CAPÍTULO 18

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-¿Quién ha gritado?

-No lo sé, pero parece que sea en el portal.

-Asómate, a ver quién es la gilipollas que grita a las diez de la noche.

-Ya, porque tú no puedes moverte, ¿no?

-Venga, hombre, que no has estado trabajando toda la mañana.

-¿Y tú sí? Haciendo unas supuestas maletas...

-Debía evitarle. No lo quiero ni ver, fue por su culpa.

-Yo creo que le echas la culpa a él porque no quieres admitir que fuera tuya. -Dicho esto, me levanto y me asomo al balcón, desde donde veo a dos chicas rubias enfrente el portal, Marta y- ¿Aurea?

-¿Qué has dicho cariño?

-Nada, voy a bajar a decirle que se callen, a ver si estando más cerca se entera que no son horas.

-Bien hecho.

El tramo de quince escaleras que hay hasta el portal se me hace infinito. Me parece que pasan horas hasta llegar. Una vez abajo, las veo a través del cristal. Efectivamente, dos chicas, una con una cabellera rubia y otra con media melena del mismo color hablan al otro lado. Ambas tienen sonrisas en sus caras y sus ojos brillan como nunca.

-¿Por qué has tardado tanto? -Se me llenan de lágrimas los ojos y las dejo salir, quiero empezar a ser sincero con ellas. -Estás preciosa, estáis -digo mirando también a Marta.

-Papá, lo necesitaba, aquí me absorbía las ganas de vivir entre este pueblucho y mamá. Tuve que dejarlo todo para no estallar en mil pedazos y dejar de ser yo. Y fue lo más duro, pero estar fuera de aquí me hizo darme cuenta de qué es crecer, alejarse y vivir sola. Al menos por un tiempo, antes de conocer a mis compañeros de clase y piso.- entonces se giró y le dijo a una chica que esperaba en el coche- Come here Hannah, he is my father; ésta es Hannah, mi compañera de piso y mejor amiga austríaca.

-Así que estuviste allí todos estos años. Dime Au, ¿tienes intención de saludar a tu madre?

-Sólo que me vea, quiero saber cual es su reacción, pero voy a volver a Austria hasta verano. Luego, en septiembre, empezaré a trabajar en Barcelona e iré a vivir con Marta. Soy diseñante gráfica papá, llevo tres años trabajando en una cooperativa que tiene sede aquí. Trabajo fijo y bien pagado, como siempre me has dicho que debía conseguir.

El cuerpo deja de estar rígido y alejado de ellas, abrazo a mis dos hijas y mis lágrimas no dejan de descender por mis mejillas. Que me haya dicho que van a vivir juntas me llena de alegría, porque de una vez por todas van a demostrar a su madre que han sido uña y carne toda su vida, que se llevan bien y cuentan entre ellas.Que vayan a estar en Barcelona significa proximidad, después de tanto tiempo, es lo que más necesito de ellas.

-Hannah, I'm sorry that the first time when you meet with me, I'm in tears, but the last time that I saw Aurea was 7 years ago.

-Don't worry, she told me about what happened and I understand. Also, I only want see your wife's reaction of Aurea's arriving.

-All we are expecting.

Todos menos la mujer a quién amé toda mi vida. Las chicas y yo subimos rápido las escaleras, no sin hacer ruido hablando un poco en los pocos que son. Con las prisas no había cogido las llaves, por lo tanto pico, y dejo que sea Áurea quien espere enfrente. Se escuchan los pasos lentos de mi mujer, la vuelta de llave y todos sabemos cómo nos ve a través de la mirilla. Entonces, lo que debería haber sido un suspiro es casi un susto, abre la puerta y mira al suelo.

-¿Quién eres tú? José, ¿quién es? Marta, ¿qué haces aquí?

-Sólo quería decirte, que he vuelto para darme cuenta que por muchos años que pase lejos de ti, no me has echado de menos. Soy tu hija menor, Áurea. Y me fui de esta casa porque me quitabas la vida siendo tan exigente, solo papá y marta lo hacían mejor y conseguiste que ella se fuera y él no quisiera decir nada cuando estabas delante. -Áurea señala por segunda vez a Hannah- Ella es mi mejor amiga allí donde he pasado los últimos 7 años: Hannah. Es austríaca y no le he podido enseñar suficiente español para que nos entienda ahora mismo, pero sabe perfectamente lo que te iba a decir. -Da un paso atrás, y sigue hablando- ¿Qué es eso de preguntarme mirando al suelo? ¿Acaso te avergüenzas de no reconocerme? ¿O es que no quieres admitir que estoy viva? Hannah, we go to George's house, come on. - y empieza a andar con su esbelta figura y su cabellera moviéndose de un lado a otro.

-Madre mía. Esperad chicas, qué voy con vosotras. -dice Marta siguiendolas.

-Áurea. -dice casi sin voz.

La abrazo y ambos lloramos por lo que ha ocurrido hoy, noto como se le rompe el corazón poco a poco. Áurea tiene la razón, no hay más que decir. No puedo defender a su madre, esta vez no.

La huida soñadaWhere stories live. Discover now