy.

- Ya verás como se le va a pasar. ¿Crees que se va a enfadar?

- Sigue hablando de ti. Te echa mucho de menos e incluso tiene cartas para ti. Cada vez que quiere decirte algo, te lo escribe.

- Eso no me lo has dicho.

- Son muchas. A ver, una por mes seguro, llevas siete años fuera, siete por doce, mmm, 84?

- Creo que sí. ¿Te puedes levantar? Debo hacerle el examen de aceptación a Carlota.

- Venga, va, aprobará seguro. - noto un gran alivio cuando se desplaza a la derecha. ¿Habrá algún segurata mirándonos mal? ¿Cuántas veces habrán visto algo parecido?

- Gracias J.

- De nada Au.

- A ver, ¿tú eres la preciosa Carlota, la cuál se acaba de enterar que la mejor amiga perdida de su novio ha vuelto a España? Sí, lo eres.

- Oh, encantada de conocerte Áurea. He hablado mucho de ti con Jordi, Víctor, Gabriela y David. Él siempre dice cuánto te echa de menos.

- Lo sé, espero que no me mate hoy. Have you already touch Jordi, Hannah?

- Yes, I'm doing it now. Carlota is thinking that I'm crazy saying it, I'm sure.

- No, it's only that you haven't have the opportunity to know him until today.

- Exactly.

- Dejemos las maletas en mi coche y hagamos un pequeño tour antes de que vayáis a casa.

- We going to home? Is it in Barcelona or where?

- It is in Corbera, a little town near.

- You didn't say it before.

- I know, surprise!

Todos reímos mientras íbamos de camino al coche. Teníamos tres horas por delante para no dejar de hablar y hablar.

Moda, chicos, chicas, política, fiestas, libros y películas. Hablamos de cualquier cosa. Me encanta la diversidad de temas que tenemos entre estos cuatro. Cuando miro el reloj veo que son las tres menos cuarto, Jordi ya nos ha dirigido hasta un punto intermedio entre la carretera hasta fuera de Barcelona y su trabajo. Besa a Carlota, nos abraza a Hannah y a mí y se va mientras nosotras vamos hacia el coche. En todos estos años, he conducido poco y con suerte tengo el carnet renovado. Carlota conduce muy bien y en menos de una hora llegamos a Corbera.

Me bajo del coche a la vez que ellas, cogemos las maletas y para cuando estoy a punto de entrar en casa de Jordi, oigo a mi espalda una voz grave y entrecortada.

- Carlota, ¿quiénes son estas chicas tan guapas?

- Aurea, who is he?

- Hannah, he is David, my last boyfriend. David, ella es Hannah, mi compañera de piso en Viena.

- ¿Así que allí estabas? ¿Por qué has vuelto? ¿Te sentías mal de abandonar a tu familia y amigos? - veo como ahora mira a Carlota - ¿Tú desde cuándo lo sabes?

- Me he enterado esta mañana, así que conmigo no te enfades. Sinceramente, no tienes razones para enfadarte. Deberías estar feliz de que haya vuelto, que esté viva, que no la hubieran raptado o, peor, asesinado. Así que ahora, te calmas un rato fuera, mientras nosotras ponemos en sitio las cosas.

- Toma, un croissant auténtico, verdaderamente son de Viena. En honor a la derrota de los Turcos.

- No sé cómo te atreviste a irte sin más.

- Pude, ya te daré razones después, ahora relájate, yo también te he echado de menos.

No me había fijado, pero a su derecha estaba una chica más alta que yo, con el pelo rubio bien liso y corto, hasta los hombros. Mi hermana Marta estaba deslumbrante a pesar de llevar siete años sin poderla ver sin que fuera a través de una pantalla porque Jordi me enseñaba alguna foto.

Pasando de la maleta, que dejo en el suelo, me acerco a ella al mismo tiempo que lo hace ella. La cojo bien fuerte, sintiendo que su peso es prácticamente imperceptible, pero suficiente para darme cuenta que existe entre mis brazos. Un "te he echado de menos" sale de mis labios, seguido de un "lo siento mucho" porque realmente me supo mal no comunicarme con ella de la misma forma que lo hice con Jordi.

La huida soñadaWhere stories live. Discover now