CAPITULO 36

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A veces, los días pasan demasiado rápido. Me quedan exactamente tres días en Westwood para luego viajar a casa con Derian. Hace un día que salimos de vacaciones en la universidad, pero mi trabajo en la boutique me permitirá marcharme hasta el sábado por la tarde.

Si por mis padres fuera, yo ya estuviera allá. Están que no caben de la emoción por vernos a Derian y a mí, a esto le sumo la emoción por las festividades de las fechas que se aproximan.

Llegaron las aclamadas fiestas de diciembre. Yo no estoy tan emocionada que se diga, pero no niego que son fechas buenas, aunque justo ahora me encuentro muy pensativa al respecto. Siempre pasamos la noche buena y fin de año en familia y me encanta. Siempre ha sido así.

Pero ahora, estoy pensando en las posibilidades que hubieran de pasar una de esas dos fechas con Jaden. Sé muy bien que eso implica presentarlo con mis padres. Ya lo hemos hablado y él no pone ninguna excusa, pero soy yo la que no está segura de hacerlo.

Ya tenemos mucho tiempo de estar juntos, pienso que sería buen momento para que se conozcan. Pero con tantas cosas que han pasado y conociendo a mi papá que ama la investigación, el temor de que investigue a Jaden ha vacilado por mi mente un par de veces.

Creo que aún tengo que pensarlo bien.

Volviendo a mi actualidad laboral, puedo decir que la boutique ha estado abarrotada las últimas semanas. Las ventas se han duplicado y nuestro trabajo también. Sin las clases, mis horarios cambiaron. Me toca hacer turno completo y salgo un poco más noche, por suerte viajo a casa ya sea con Juri o con Jaden, si viene a recogerme.

Justo ahora, estoy ayudando a Juri a colocar unas cajas en bodega. Hace una hora que cerramos el local pero tuvimos que quedarnos a ubicar la mercadería nueva.

Un bostezo se me escapa mientras paso una a una las cajas de zapatos a Juri. Ella está en el reducido cuarto de bodega, ubicando una encima de la otra, y yo estoy parada afuera, viendo el pequeño espacio con repulsión imaginando que soy yo la que está adentro. Sólo de pensarlo se me eriza la piel.

Una vez terminamos todas las cajas, ella sale suspirando y se sienta en el piso del pasillo con la espalda recargada en la pared. Yo imito su gesto y me siento a un lado de ella.

—Te lo juro. Estoy muerta de cansancio —se queja mientras hace círculos con su cabeza.

—Dímelo a mí —me quejo cansada y froto mis cienes con las manos—. Dime que es todo lo que tenemos por hacer ahora.

—Sí, Eleonor dijo que solo los zapatos —hace un pequeño encogimiento de hombros—. Sólo hay que esperar que Mic termine de descargar lo que falta y nos largamos —termina de hablar y flexiona sus rodillas para ponerse de pie.

La observo desde abajo y le estiro mis brazos para que me hale y me ayude a ponerme de pie. Me da un tirón y ambas nos quejamos dramáticamente. Avanzamos a paso lento hacia el pasillo para ir a la sala de ventas. Ella se sienta en uno de los asientos que son para cuando los clientes se tallan los zapatos, y yo me quedo al otro lado del cubículo de caja ordenando unos papeles.

—¿Cómo van las cosas con Derian?— pregunta y la veo ladear su cabeza con curiosidad.

Resoplo y me encojo de hombros —Por ahí.

—No creo que sea tan resentido y aún no supere las cosas. Además no es como si hubiera sido la gran cosa —rueda los ojos y yo río un poco.

—No conoces a Derian. Para él es como si yo hubiera quedado tachada de por vida por haber pasado 3 horas en una delegación y él..., pues siente que falló con su autoridad —termino de ordenar los papeles y me recargo en el mostrador a mi lado—. Dijo que él tenía la culpa por no haber evitado que yo asistiera a ese tipo de cosas.

Del amor al odio [DAAO, LIBRO I] [CORRIGIENDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora