Siento ansiedad. Siento alegría, emoción. Siento un millón de cosas lindas que no sé como explicar.
Siento el usual torbellino de emociones que aparece, cada vez que estoy junto a Jaden.
Si alguien me hubiera dicho, el día que me lo encontré y me causó un horrible moretón en el pómulo. El día que me hizo caer y me regalo su chaqueta amablemente, mientras yo lo quería matar, que un día estaríamos juntos; juro que le hubiera dado el galardón por la mejor broma del año. Sin embargo, esa persona hubiera tenido la razón del mundo y hoy estuviera restregándome el famoso: Te lo dije.
«Créelo de una vez, ya niña. Tienes una cita. Estás en una cita con Jaden» la vocecilla me repite una y otra vez, sólo para que me lo crea. Realmente no lo creo aún.
No es una cita romántica o lujosa. No es en un restaurante a la luz de las velas, con una orquesta tocando música de fondo. Pero es sencilla, fresca y me encanta. Me encanta que prefiramos comer unas deliciosas hamburguesas en un buen lugar, mientras conversamos de cualquier locura. Pero nos sentimos bien. Nos sentimos bien porque nos mostramos tal y como somos uno frente al otro. Sin lujos, sin reservas. Sin citas complicadas y costosas. Y eso, hace de esta cita, una muy buena cita.
Estamos en un pequeño parque que está a las afueras de la ciudad. No está muy lejos que se diga, pero es una especie de pequeña reserva forestal, donde se pueden hacer caminatas y dar paseos en bicicletas.
Son cerca de las siete y ya está muy oscuro, pero el lugar luce muy bien. Tiene buena iluminación. Jaden estacionó el auto, en un lugar desde donde se puede observar todo el sendero entre los árboles.
Me giro para verlo, cuando termino de sentarme sobre el capó del auto. Trae en una mano una bolsa que sé que contiene hamburguesas y en la otra, trae otra bolsa que supongo contiene las bebidas.
Maliciosamente, le echo una ojeada de pies a cabeza. Su vestimenta que comprende un jeans y una camisa de botones a cuadros, lo hacen lucir atractivo. Yo no me veo así de bien, ni estoy demasiado arreglada. A decir verdad, visto un desaliñado atuendo conformado por un short de jeans -no muy corto- y mi camiseta favorita de Coldplay. Esto debido a que Jaden llegó al apartamento, me dijo que saldríamos y literalmente me tocó salir, con lo que traía puesto.
—Hamburguesa a la orden, señorita —dice Jaden, al tiempo que se para justo frente a mí y deposita ambas bolsas sobre el auto a mi lado.
—Se le agradece, señor —le regalo una sonrisa pero veo que él me mira serio.
—¿Señor?— yo asiento divertida —. Me haces sentir un anciano.
Yo río y me encojo de hombros —Pues tal vez lo seas.
—Vamos, no seas así. Ya sabes mi edad. Sabes que estoy en el auge de la juventud —dice con tono sabio y me causa más risa.
Sé que tiene veinte años, según me dijo está por cumplir los veintiuno.
—Como usted diga joven... —me detengo y lo observo —.Nunca me dijiste tu apellido, por cierto.
Ahora que lo pienso es realmente, un tanto ridículo estar en un lugar como este, teniendo una "cita" con alguien que ni siquiera sabes su apellido.
Se sube al capó, tomando asiento a mi lado y empieza a sacar una de las hamburguesas. Quita el envoltorio y la lleva a su boca para dar una mordida —¿No te lo dije?— habla con su voz atorada por el bocado en su boca.
Imito su gesto y saco mi hamburguesa de la bolsa —No y pensándolo bien, quiero tu nombre completo —observo la hamburguesa y se se ve tan deliciosa por lo que no dudo más en darle un mordisco.
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Del amor al odio [DAAO, LIBRO I] [CORRIGIENDO]
RomanceUn adiós por amor. Un beso por odio. Recibí ambos, y no sé cuál me hizo más fuerte. CRÉDITOS DE LA PORTADA A: @EditorialLatina QUEDA TOTALMENTE PROHIBIDA SU COPIA O ADAPTACIÓN. OBRA REGISTRADA EN SAFE CREATIVE: 2109039170215