CAPÍTULO 8

2 0 0
                                    

2011

- ¿Y porqué te dejó Gabri?

- Decía que el hecho de vernos poco estaba enfriando sus sentimientos por mi, tan fogosos que fueron en su día, y que por lo tanto no acababa de disfrutar del todo de mi compañía.

- No jodas, ¿así, sin ninguna otra explicación que no te hiciera llegar a la conclusión que se había cansado de ti?

- Sí. Nunca hubiera pensado que sería así. No sé, vivía con la idea de que sería una ruptura de mutuo acuerdo y eso. Pero, el acuerdo ha sido entre ella misma, sólo me pude adaptar a su decisión.

- Estabas demasiado empanado para darte cuenta que ella se quería liar con otros tíos pero el hecho de estar contigo le quitaba esa libertad. Y, Jordi, que no te preocupe eso, que no te crea un trauma de tener pánico al rechazo de una nueva relación o de no poder llegar a tener pareja otra vez. El amor solo es constante en algunas etapas de tu vida, o sea, que vas a estar meses sólo tonteando con chicas o pasando de ello y otros que habrás conocido a alguien distinto y le vas a querer durante lo que dure, un mes, dos, medio año, uno entero, cinco; los que sean, y vas a tener que guardarte el recuerdo de esos meses que disfrutaste mientras no lleguen otro más. Porque, ¿sabes qué? Una ruptura de algo de dos meses puedes llegar a doler tanto como algo de 10 años. Sólo que la persona se haya encabezonado en qué hizo mal, más dolor le recreará ella. Supongo que por eso yo no quiero tener pareja aún, porque aunque no "lo dejamos" ni lo considero abandono, sigo queriendo a lo que queda de Au en mi mente. Me encantaría hablar con ella, es algo necesario.

- Ya veo, si yo pudiera también lo haría. A veces pienso en cómo debe estar ahora, de qué me hablaría, qué películas hubiera visto para luego comentar, qué reflexión filosófica habría desarrollado durante esos minutos que le impiden dormirse a la primera. Y un millón de cosas más. Sigo pensando, de qué hablábamos los últimos días antes de que desapareciera, algo que me diese una pista de su ubicación. ¿Será algo voluntario o se ha visto obligada?

Sentí un leve sonido a mi derecha. David estaba llorando a mi lado, silencioso, como Áurea me había contado alguna vez. Se me partió el corazón. Yo sí sabía cómo estaba Au a día de hoy, la veía cada día por skype, me enviaba fotos cada vez que quedaba con sus compañeros de clase y cuando la liaba en la cocina con Hannah.

- No sé lo diré a nadie si quieres. Sólo te digo, que si necesitas hablar de ella, estaré encantado de recordar buenos momentos que pasamos.

- Gracias tío, ambos deberíamos contar el uno con el otro, supongo que al final Áurea nos consiguió juntar, aunque por ello hiciera falta su ausencia.

- De nada. En fin, sigamos soñando que volverá, ¿de acuerdo?

- Sí, venga, vayamos a comer unas bravas en tu bar.

- Ep, para el carro, aún es de mis padres. Eso sí, invita la casa.

- Perfecto, me estoy helando de frío en este banco.

La huida soñadaWhere stories live. Discover now